Con un cúmulo de pérdidas que en los últimos cuatro años suman casi $70.000 millones, la venta de IMPSA podría complicarse en el último tramo de la operación si se tiene en cuenta que el eventual comprador también deberá armar un plan financiero para reestructurar una deuda de u$s500 millones, además de revertir los constantes balances negativos.
Es más, semejante nivel de endeudamiento llevó a la metalúrgica mendocina fundada por la familia Pescarmona a tener actualmente un patrimonio neto negativo.
El dato surge de analizar un documento enviado por el Directorio de IMPSA a la Comisión Nacional de Valores (CNV), en el que su responsable de relaciones con el mercado admite que, tal como se observa de los estados financieros de los primeros nueve meses del año “la Sociedad resulta encuadrada dentro de las disposiciones del artículo 94, inciso 5º, de la Ley General de Sociedades N° 19.550”.
Es decir, le corresponden las generales de la norma en cuanto a su disolución, ya que una de las causas de esta posibilidad es la de sufrir la pérdida del capital social.
La propuesta norteamericana
En este contexto, ARC Energy, que nació en Houston en el 2011, ya avisó que pretende inyectar capital de trabajo a través de dinero que recibiría del Fondo de Inversión Americano (IAF), especializado en temas de energía e integrado por referentes de dicha industria y que tiene como uno de sus fundadores a Jason Arcenaux, quien a la vez es el CEO de ARC Energy.
Hasta el próximo 15 de noviembre habrá un compás de espera para luego obtener un dictamen de evaluación de ofertas, con base en el orden de mérito.
Se trata de un documento con carácter de recomendación de adjudicación, por lo cual no es vinculante, mientras que el 30 de noviembre deberá publicarse la resolución de la adjudicación y entre el 8 y el 10 de diciembre se tendría que firmar el contrato de compraventa con el adjudicatario.
Pero, además de los problemas financieros que ya soporta, su crisis se profundizó a partir de las medidas tomadas por la gestión libertaria de frenar la obra pública y varios de los contratos que el anterior gobierno kirchnerista le había suministrado profundizaron la crisis de IMPSA.
El objetivo de ARC Energy es el de aprovechar el potencial de la empresa como referente en América Latina, que cuenta con una tecnología propia para equipos de generación hidroeléctrica y con certificaciones para el diseño y fabricación de componentes nucleares que la puede convertir en un actor protagónico del sector energético mundial.
A esto se suma el expertise para la producción de turbinas para centrales hidroeléctricas y la construcción de elementos para reactores nucleares, equipos para la industria del petróleo y para la prestación de servicios de alta exigencia para el mantenimiento de esas tecnologías.
Pero además, el grupo norteamericano diseña fórmulas para hacerse cargo de la “hererencia” que deberá asumir a partir de los incumplimientos de contrato de IMPSA, por ejemplo, teniendo en cuenta que se vende como una empresa en marcha y también con dinero que le entraría en su caja de manera inmediata si es que logra cobrar varias de las obras que ya llevó a cabo.
Una es con YPF para la construcción de un reactor de certificación de procesos, que debería haberlo entregado en noviembre de 2023, pero que todavía no se llevó a cabo, al igual que los fondos que le adeuda Yacyretá por provisión de insumos.
Además, la compañía pretende potenciar el Centro de Desarrollo Tecnológico de Mendoza de IMPSA para hacerla crecer en el mercado y llevar alianzas estratégicas con compañías referentes de la industria de todo el mundo.
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