El nuevo presidente de Chile, Gabriel Boric, uno de los referentes de izquierda surgido de las manifestaciones universitarias que sacudieron al país para reclamar por el acceso universal a los estudios superiores, habló en numerosas oportunidades de su proyecto científico-tecnológico, asociado a llevar la inversión del sector al 1% del Producto Bruto Interno.
1% del PBI para ciencia y técnica
En uno de sus últimos debates televisivos de campaña, Boric aseguró que “tenemos que construir un sistema científico con equidad de género, con criterios descentralizadores, y también por cierto desde la perspectiva de que el conocimiento es el cobre del siglo XXI”.
“Tenemos que crear una carrera de investigadores que considere criterios de género”, dijo Boric, y agregó que se debe dar “un gobierno que escuche a la ciencia y avancemos en una inversión del 1% del PIB en ciencia, conocimiento, tecnología e innovación”.
Boric sostuvo que “queremos potenciar al mundo privado que está pensando en esto, queremos decirle a los innovadores e innovadoras de Chile que en nuestro gobierno van a tener una oportunidad y que en la ciencia confiamos, en la ciencia creemos y que podemos trabajar en conjunto para que no haya más gobiernos que no escuchan a la ciencia en los lugares dónde más la necesitamos”.
Su plataforma electoral se completa con iniciativas fuertemente marcadas por la amplitud de derechos, entre los que desataca el acceso a la educación terciara, hoy prácticamente inaccesible para la mayoría de la población, debido a un modelo privatizado y que exige tener capacidad adquisitiva para sostener el proceso de estudio.
Los reclamos, que se gestaron durante los últimos 20 años contra este modelo educativo exclusivista del país, de hecho hicieron hincapié en la necesidad de ampliar el acceso a las universidades.
Tal fue la magnitud del reclamo que el propio Sebastián Piñera tuvo que acceder a contemplar esta reivindicación en el proceso de discusión de la nueva constitución del país, que busca reformar el modelo impuesto por el ex presidente de facto, Augusto Pinochet.
Con una inesperada diferencia de casi 12 puntos porcentuales, Gabriel Boric se impuso a su rival, el abogado de derecha radical José Antonio Kast, en las elecciones de este domingo.
Con los 36 años que tendrá cuando asuma la presidencia el próximo 11 de marzo, se convertirá en el presidente más joven en la historia del país, el primero en remontar sus votos en el balotaje y el primero que no pertenece a ninguno de los partidos tradicionales que han gobernado el país desde el retorno a la democracia en 1990.
Con la participación electoral más alta desde la elección presidencial de 2013 (que fue la primera con voto voluntario), Boric representa a una generación de políticos jóvenes que, descontentos con la evolución del país en las últimas tres décadas, promete avanzar hacia un Estado de bienestar con una fuerte agenda social.
Un programa de gobierno que incluye medidas como aumentar los impuestos a los más ricos y a las grandes empresas, poner fin al actual sistema de pensiones y transformar el sistema de salud y educación.
Es un plan ambicioso que refleja muchas de las demandas del estallido social que comenzó en octubre de 2019, cuando miles de personas se lanzaron a las calles exigiendo mayor igualdad en un país que en las últimas décadas ha funcionado con un modelo de libre mercado.
Boric propone aumentar la recaudación fiscal en 5% del Producto Interno Bruto (PIB) en cuatro años para financiar reformas sociales, bajo un compromiso de “responsabilidad fiscal” y gradualidad en la aplicación de los cambios.
El plan contempla subir impuestos a los superricos, a las empresas, a los combustibles y establecer un royalty a las empresas mineras, así como bajar el impuesto al consumo (IVA).
Reformas para ciencia, tecnología y educación
Entre las reformas que el nuevo presidente electo de Chile planteó durante la campaña está fortalecer la educación pública. Más especificamente, Boric apunta a mejorar las condiciones laborales de los profesores e investigadores, la condonación universal de las deudas educativas a través de un esquema de pagos a largo plazo por parte del Estado, crear un nuevo sistema único de créditos para financiar los estudios terciarios que será transitorio, hasta alcanzar la gratuidad universal.
El sistema de créditos sería público, solidario, sin interés y sin participación de los bancos, algo que hoy genera un modelo de negocios alrededor de la educación universitaria que impide el acceso de los sectores de más bajos recursos.
