El Doctor en Química especializado en Nanotecnología, decano del Instituto de Nanosistenas (INS) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSaM), Galo Soler Illia, accedió a una entrevista exclusiva con Periferia, en la habló sobre el borrador de propuestas legislativas ligadas al área de ciencia y técnica que impulsará si consigue acceder a una banca en la cámara de Diputados.
Claro que para ello, el integrante en el sexto puesto de la lista encabezada por Adolfo Rubinistein (ex ministro/ secretario de Salud del gobierno de Mauricio Macri), deberá obtener un triunfo considerable sobre la lista liderada por la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal en la Ciudad de Buenos Aires, en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de Juntos por el Cambio.
El desafío es nada sencillo, por los nombres de peso que lleva la lista del PRO en CABA, pero, también porque compite con otra lista radical: la encabezada por Ricardo López Murphy.
Soler Illia es investigador del CONICET y, para estas elecciones, es, además, una de las figuras impulsadas desde la Fundación Alem, reconvertida en think tank del radicalismo por quien fue Secretario de Articulación Científico-Tecnológica del Ministerio (y Secretaría) de Ciencia y Tecnología del macrismo, Agustín Campero.
El nieto del ex presidente radical, Arturo Umberto Illia, contó a Periferia, su lectura de la política científica del gobierno de Mauricio Macri y, también, de la actual gestión.
P.: En las listas, el PRO no tiene científicos y científicas prácticamente representando al sector, pero si el radicalismo, tanto en Provincia como en CABA, ¿Por qué pasa eso?
Galo Soler Illia: La lista nuestra expresa una parte del radicalismo y va con tres listas y en dos de ellas hay personalidades del CONICET como Facundo Manes, Mónica Marquina. Eso es consecuencia de que el radicalismo estuvo trabajando mucho el último año, en pandemia, con la Fundación Alem, en equipos y comisiones de Educación y Ciencia, nos dedicamos a hacer análisis de datos, de Covid, que vinieron de otros sectores que avalaban políticas, y nuestros datos sirvieron para analizar políticas y ver que prospectiva se podía tener, esa es la propuesta científica, y eso derivó en que mucha gente valiosa de la fundación se animara a trabajar más con la UCR, que terminó seleccionando gente interesante. La lista que yo integro decidió hacer una lista más por currículum que por prontuario, privilegiando gente que venía de organizaciones sociales que vinieran del ámbito científico y las políticas públicas, con muy buena formación, como Mónica, como Adolfo Rubinstein. Todos hemos trabajado usando la ciencia para tomar decisiones con información adecuada. Desde el radicalismo ahora queremos un gobierno y políticas basadas en la evidencia.
P.: ¿Cuáles son las propuestas centrales que lleva el radicalismo para el sector de ciencia y técnica al Congreso y que considerás sobre dos normas centrales como la Ley de Financiamiento del Sistema de Ciencia y Tecnología y la Ley de Economía del Conocimiento?
G.S.I.: Esas dos leyes son la punta de lanza. Son leyes que ya han sido aprobadas. A mi modo de ver, hay que discutir internamente y hay que discutir mucho los detalles, tanto con quiénes hicieron las leyes en la parte fina. La ley de Financiamiento de Ciencia y Tecnología pone el énfasis en el presupuesto asignado, y luego hay que ver quien administra el presupuesto, quién es la autoridad de aplicación, y dentro de Argentina el sistema de ciencia y tecnología es muy variopinto, porque no solamente el CONICET el foco de la ciencia y la tecnología sino que se realiza también en universidades públicas y en otros organismos como la CNEA, el INA, el INTI, el INTA, etc. y todas esas dependencias del Estado tienen distintas dependencias jerárquicas, entonces, si el Ministerio de Ciencia y Tecnología es el que va a regular el presupuesto va a tener que tener una articulación con otros ministerios para la que se va a tener que ser muy finos para que no se pierda en la burocracia. Hay que trabajar mucho en eso, en lo administrativo y lo legislativo. La ley de Economía del Conocimiento está bien, pero se hizo a último momento un patchwork que beneficiaba a unas unidades y no a otras, y lo que pasó es que una empresa de base tecnológica de entrada tiene que pagar un montón de impuestos, trabajar con su patrimonio, con lo cual la entrada al sistema es bastante engorrosa para casos que en general no tienen éxito. No hay que desanimar a que la gente entre a la innovación y la generación de nuevos talentos. Cuando la gente ve que es muy tortuoso trabajar en una empresa de base tecnológica se va a otros países como Uruguay o Israel que es mucho más fácil. Entonces todo el valor agregado, que es inmenso, lo perdemos por rapiñar unos poquitos impuestos.
