La presidenta del Conicet, Ana Franchi, estuvo el jueves al mediodía en la ciudad de Santa Fe para inaugurar obras en la sede del Centro Científico Tecnológico del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas y brindó una entrevista en la que definió la importancia de afianzar a largo plazo la política científica nacional.
La titular del máximo organismo de ciencia y tecnología brindó una entrevista al diario El Litoral.
-¿Qué papel deberían jugar la ciencia y la tecnología en la Argentina de los próximos años? y ¿Cómo se inserta la producción científica santafesina en ese esquema?
En el plan Ciencia 2030 que fue presentado hoy (por el último jueves) ante el Consejo Económico Social y que estimamos que en los próximos días llegará a las Cámaras Legislativas, fija las prioridades nacionales de investigación durante los próximos ocho años, entre las que se encuentran las energías renovables, el envío de satélites al espacio, salud, educación, pobreza, cambio climático, entre otros.
Hay que decir que el Conicet financia sus recursos humanos, expresados a través de las carreras de investigador y personal de apoyo, alrededor de doce mil becas (doctorales y postdoctorales) y personal administrativo tanto de la sede central como de los centros provinciales. Entonces, esas líneas de acción estratégicas es desde donde se van a priorizar los financiamientos.
La provincia de Santa Fe tiene una gran cantidad de investigadores, becarios y personal técnico, y un gran desarrollo en muchas temáticas, como biomedicina, alimentos, agro, informática y las ciencias sociales y humanas. Esto se replica en toda la zona centro del país, que es la que concentra casi el 85% del desarrollo científico. Lo que deriva en una distribución bastante asimétrica. Y uno de los objetivos tanto del Plan Ciencia 2030 como de la Ley de Financiamiento de Ciencia, Tecnología e Innovación -que plantea incrementar año a año los recursos destinados al área hasta llegar al uno por ciento del PBI- es disminuir las asimetrías provinciales.
-La transición energética parece ser una de las áreas claves, ¿Cuáles son los desafíos y las oportunidades para el desarrollo en este sector?
-Estamos tratando de ir hacia energías más limpias, más amables con el ambiente. Hay varios grupos que están trabajando en este aspecto. Hace dos días, estuvimos con el Presidente Alberto Fernández en Berisso recorriendo las instalaciones de Y-TEC, empresa de investigación y desarrollo para la industria energética, del que pertenece el 49% al Conicet y el 51% a YPF. Allí se está trabajando, junto a la Universidad Nacional de La Plata y los ministerios de Defensa y Desarrollo Productivo de la Nación, en la primera planta de baterías de litio. Pudimos observar la obra civil de la planta y esperamos para octubre la llegada del equipamiento proveniente de China. La idea es que en diciembre tengamos las primeras baterías de litio de producción nacional.
Esto es un avance muy importante, ya que para su uso las energías alternativas necesitan de una fuente de almacenamiento, como el de las baterías. Y así, por ejemplo, el ministerio de Defensa está interesado en utilizarlas para el funcionamiento de radares.
Además, esta planta es un modelo piloto que podrá ser replicado en cualquier otra provincia que esté interesada. Entre sus usos, destacamos un proyecto que dará abastecimiento de energía a una isla de Berisso que no cuenta con electricidad, a excepción de generadores a base de gasoil que además de ser caro es contaminante. Allí se instalarán unos 850m2 de paneles solares para que la energía recolectada se cargue en las baterías de litio y con el compromiso de la provincia de Buenos Aires para concretar el tendido eléctrico hasta las casas para que estos hogares tengan electricidad. Entonces, con propuestas de este tipo apostamos a llevar energía a pueblos alejados y que se haga de manera limpia.
-¿El litio es la energía del futuro?
-El litio es un elemento que se está trabajando mucho. Pero hay otras fuentes de energías limpias. Por ejemplo, en estos días, salieron los resultados de una línea de subsidios, de los cuales uno de ellos lo ganó Y-TEC para investigar en hidrógeno. También está el tema de la electro movilidad. Así que se va avanzando en paralelo al uso de hidrocarburos, porque esto no es un “prendo y apago”.
Ana Franchi: “Los científicos tendrán mayor demanda para transferir sus desarrollos”
Lo importante es que este tipo de tecnologías sean desarrolladas en el país. La pandemia nos demostró que la ciencia es soberanía, nosotros tuvimos la posibilidad de contar rápidamente con vacunas cuando hay continentes como África que no llegó al 25% de vacunación. Lo mismo con la producción de alimentos, que con la guerra quedó expuesto.
-Las Universidades son un gran pilar en la investigación nacional, ¿están preparadas para estos desafíos?
-En cuanto a capacidad creo que sí están preparadas. Los institutos trabajan junto a las universidades. Incluso, la mayoría de investigadores e investigadoras son docentes universitarios.
Sin embargo, el desarrollo científico y tecnológico no siempre estuvo entre las prioridades de gobierno. En el período anterior tuvimos cuatro años de desinversión, donde se pararon las compras de equipamientos. Por ejemplo en cuestiones básicas como vehículos de tierra para ir a campo en geólogos o de mar para investigaciones marinas, y todos esos insumos datan desde 2013. También hubo varios edificios que interrumpieron su construcción.
Ahora, afortunadamente, estamos continuando o empezando nuevas construcciones, por ejemplo en las ciudades de Santa Fe, Rosario o una ampliación en Esperanza. Sabemos que necesitamos espacio, equipamiento. Pero sobre todo necesitamos continuidad para que la ciencia y la tecnología sean una política de Estado. Porque las vocaciones científicas son escasas en todo el mundo. Formar un investigador es un largo proceso de casi quince años, y si luego de cuatro años lo interrumpís eso hace que se vayan a investigar afuera o se dediquen a otro trabajo.
-¿Cómo se logran motorizar las vocaciones?
-Las vocaciones científicas aparecen muy temprano, casi en la escuela primaria. Por eso nosotros queremos incentivar los lugares de divulgación científica para que los chicos y las chicas de las escuelas vean que en su país se produce ciencia.
También, tenemos algunas becas para el secundario para que hagan pasantías en centros de investigación. Esas son cosas que inspiran mucho. Hace unas semanas estuvo en la Fundación Argentina de Nanotecnología, donde había un pibe muy joven, que me contó que en la escuela había participado de un proyecto “Nanotecnólogo por un día” y que esa experiencia le encantó al punto que se decidió a estudiar ingeniería industrial.
Así que necesitamos mostrar todo lo que se puede hacer en nuestro país y también en cada una de las provincias, para conseguir que cada vez más jóvenes, sean hombres o mujeres, elijan dedicarse a la ciencia.
-El rol de la mujer en la ciencia se ha visibilizado mucho ¿Qué hace falta para superar las barreras de género?
-El Conicet está integrado por un 53% de investigadoras y un 60% de becarias. En las universidades también hay muchas docentes. El problema está en cómo acceden las mujeres a los lugares más altos y de conducción. Hay pocas rectoras y yo soy la segunda presidenta del Conicet en 64 años.
Creo que lo fundamental es que el tema está en discusión. Como bien dice Dora Barrancos, el punto está en cuando una mujer se da cuenta que no es un problema personal, sino que parte de un sistema que no le facilita el progreso.
Para nosotros es un tema importante. Tenemos líneas de investigación sobre la violencia, contamos con un observatorio, impedimos que personas que tengan más de dos denuncias sean directores. También, empezamos a pagar el plus maternal, estamos construyendo jardines maternales y lactarios, que hacen a un ambiente propicio para las mujeres sigan investigando.
Entrevista para el Diario El Litoral (Santa Fe).