Investigadores cordobeses anunciaron el desarrollo de un gel capaz de liberar antibióticos que podría servir para diseñar cápsulas para administrar fármacos o parches cutáneos que traten heridas o infecciones de la piel.
“El material tiene alta versatilidad y puede liberar altas cantidades de antibiótico en un corto tiempo o cantidades más bajas en forma gradual”, afirmó la doctora María Lorena Gómez, del Instituto de Investigaciones en Tecnologías Energéticas y Materiales Avanzados (IITEMA), que depende de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y del CONICET.
Según lo publicado en la revista “Materials Science and Engineering: C”, los investigadores de IITEMA desarrollaron un hidrogel (plásticos blandos que retienen grandes cantidades de agua) que responde a los cambios de temperatura que ocurren en el organismo como respuesta a enfermedades.
Liberan medicamentos
“Cuando la temperatura aumenta, los geles se contraen y liberan el medicamento encapsulado en su interior”, explicó Gómez, también investigadora del CONICET.
De esa manera, se podría regular la cantidad de antibiótico que llega al sitio de acción en respuesta al cambio de temperatura y retenerlos en su “matriz” cuando no se los necesita.
La Agencia Ciencia y Tecnología consignó en un informe que el método de obtención es amigable con el ambiente, ya que utiliza agua como solvente y para su fabricación emplea LEDs verdes de bajo consumo como fuente de energía.
“Además, los medicamentos se incorporan en el material cuando se genera y conservan íntegramente sus propiedades antibióticas, simplificando el procedimiento de fabricación”, agregó Gómez.
Los científicos probaron “in vitro” que los geles per se no son tóxicos y que los antibióticos liberados son eficaces frente a las bacterias Staphylococcus aureus y Escherichia coli., responsables de muchas infecciones.
En una próxima etapa, Gómez señaló que se podría ensayar el material en animales de laboratorio como prueba preliminar a su aplicación en humanos.
El estudio corresponde a parte del trabajo de tesis doctoral de la química Antonela Gallastegui, quien cursa su quinto año de beca de CONICET bajo la dirección de Gómez y del doctor Rodrigo Palacios, ambos miembros del IITEMA.
También participaron del trabajo los doctores Ignacio dell-Erba (INTEMA, UNMDP), Carlos Chesta y Carlos Previtali, del IITEMA, UNRC; y Mariana Spesia, del Instituto de Desarrollo Agroindustrial y de la Salud (IDAS), dependiente de la UNRC y del CONICET.