La empresa de alta tecnología en robótica, American Robotics, oriunda de la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos, anunció que inició la diversificación de sus vehículos no tripulados a “usos comunes” en barrios que buscan fortalecer medidas de seguridad.
La compañía entrerriana, a cargo de Sebastián Mirich, comenzó fabricando robots no tripulados que se utilizaban en misiones militares y científicas en la región antártica, guiando el camino para que las expediciones eludieran áreas con peligro de derrumbes de tierra y nieve.
En este sentido, la startup argentina que crea vehículos sin conductor y que ya los exporta al mundo, consiguió readecuar la tecnología basada en inteligencia artificial (IA), en la que llevan invertidos más de u$s7 millones, con sensores que permiten capturar imágenes y monitorear en tiempo real y remoto de forma autónoma.
El vehículo no tripulado, UGV, genera alertas en función a la configuración preestablecida y es por ello que ya son captados para sectores productivos como los de defensa y seguridad. Es más, la compañía ya consiguió llevar sus productos a medida, desarrollados íntegramente en el país, a países como Paraguay, Brasil, México y Emiratos Árabes. Mientras perfeccionan sus desarrollos, buscan inversores y socios estratégicos.
Hoy, American Robotics produce soluciones en tres plataformas
La de menor porte, por ejemplo, involucra un peso de alrededor de 350 kilos y se presenta en dos versiones (con y sin ruedas) para servir al ámbito civil, para usar en la industria y en acciones de seguridad ciudadana (como, por ejemplo, el patrullaje perimetral en barrios privados).
Los otros dos modelos, ya de mayor tamaño y peso, tienen por destinatario a la industria militar y de defensa, dado que se pueden transformar en robots bomberos o de comunicaciones, con y sin armamento, que se puedan enganchar (o no) desde un helicóptero y que, según se lo haya diseñado, puede resolver situaciones de rescate, de entrenamiento, y más.
El aporte del CONICET en robótica
La de American Robotics es una propuesta íntegramente desarrollada en el país, desde el boceto hasta el código de software, que se hace a medida y a partir de cuya demanda se configura la IA de cada cliente, entre los que se encuentra el Estado argentino.
Se trata de un startup que no tiene más de cuatro años de actividad, trabaja en conjunto con científicos del Conicet y cuyo equipo está integrado por 20 personas.
En el caso de las soluciones destinadas a la sociedad civil, Mirich señaló a los sectores productivos. “Aplicamos para las grandes industrias, como las productoras de petróleo, de gas, de electricidad o también para parques industriales”, señala a iProUP.
“Es como una computadora con ruedas, que se va moviendo, y a la que podemos adaptar a las distintas necesidades, con distintos sensores y tecnologías para, por ejemplo, revisar si hay pérdidas en cañerías o tuberías que se encuentran a muchos metros de profundidad; facilitar las inspecciones de lugares peligrosos y hasta utilizar la IA para detectar algo que esté por romperse o por fuera de sus parámetros normales”, puntualiza.
Pruebas en la Antártida
American Robotics viene trabajando en la Antártida con dos equipos para objetivos puntuales junto con la Dirección General de Investigación y Desarrollo (DGID) del Ejército Argentino y el Comando Conjunto Antártico.
Se trata de robots que aspiran a colaborar con las tareas científicas de Base Esperanza y a reducir el riesgo de vida de las personas que allí trabajan. Por ejemplo, al captar distintos parámetros de ambiente, ayudar en tareas de búsqueda y rescate, u otras operaciones peligrosas.
Una funcionalidad que se incorporó este año fue la de instalar cámaras que capturen imágenes de las comunidades del pingüino emperador, que alimenten a la IA y, entonces, poder automatizar la tarea de su contabilidad, algo que hoy se hace a mano, con un cuenta-ganado o un sobrevuelo en areonave. Sin embargo, no siempre las condiciones climatológicas y las temperaturas extremas permiten trabajar a la intemperie y sería el robot el que podría encargarse de garantizar esta tarea.
Por estos días, incluso, la empresa trabaja en un pedido concreto para robustecer esta experiencia en el continente blanco: dar vida a un prototipo cuyo georadar sume la función de detectar grietas en glaciares, por ser uno de los grandes peligros a los que se enfrentan los equipos técnicos dado que muchas veces no se las puede advertir a simple vista, aún cuando pueden tener cientos de metros de profundidad.
Testimonios para IProUp.
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