Tres de las especies más representativas de la fauna del río Paraná padecen las consecuencias de los plásticos, según un estudio del Instituto Nacional de Limnología de CONICET y la Universidad del Litoral.
Un grupo de sábalos, rayas y armados estudiados por científicos del Conicet presentaron microplásticos en sus aparatos digestivos que pueden haber sido ingeridos a través del agua, del sedimento o de otros peces usados como alimentos.
Así se desprende de una investigación que desde hace un tiempo llevan adelante científicos del Instituto Nacional de Limnología (Conicet/UNL) liderados por Martín Blettler (del laboratorio de Hidro-ecología del Inali) en colaboración con la Universidad francesa de Tours. Un trabajo cien por ciento ecológico ya que, según contaron desde el equipo de trabajo, “todos los muestreos y salidas de campo se hacen en kayaks sin ruidos ni contaminación”.
La primera especie estudiada fueron los sábalos, los peces más numerosos en las aguas de la cuenca del Paraná y un ícono cultural de toda la región del Litoral. En relación a eso Bletter explicó que todos los ejemplares estudiados (que fueron recogidos en diferentes lugares del río a la altura de la ciudad de Paraná) presentaron restos de plásticos en su aparato digestivo.
“Recogimos ejemplares en distintos lugares con mayor o menor contaminación para tener una descripción más holística y encontramos para sorpresa nuestra que el 100 por ciento de los sábalos tenían microplásticos en su tracto digestivo”.
El tipo de material más frecuente que apareció fueron fibras provenientes fundamentalmente, suponen los investigadores, de prendas de vestir que pasaron por el lavarropas y dejaron su rastro de microplásticos en el agua que se va con el lavado. “Cada lavado libera una cantidad enorme de fibras y eso luego va a los cursos de agua. Como la mayoría de las prendas que usamos no son de algodón sino de poliéster pensamos que esas fibras que encontramos en los peces vienen de allí” señaló Bletter.
Rayas y armados, contaminados
Después de un primer estudio con sábalos, los científicos ampliaron su espectro de búsqueda a otras dos especies muy conocidas en la región: las rayas y los armados. Para el caso de estos peces, los análisis mostraron aún mayor presencia de microplásticos que en las otras dos, probablemente porque es una especie omnívora que come “de todo un poco”.
“Nos pasó algo tragicómico porque dentro del estómago de un armado encontramos un triangulito de plástico de un sachet de shampú. Es un ejemplo de lo contaminado que está el río”, explicó el investigador, que agregó que estas partículas muchas veces imperceptibles a simple vista están en el agua y en los sedimentos. “Un carnívoro como la raya al ingerir otros peces lo incorpora a su propio organismo, es un fenómeno que se llama biomagnificación donde un contaminante pasa de una presa a su predador tras la captura”.
Un problema con difícil solución
Si bien en la cuenca del río Paraná hay lugares más o menos impactados por esta problemática, nada hace suponer que es un problema local solamente. “Tres especies con distintas dietas muestran lo mismo y esto significa que el río está fuertemente contaminado por microplásticos, que a pesar de que no se ven a simple vista están ahí” señaló el experto.
¿Hay maneras de remediar este tipo de contaminación?
Bletter explicó que con su grupo de trabajo propusieron medidas paliativas “que no van solucionar el problema de la contaminación”. Se trata de barreras de material reciclado para retener los plásticos que van desde las ciudades hacia el Paraná.
En realidad, la contaminación por microplásticos es irrecuperable al día de hoy, ya que no hay disponible ninguna tecnología ni barata ni efectiva que permita removerlo del ambiente. “Nos vamos a tener que acostumbrar a esto porque aún no hay forma de limpiarlo. Sólo podemos intentar evitar el ingreso de nuevos plásticos al sistema”, dijo.
Las soluciones de fondo son otras y deben pasar, según estimó el experto, por más y mejor educación y acción política con el foco puesto en las grandes marcas industriales que son las que generan el problema. “La población tiene que visualizar que esas marcas no tienen el derecho a utilizar plásticos así, o deben al menos garantizar que luego se van a reciclar, lo cual en realidad no ocurre hoy”, señaló.
Los nidos también
El investigador contó que también han registrado contaminación por plásticos en nidos de aves en los que encontraron fragmentos de guata sintética (poliéster), bolsas (polietileno), tanzas de pesca (nylon) y goma espuma (espuma de poliuretano). “Los resultados hasta el momento sugieren que hasta el 90% de la cámara de incubación de estos nidos está construida con residuos plásticos y que sólo el 10% restante son materiales naturales como pasto seco, paja, etc” describió Bletter.