Por séptimo año consecutivo, el CONICET se destaca a nivel internacional por la calidad de sus investigaciones. Excelencia que contradice el ajuste que el gobierno libertario ensaya desde su asunción.
Claro, es que se trata del organismo que forma a los científicos a los que Javier Milei llamó “casta” y “canallas”, justificando el brutal ajuste y el intento de desmantelamiento. A ello se sumó la anuencia y el silencio de funcionarios como Daniel Salamone (presidente del organismo) y Darío Genua (Secretario de Ciencia), cuya gestión más visible son despidos y cierre de programas de financiamiento a la investigación científica.
En el exterior la ven
A pesar de los ajustes presupuestarios y el desmantelamiento del sector, el prestigioso Ranking Scimago 2025 vuelve a ubicar al Conicet como “la institución de investigación científica, del ámbito público y de gobierno” más prestigiosa de Latinoamérica. Conserva esta posición desde hace siete años y se ubica en el puesto n° 79 entre 5 mil organismos a nivel mundial. Es el mismo Conicet que el presidente Javier Milei quería privatizar desde antes de asumir y que legisladores libertarios como Bertie Benegas Lynch directamente buscan eliminar.
El Ranking Scimago es un sistema que clasifica a nivel mundial el desempeño de las instituciones de investigación, en base a una serie de parámetros, como son la cantidad de publicaciones, los avances en innovación y su impacto social. El Conicet ocupa ese lugar de privilegio en la región, y le siguen otras instituciones de relevancia, como son los Consejos de investigaciones científicas y técnicas de México y Brasil.

Un organismo líder, a pesar de Milei
Ana Franchi, expresidenta del Conicet entre 2019 y 2023, señala a Página 12: “Por séptimo año consecutivo, el Conicet lidera el ranking de las instituciones de ciencia y tecnología en la región. Esto nos llena de orgullo porque habla de la calidad de nuestros investigadores e investigadoras”.
Roberto Salvarezza, expresidente del Conicet entre 2012 y 2015, apunta en la misma línea: “Contrariamente a toda la propaganda anti ciencia y anti Conicet del gobierno nacional y ante el silencio de las autoridades del organismo, este prestigioso ranking internacional de CyT habla por sí mismo. El Conicet aún permanece al tope de las instituciones de ciencia latinoamericanas y en la posición 79 entre 5 mil instituciones de ciencia y tecnología del mundo”.

Sin conocimiento, sin futuro
En la actualidad, el Conicet tiene más de 10 mil investigadores, más de 11 mil becarios de doctorado y postdoctorado, más de 2.600 técnicos y miembros de la Carrera de Personal de Apoyo a la investigación y aproximadamente 1.500 administrativos. No obstante, la elocuencia de su aporte no es suficiente para un oficialismo que no confía en el conocimiento de bandera y mucho menos en la capacidad de los cerebros locales para aportar valor agregado a una economía sin agenda productiva.
En este sentido, la administración libertaria ha hecho de todo por desmantelar al Conicet. Entre despidos, renuncias y jubilaciones, se estima que el organismo ha perdido 1500 agentes y no ha habido ninguna sola alta. Asimismo, el gobierno de Javier Milei suspendió los ingresos a la Carrera del Investigador Científico, y negó el ingreso formal a más de 800 postulantes que ya habían sido evaluados de manera favorable. Como resultado, jóvenes híper-calificados y formados en el país, en su mayoría doctorados, buscan mejores chances de progreso en el exterior.
Sobre la fuga de cerebros, Salvarezza opina: “Este futuro es el que hoy motiva a jóvenes investigadores y a doctorandos a buscar otros horizontes no solo en Europa o EEUU, sino también en otros países latinoamericanos. La defensa del Conicet, así como también de todo nuestro sistema de ciencia y tecnología es fundamental para retomar en camino de un país que pueda insertarse en el mundo con posibilidades de desarrollo. Sin ciencia y sin tecnología, Argentina no tiene futuro”.
En el presente, la asignación de recursos por parte del Estado en el área científica y tecnológica es menor a la de 2002. Hoy se invierte el 0.15 por ciento del PBI y en aquel momento el 0.17. El poder adquisitivo de los salarios y las becas se redujo un 40 por ciento, y alcanza cifras comparables a 2001.