Periferia

13 de Mayo de 2019

La UNTreF abrirá un posgrado en Genética y Derechos Humanos a cargo de Víctor Penchaszadeh

La instancia se enfoca en una de las áreas más desarrolladas de la genética en nuestro país. Estará a cargo de Víctor Penchaszadeh, co-creador del "índice de Abuelidad" que permitió la restitución de la identidad a 129 nietos. La presentación contará con la visita especial de Estela de Carlotto.

La Universidad de Tres de Febrero (UNTreF) abrirá una nueva instancia de posgrado en Genética, Derechos Humanos y Sociedad.  

El curso estará a cargo del prestigioso genetista argentino, Víctor Penchaszadeh, co-creador del “indice de Abuelidad” que permitió la identificación de 129 nietos apropiados durante la última dictadura militar.  

El curso abrirá un espacio de interdisciplinariedad para comprender la importancia de la genética desde una perspectiva integral y orgánica con la vida social, histórica y política de nuestra sociedad.  

“El nuevo posgrado aborda de forma innovadora y multidisciplinaria la intersección entre las nuevas tecnologías genéticas (genética reproductiva, edición de genes, bases de datos genéticos y otras) y los derechos humanos”, explica el comunicado de la Universidad de Tres de Febrero.  

La presentación de la carrera se realizará mediante una jornada de la que participarán sus docentes junto a referentes de organismos de Derechos Humanos. La actividad contará también con un panel sobre las Implicancias Éticas y Sociales de las Tecnologías Genéticas. 

La nueva instancia curricular será presentada el próximo miércoles 22 de mayo a partir de las 9 de la mañana y contará con la asistencia de autoridades de la UNTreF, de Víctor Penchaszadeh, director del posgrado, y Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, como invitada especial. 

La apertura tendrá lugar en la sede Rectorado Centro que la UNtreF tiene en la ciudad de Buenos Aires, y es una actividad no arancelada. 

El BNDG y la multidisciplinariedad 

El desarrollo de líneas de investigación y trabajo científico de la genética en relación con los derechos humanos tiene origen en la última dictadura militar, en Argentina.  

En esa historia están presentes Penchaszadeh y Estela de Carlotto, en primera persona. Las implicancias de ese desarrollo llegan hasta la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), en 1987, por una solicitud de Abuelas de Plaza de Mayo al ex presidente Raúl Alfonsín, cuando la genética ya estaba en condiciones de responder “con ciencia” a su búsqueda de años. 

El relato de esa historia aparece descripto en “Las Abuelas y la Genética”, una invalorable obra historiográfica con el relato en primera persona de la búsqueda de Abuelas de Plaza de Mayo, que registra con una eficacia literaria descomunal, el cruce entre ciencia, derechos humanos e historia política de nuestra sociedad.  

La búsqueda de abuelas y la respuesta de la ciencia 

Tras leer una nota en el Diario El Día, de La Plata, Estela de Carlotto supo de la existencia de las pruebas de paternidad. Con el recorte periodístico en mano, un grupo se lanzó a una gira por los principales centros de genética de 12 países del mundo, sin resultados. 

?Cuando las conocí a Estela (Carlotto) y Chicha (Mariani), en el ?82, no estaban buscando explicaciones científicas. Ellas estaban buscando una respuesta. Si iban a poder identificar a sus nietos robados una vez terminada la dictadura?, contaba en 2017, durante la celebración por los 30 años del BNDG, Penchaszadeh al portal Notas.  
 

?Yo las pude tranquilizar porque estaba convencido que había una respuesta desde la ciencia, si bien yo no tenía una idea clara, en ese momento, de cuál iba a ser esa respuesta, ni cómo iba a gestarse?, añade. 

Hasta que, en 1982, en Nueva York, dieron con Víctor Penchaszadeh, el genetista argentino que tuvo un rol fundamental en conformación de lo que, a posteriori, sería conocido en el mundo como ?índice de abuelidad?, que hasta hoy permitió la restitución de la identidad a 129 nietos. 

La respuesta científica al reclamo de abuelas permitió que hoy, entre 100 y 120 personas, mensualmente, se acerquen al BNDG con la sospecha de ser hijos de desaparecidos. 
 

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