Periferia

15 de Enero de 2021

Los test serológicos “COVIDAR”, del CONICET y el Instituto Leloir, superaron el millón de ensayos

El desarrollo ya se usa para el control de la transmisión en barrios, el cuidado del personal de salud, selección de donantes de plasma para terapias y para estudios clínicos.

Los test serológicos argentinos para COVID-19, “COVIDAR”, desarrollados por científicas y científicos de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y del CONICET, con la participación del Laboratorio Lemos, alcanzaron al terminar el año una producción de 1.100.000 determinaciones y hasta la fecha se distribuyeron 800.000, según informaron desde el gobierno nacional. 

Se trata del desarrollo impulsado en el marco de la Unidad Coronavirus, que conformó el Ministerio de Ciencia, el CONICET, y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), en abril de 2020, financiando a un equipo de investigación de la FIL, coordinado por Andrea Gamarnik. 

Los investigadores lograron, así, desarrollar los kits “COVIDAR IgG e IgM”, en diferentes momentos. “Estos kits se usan para determinar la presencia de anticuerpos específicos contra el coronavirus y permiten definir si una persona está o estuvo infectada en el pasado. La producción a gran escala de los kits se logró gracias al enorme trabajo y aporte del Laboratorio Lemos que mantuvo el nivel de producción sin fines de lucro, lo que permitió (cubriendo los costos) realizar donaciones a todo el país. Este desarrollo, que cuenta desde mayo con la aprobación de la ANMAT, nos independiza de tener que importar estos insumos costosos”, afirmó la investigadora del CONICET Andrea Gamarnik, líder del proyecto COVIDAR y jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL. 

Un alfil contra el avance de la pandemia 

El kit de tests serológicos (de detección de anticuerpos), desarrollado por el Instituto Leloir fue el primero de una serie de desarrollos del sistema científico argentino, que a partir de mayo del 2020, se incorporó a una “caja de herramientas anti-pandemia”. 

Así, también aparecieron desarrollos como “WGene”, un kit que detecta el ARN viral mediante tecnología PCR en tiempo real, desarrollado por DTX Mol y el laboratorio santafesino del CONICET coordinado por Diego Chouhy y Adriana Giri; “CoronaARdx”, el primer test de diagnóstico argentino de RT-PCR (detección de ARN viral) producido tras una asociación estratégica entre empresas de base tecnológica; ELA Chemstrip, un test de detección de ARN viral (que identifica al virus en presencia en el cuerpo del paciente), desarrollado por la Universidad Nacional de San Martín, la Universidad Nacional de Quilmes y una spin off creada por investigadores de ambas univerisdades; Casper, un desarrollo basado en una estrategia diferente de detección del virus que se llama “edición génica”; el NEOKIT, un kit de diagnóstico del Coronavirus desarrollado por el Instituto Cesar Milstein y la Fundación Pablo Cassará, coordinado por los investigadores del CONICET, Adrián Vojnov y Carolina Carrillo, entre otros desarrollos.  

La mayoría de estas iniciativas fue financiada por el Ministerio de Ciencia y Tecnología y ya se están empleando con múltiples aplicaciones en todo el país: para evaluar la evolución de la pandemia, el control de la transmisión en barrios, el cuidado del personal de la salud, la vigilancia en el personal de geriátricos y residencias, la selección de plasmas de donantes y para diversos estudios clínicos con el fin de entender cómo es la respuesta inmune en personas infectadas con el nuevo coronavirus. 

La distribución de los kits 

En cuanto a su distribución, hasta el momento el 25% de los kits se destinó a la ciudad de Buenos Aires, un 40% a la Provincia de Buenos Aires, 10% a la Provincia de Córdoba, un 5% a la Provincia de Santa Fe, 4% a Jujuy, 4% a Río Negro y el resto a otras provincias del país. 