P.: Hay un discurso de racionalizar la gestión estatal que es propio del radicalismo, en lo que afirmás…
G.S.I.: El gobierno radical representa al pueblo, a la clase media y media baja que tiene aspiraciones de mejorar a través de la inserción laboral, la educación y la cultura. Una de nuestras banderas, de hecho, es la reforma universitaria de 1918, que hoy es motor de la sociedad, que son las universidades públicas libres y gratuitas.
P.: Junto al decreto de Perón…
G.S.I.: Si, pero la reforma es del 18. Las ideas son esas. Pero otra cosa importante es que el gobierno radical siempre tiene una transparencia, y el exceso de burocracia permite los ´kioscos´, y los kioscos son tarifados, y eso también es del ´45, y anterior. Los peajes son privativos de Argentina, y hay que bajarlos.
P.: Con el gobierno de Macri cayó un 42% la inversión pública en ciencia y tecnología ¿Hacés cuestionamientos al respecto? ¿Con qué lectura del pasado retoma la carrera el radicalismo para ocupar cargos públicos?
G.S.I.: Lo que hizo Macri, en general fue un ajuste de gasto tendiente a bajar el déficit. Cuando vos hablabas con los funcionarios de esa época y uno estaba indignado porque bajaba el porcentaje, te decían que Defensa había bajado mucho más, por ejemplo, o bajaban otras dependencias. La explicación no era suficiente, pero se estaba en un momento de crisis por un montón de cuestiones que dejó el gobierno anterior. El gobierno anterior siempre deja una bomba de tiempo armada. Yo creo que el gobierno de Macri no entendió que la ciencia es una inversión y que tanto el sistema científico y universitario argentinos, aún estando corroídos y con bajo mantenimiento, cuando le das la oportunidad el sistema responde fuertemente y te amplifica el conocimiento y las ganancias. Un claro ejemplo es lo que se hizo el año pasado con el Covid, cuando muchas de las compañías que tuvieron financiación tuvieron avances muy interesantes, útiles para la sociedad y la economía, y muy sorprendentes. Macri lo vio como una cuestión financiera. En segundo lugar, había una situación crítica en la ciencia, que es que hay una multitud de investigadores trabajando en temas muy diferentes, y no tenés orientaciones. Las hubo en el gobierno de Néstor Kirchner, dónde hubo una política científica. Hasta 2010 que se empezó a inflar el sector, por no haber política de apoyo a determinadas ramas, y como que se dejó todo con una financiación plana. Además, hubo una entrada muy grande de gente al CONICET. Nosotros lo alertamos a eso, y nos trataron de ´vendepatrias´, ´asesinos´, pero estoy convencido que la política de Kirchner de traer nuevos recursos humanos y de abrir el CONICET y la financiación fue completamente acertada porque no había entrada a carrera con Menem y De la Rúa, y había poco financiamiento a ciencia y universidad, pero luego se abrió mucho la carrera (Carrera de Investigador Científico – CIC), por eso yo fui muy crítico de lo que hizo Salvarezza (cuando fue presidente del organismo). Yo, como soldado de la ciencia que está en el llano, ver entrar un montón de gente a lugares que no tienen financiación en sus investigaciones, ni infraestructura, no están en condiciones competitivas de entrar y se frustran mucho.
P.: Entonces, ¿la alternativa son las universidades para los investigadores?
G.S.I.: Y no sé, las universidades tampoco tienen una enorme entrada de ingresos. Pero, además, vos estás formando mucha gente en universidades y no todos van a ser investigadores. No es posible dar una carrera del CONICET a todo el mundo. Muchos de los chicos que entran van a lugares que no tienen recursos, entran para que el instituto tenga más gente y el instituto (del CONICET) sigue trabajando más o menos en lo mismo. No es lo mismo hacer entrar una persona al CONICET que generar una línea científica. Eso cuesta mucho, requiere recursos, esfuerzo e inventiva, no es un piloto automático. Cuando entra muchísima gente, esos recursos están mal usados. Hoy gran parte de los recursos del Ministerio de Ciencia están siendo usados para sueldos del CONICET. No está mal que entren, pero hay que replantear cuántos podés traer.
