Juliana Cassataro, la investigadora especializada en Inmunología, enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la UNSAM, y coordinadora del proyecto de vacuna anti-covid argentino, ARVAC Cecilia Grierson, confirmó que el inmunizante podría comenzar a aplicarse desde mitad de año.
Si la última fase de los ensayos clínicos es exitosa, el país estará en condiciones de aplicar la primera fórmula pensada, diseñada y fabricada 100 por ciento en territorio doméstico. Se prevé que la ARVAC Cecilia Grierson funcione como refuerzo y proteja ante las diferentes variantes del coronavirus que puedan surgir.
“Estamos buscando 1800 personas para los ensayos que se realizarán en distintos centros de Argentina como Mar del Plata, La Plata, Córdoba y Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En arvac.com.ar la gente se puede postular y solicitamos voluntarios que hayan tenido un esquema primario completo con una dosis de refuerzo como máximo. Es decir, deben tener tres inoculaciones en total. Es complejo porque en el país hay personas que se inmunizaron cuatro, cinco o más veces, pero para compararnos con otras vacunas del mundo necesitamos ese perfil”, explicó Cassataro, en una entrevista con el medio Página/12.
“El objetivo es terminar las fases que faltan entre junio y julio para presentar los resultados a la ANMAT. Una vez aprobada, se puede registrar y usarla. El Laboratorio Cassará ya tiene producidas cuatro millones de dosis. Si se aprueba la vacuna y el Estado hace la compra, podríamos aplicar la ARVAC en el segundo cuatrimestre del año”.
En agosto
Cassataro sostuvo que “lo que pasó es que ya hubo que adaptar la vacuna porque estaba circulando la variante Ómicron y escapaba mucho de la respuesta inmune de las fórmulas anteriores. Para nosotros es muy importante realizarlo de esta manera porque es la primera vez en el mundo que se compara una vacuna bivalente con una monovalente en un mismo ensayo clínico. La idea es obtener una plataforma con la capacidad de hacer una bivalente para esta o nuevas variantes” y explicó que “seguramente se pueden aprobar las tres si los resultados dan bien, pero lo interesante es tener la plataforma aprobada porque no habría que hacer todos los ensayos clínicos de nuevo si queremos hacer una fórmula bivalente pero con otra variante”.
Por último, la investigadora sostuvo que “en todas las etapas siempre hubo alguien que nos dijo que lo que estábamos haciendo no tenía sentido, porque otros lo estaban haciendo antes o porque se importaban las vacunas. Permanentemente había una explicación de por qué nosotros teníamos que dejar de trabajar y hoy mismo nos dicen que la ARVAC no tiene razón de ser. Sin embargo, en Argentina habrá millones de personas para vacunar año a año por covid. Para hacer una vacuna propia hay que empezar y desarrollarla, como hicimos nosotros. Lo importante no es llegar primero, sino llegar”, y planteó que “la pandemia demostró que en todos los tipos de gobierno donde se crearon vacunas, tanto Cuba, Rusia, Estados Unidos como Inglaterra, los ministerios de Salud fueron los que invirtieron para su desarrollo”.
Cassataro destacó el rol del Laboratorio Cassará: “Pienso que es crucial. En laboratorios universitarios se pueden hacer prototipos de vacunas, pero para producir a escala se necesitan buenas prácticas de manufactura. Las empresas tienen capacidades de fabricación y estandarización de procesos que no tenemos en otro lado. Una vacuna no es algo simple o artesanal, requiere un nivel de regulación que no existe en los laboratorios, sino en plantas aprobadas mediante un desarrollo farmacéutico que en Argentina hay”.
Entrevista de Nicolás Retamar para Página/12
Seguir leyendo:
Juliana Cassataro: “En junio la ANMAT podría aprobar la vacuna ArVac”
La vacuna argentina Arvac “Cecilia Grierson” ya se evaluó en 100 voluntarios