Periferia

27 de Enero de 2025

En 2024, Argentina aprobó 25 nuevos productos biotecnológicos

La innovación impacta en agro y salud y marca una tendencia histórica ascendente hacia el agregado de valor en sectores receptivos a sumar ciencia y tecnología a la actividad productiva.

En 2024, Argentina aprobó 25 nuevos productos biotecnológicos por parte de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y el país logró el mayor número de autorizaciones en casi 30 años. Este récord representa el 24,53% de todas las aprobaciones acumuladas desde el inicio de los registros, superando ampliamente el máximo anterior de 16 productos, alcanzado en 2018.

Esta disciplina combina biología y tecnología para aprovechar células vivas o sus componentes con fines específicos. Ha transformado áreas como la agricultura y la medicina, permitiendo, por ejemplo, el desarrollo de cultivos más resistentes o las revolucionarias vacunas de ARN mensajero contra la COVID-19.

En el caso de Argentina, este salto refleja una estrategia clara: agilizar los procesos de evaluación y autorización de cultivos, microorganismos y vacunas genéticamente modificadas. Organismos clave como la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología Agropecuaria (CONABIA) y el SENASA desempeñan un rol esencial. Ambos garantizan no solo la seguridad del agroecosistema, sino también la inocuidad alimentaria y los beneficios productivos y comerciales de cada desarrollo aprobado.

Innovaciones que potencian el agro y la salud

Entre las aprobaciones de este año, destacan los avances en microorganismos de uso agropecuario e industrial. Las levaduras diseñadas para mejorar la producción de bioetanol y las vacunas genéticamente modificadas para prevenir enfermedades en porcinos y aves se posicionan como herramientas clave para la sostenibilidad del sector.

Estos desarrollos no solo refuerzan la productividad, sino que también demuestran cómo la biotecnología puede abordar desafíos globales. A nivel internacional, tecnologías similares están transformando sectores enteros. Por ejemplo, la edición genética CRISPR ha permitido crear cultivos que toleran condiciones climáticas extremas, mientras que microorganismos bioingenierizados están siendo utilizados para limpiar derrames de petróleo.

Argentina no solo está avanzando en innovación tecnológica, sino que también consolida su posición en el mercado global de semillas. En 2024, el país registró un récord en exportaciones de semillas biotecnológicas, especialmente de maíz y soja producidos en contraestación. Esta tendencia no solo impulsa la industria semillera local, sino que también contribuye a fortalecer la economía nacional mediante el ingreso de divisas.

Tendencia ascendente

Con 25 nuevos productos biotecnológicos aprobados, el país cerró un año histórico que refleja el trabajo coordinado entre ciencia, tecnología y políticas públicas. Desde cultivos avanzados hasta soluciones industriales sostenibles, Argentina demuestra que la biotecnología no solo es el futuro, sino también una herramienta concreta para enfrentar los desafíos del presente.

Allí son claves organismos como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), pero también el ecosistema biotecnológico apoyado por provincias como Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires, que permitió la emergencia de unas 60 startups biotecnológicas en los últimos años. Todas esas empresas tienen alta incorporación de conocimiento desde su propia gestación y son claves para pensar alternativas para la alimentación mundial.

Hoy el INTA atraviesa una crisis brutal de desfinanciamiento producto de las políticas que implementa el gobierno de Javier Milei, pero los resultados son producto de años de inversión anteriores para promover la investigación en universidades, organismos científicos y centros de investigación del CONICET.

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