Periferia

27 de Agosto de 2021

Una empresa biotecnológica santafesina patentó un bioherbicida natural

Inbioar producirá el herbicida biológico biodegradable para el control de malezas en Estados Unidos, con la colaboración del Departamento de Agricultura de ese país.

La empresa biotecnológica Inbioar, de la ciudad de Rosario, patentó un herbicida natural que podría revolucionar la producción por el impacto en el medioambiente. Es que el desarrollo es un herbicida biodegradable, a diferencia de los existentes hoy, y que tiene el objetivo del control de las malezas.  

Los grandes conflictos actuales en el sector rural es la implementación de agroquímicos y su impacto sanitario, social y económico en los entornos en los que se implementa. El caso más renombrado es el de Monsanto. 

Inbioar es una empresa de base tecnológica incubada por el Parque Tecnológico Litoral Centro y la Aceleradora Litoral, dos entidades creadas por la provincia de Santa Fe para potenciar el surgimiento de empresas basadas en el conocimiento. 

En su caso, ofrece una alternativa al uso de herbicidas a través del desarrollo de productos orgánicos para la protección de cultivos. 

Es una empresa biotecnológica que a través de la fitoquímica desarrolla productos naturales para la protección de los cultivos a partir de extractos de plantas. Estos herbicidas naturales tienen la particularidad de estar dentro de los parámetros que la agroindustria demanda y que los objetivos del desarrollo sostenible, fijan. 

“Nosotros decimos que hay un tipo de maleza que es la Ammi Visnaga que produce dos compuestos llamados visnagina y kelina, los cuales funcionan como herbicidas pero con la diferencia de que son biológicos. Se los conoce como “aleloquímicos” y tienen la capacidad de inhibir el crecimiento de otras plantas”, contó a Ecos365 Gustavo Sosa, CEO de Inbioar e ingeniero forestal. 

Con la idea de crear una serie de productos a base de estos principios e innovar dentro la industria agro, cinco años atrás la firma acudió al Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), en Oxford, donde conocieron a Stephen Duke, un renombrado científico que los invitó a trabajar en su laboratorio con la meta a escalar el proceso científico. 

Eso dio lugar a un paper que fue publicado y que le permitió a Inbioar solicitar el patentamiento del hallazgo junto al organismo americano. Finalmente, el pasado martes 10 de Agosto recibieron un llamada que les confirmó que el trámite iniciado años atrás había sido aprobado y la patente lograda. 

Ventajas de los bíoherbicidas 

Hoy en día, la empresa forma parte del Grupo Rosental, quienes se asociaron para invertir y desarrollar este proyecto cuando el mismo era tan solo una idea incipiente. Además de Sosa, el resto del equipo se encuentra compuesto por la biotecnóloga Lucía Travaini, la ingeniera Agrónoma, Lara Svendsen y el técnico en Agricultua Imanol Milano. 

Según Travaini, lo innovación que plantean y que los hizo merecedores de una autoría compartida con el USDA, fue el hecho de que la familia de plantas con las que trabajan ya era conocida por otros usos en la industria farmacéutica pero “nunca nadie las había usado como bíoherbicidas”. 

La innovación de Inbioar radica en el método sistemático de búsqueda, evaluación y selección de extractos vegetales con efecto herbicida, a partir de los que se obtienen productos naturales que permiten proteger el cultivo y el planeta de los efectos negativos de los herbicidas químicos. Los productos naturales son seguros para el medioambiente al ser bio-degradables y su permanencia en el suelo es más corta que la de otros sintéticos. De esta manera no se acumularían año tras año y las cosechas se realizarían en un suelo limpio. 

Sosa explicó que entre las ventajas de los herbicidas naturales se encuentra el hecho de que reducen los niveles de contaminación que generan los agroquímicos ya que si se aplica un producto sintético la maleza muere al rato pero el líquido permanece meses en el suelo porque tarde mucho tiempo en degradarse. 

“En ese lapso llueve y el agua lo transporta a distintos lugares como, por ejemplo, a un río que luego es utilizado por personas. A su vez las malezas se acostumbraron a este tipo de químicos, generaron resistencia y ya no son tan efectivos, lo que nosotros proponemos preserva la biodiversidad y ahorra costos.”, detalló el científico. 

Planes a futuro 

Desde Inbioar contaron que a pocos días del gran logro se contactó con ellos una empresa de Alemania. La misma está interesada en co-desarrollar un herbicida biológico aprovechando todo el know how de la rosarina y poniendo a disposición la tecnología para concretar el proceso productivo y comercial. 

“Este nuevo socio que apareció nos va a permitir generar estabilidad y avanzar hacia un proceso de formulación del producto, concretar los estudios de toxicidad ambiental, el registro comercial y todos los pasos previos a salir al mercado”, contó Travaini. A futuro, el equipo podría pasar a vivir de las regalías que esta empresa les otorgará por su comercialización. 

Por fuera de este proyecto, la firma estableció un acuerdo con la compañía Gowan Company para replicar el trabajo de recolección y extracción de las plantas con las que trabajan en el suroeste de Estados Unidos. Según contó Sosa, ellos se dedican a comercializar agroquímicos a nivel global pero no tienen herbicidas biológicos por lo que les solicitaron que sean parte del grupo de I+D allá, financiándoles el viaje y dos años de trabajo. 

“Desde un galpón ubicado en Bv Seguí y Pueyrredón un grupo de cuatro personas, como somos quienes conformamos la empresa, logró llegar muy lejos y marcar presencia a nivel global. Esto también se debe a nuestros inversores, a Rosental que siempre creyó en nosostros y a la Aceleradora Litoral que nos permitió expandirnos al mundo”, cerró Sosa. 

 

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