“El desarrollo de los kits serológicos fue una experiencia inédita que trazó una nueva forma de trabajo colaborativo. Nos permitió establecer un nexo entre los laboratorios de investigación del CONICET, profesionales de la salud en cientos de hospitales del país, autoridades de salud, entes regulatorios y procesos productivos, hasta llegar a la utilización de los kits en la población. El éxito de este proyecto debe servir de aprendizaje para extrapolarlo a otras problemáticas de enfermedades infecciosas locales?, puntualizó Gamarnik. Y agregó: ?Además de continuar produciendo y distribuyendo los kits, el grupo COVIDAR abordó nuevos desafíos. Actualmente nos encontramos trabajando en el desarrollo de nuevos ensayos diagnósticos para COVID-19 en distintos proyectos, incluyendo el estudio de la respuesta inmune frente a las vacunas?. 

El test COVIDAR se usó para estudios de seroprevalencia en distintos puntos del país como el que determinó que hasta comienzos de noviembre cerca del 14% de los porteños tuvieron COVID-19, explicaron desde el gobierno nacional y destacaron que fueron útiles para identificar a los donantes de plasmas en investigaciones realizadas por el Hospital Italiano y la Fundación INFANT. 

En esa línea, los estudios liderados por la Fundación INFANT indicaron que la aplicación temprana de plasma de convaleciente con altos niveles de anticuerpos disminuye un 60 % la posibilidad de que los pacientes con COVID-19 agraven su condición. 

Con el fin de emplear los plasmas como posible terapia, el grupo COVIDAR elaboró protocolos estandarizados que permiten la selección de donantes de plasma en forma descentralizada, en los lugares donde deben aplicarse. 

Vigilancia activa en geriátricos 

En el contexto de la emergencia sanitaria, en el mes de septiembre la FIL puso en marcha un nuevo laboratorio con el fin de poder realizar estudios de vigilancia activa en geriátricos y otras instituciones cerradas por medio de los ensayos serológicos. Desde entonces dicho laboratorio ha procesado de manera gratuita más de 17.000 muestras y ha identificado a tiempo focos de casos asintomáticos en diversos geriátricos, contribuyendo al cuidado de los sectores más sensibles. Recientemente, PAMI y la FIL firmaron un convenio de colaboración para profundizar este trabajo en forma conjunta. 

“Este año tuvimos que cambiar de planes de un momento para otro. Un grupo amplio de investigadores y becarios de FIL se propuso generar herramientas robustas para medir anticuerpos contra COVID-19 y lo lograron”, afirmó Angeles Zorreguieta, directora de la FIL e investigadora del CONICET. “Fue una experiencia única que nos demuestra que somos capaces de responder a situaciones sanitarias críticas, gracias a la capacidad y el enorme compromiso de nuestras/os investigadoras/es, becarias/os y personal de apoyo”, agregó. 

“Queda mucho trabajo por delante. La circulación del nuevo coronavirus está en pleno aumento en nuestro país y, si bien se comenzó el plan de vacunación, debemos doblar los esfuerzos para evitar los contagios. Seguir rastreando, testeando y aislando en este momento sigue siendo imperativo”, subrayó Gamarnik. 

El grupo COVIDAR también está formado por Marcelo Yanovsky y Julio Caramelo, jefes de laboratorio de la FIL; María Mora González López Ledesma, Horacio Martín Pallarés, Diego Ojeda, Guadalupe Costa Navarro y Lautaro Sánchez; Jorge Carradori, del Laboratorio Lemos; y Diego Álvarez, del CONICET y del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) de la UNSAM. 

El laboratorio de vigilancia serológica de la FIL está coordinado por Andrés Rossi con la colaboración de Anabel Álvarez Juliá, y también lo integran Natalí Rasetto, Corina García, Shirley Wenker, Lila Ramis, Magalí Bialer, María José de Leone, Esteban Hernando, Santiago Sosa, Luciana Bianchimano, Maximiliano Katz y María Soledad Treffinger. 

El proyecto COVIDAR también recibió el apoyo del Fondo para la Convergencia del Mercosur (FOCEM), la Fundación Williams y la Asociación Civil SAND. 

Fuente: argentina.gob.ar

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