P.: Escuchando lo que afirmás, y si no supiera por qué fuerza vas de pre-candidato, diría que tenés más posibilidades de dialogar políticas con el Frente de Todos que con el PRO, mirando en retrospectiva ambas gestiones. ¿Lo ves así?
G.S.I.: Yo creo que la situación del país y la filosofía del país requiere que la gente de nuestra generación se alíe con la generación que viene después, los chicos más jóvenes con propuestas claras y con buen diálogo y con una síntesis de lo que queremos unos y otros. Muchos colegas míos muy identificados con el Frente de Todos me felicitan y en el fondo llegamos a diálogos donde acordamos que queremos lo mismo. Queremos que la ciencia argentina haga despegar al país y que el rumbo sea más o menos consensuado. Yo con Salvarezza, con quién estoy en las antípodas del pensamiento político, concuerdo en que hay que fortalecer el sistema científico. Con otras personas que están en el ministerio, como Juan Pablo Paz y otras tantas personas valiosísimas que tienen sus ideales y los están poniendo en práctica coincidimos en que tienen ideas que van para que la ciencia apoye el proyecto de país. Otro es Fernando Peirano. Está armando toda una estructura de gente que piensa y que quiere algo más aplicado. Está perfecto que se haga eso, y estamos trabajando juntos. Yo trabajo muy bien con el Ministerio de Desarrollo Productivo, por ejemplo. Ellos tienen la idea de que la ciencia es un requisito importante para desarrollar tecnología, para que el país esté mejor, exporte más. Ahora cuando la política central corta las exportaciones, te hacen pagar dos dólares distintos o te impiden que hagas una publicación en un Congreso, eso es complicado y hay que revisarlo. Que las empresas se vayan a países vecinos es lo que tenemos que evitar.
P.: El gobierno de Macri también tuvo restricciones de macro-política…
G.S.I.: El gobierno de Macri también tuvo las restricciones. La cuestión es que cuando uno se sienta en el asiento de conductor del Estado también tiene que darse cuenta de que la estructura del país tiene un montón de cuestiones que son muy difíciles de resolver, como el tema de la productividad, en el caso de Argentina. Por qué se le dan 15 años de planes sociales a una persona, cuando podrían haber estudiado dos carreras de técnicos. Mendoza está armando una Agencia y líneas de desarrollo para gente que se quiera radicar allá. El conocimiento es federal, de tanto hablar de un CONICET federal. En Santa Fe, el socialismo tenía un Ministerio de Ciencia y lo borraron. En provincia de Buenos Aires, con Vidal, había un Ministerio de Ciencia, y Kicillof lo borró.
P.: Mirando experiencias internacionales, ¿tenés agendadas iniciativas que pueden impulsarse desde Diputados, más allá de las existentes, para el sistema de ciencia?
G.S.I.: Tenemos que trabajar mucho en el tema del manejo del presupuesto científico-tecnológico. Es importante, también, crear proyectos que permitan atraer capitales extranjeros y de argentinos que saquen la plata del colchón. Es importante dar bonificaciones impositivas en un fondo cíclico como tienen la Federación del Estado de Sao Paulo (Federación de Apoyo a la Investigación de San Pablo – FAPESP). Eso se viene manteniendo por varias décadas, con sus problemas, también. Es decir hacer a la gente accionista del sistema científico-tecnológico, como hace Sao Paulo. Eso genera fondos que no tienen que convertirse en una caja. Tienen que estar bien auditados, si están bien conservados, están bien llevados a cabo, para llegar a desarrollos científico-tecnológicos. Un fondo de infraestructura también sería importante, y hoy está dejado de lado. Energía y Medio Ambiente deberían ser seguidos y fondeados. Tenemos una enorme competencia en energía nuclear y en hacer reactores nucleares medianos (CAREM). Eso tiene 40 años, y no instalamos ni uno, a pesar de alimentar con energía a poblaciones medianas, con uranio enriquecido, energías limpias. La gente de CNEA es muy capaz pero no lo hacemos. El CAREM se podría industrializar. Otra cosa es mirar para adelante. Argentina es un reservorio de recursos naturales. Tenemos que hacer un inventario general de esos recursos, porque el día de mañana los países van a tener créditos internacionales según como respeten sus recursos naturales y los usen sustentablemente. Ahí tenemos el acuífero guaraní, los glaciares, el litio, el petróleo. Vamos a tener que tomar decisiones muy duras como obtener riquezas de esos recursos, con una ecuación económica, pero también ambiental.