La circulación de alimentos contaminados representa un rieEs una exigencia de los mercados internacionales. La tecnología creada en la Uiversidad Nacional de Córdoba busca cubrir una vacancia en el país y es clave para productores del país.sgo para la población.
Por su impacto económico en los sistemas de salud, a nivel mundial cada vez se destinan más recursos para implementar sistemas de monitoreo y control viral.
En la mayoría de los países, esa vigilancia también alcanza a los productos importados. Sus normativas exigen una certificación que acredite la ausencia de norovirus (NoV) y del virus de la hepatitis A (HAV) para todo elemento procedente del exterior destinado al consumo humano.
Falta de regulación
Argentina carece de regulación en este campo. Por eso no existen en el mercado kits nacionales de detección de virus en alimentos. Para las firmas exportadoras, eso dificulta sobremanera cumplir con los requerimientos de las comunidades donde intentan colocar sus productos.
El dato adquiere relevancia si se considera que Argentina es el segundo mayor productor de arándanos en América del Sur y el tercero de frutillas. Exporta a más de 25 mercados internacionales y prácticamente toda su producción se vende como fruta congelada para fabricar mermeladas, salsas, jugos y licores.

Con fondos de la UNC
Para subsanar la ausencia de un kit accesible, profesionales del Instituto de Virología “Dr. J. M. Vanella” (Inviv), de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, junto con la firma DETx MOL trabajan en el desarrollo de un ensayo de detección molecular para norovirus, virus de la hepatitis A y virus de la hepatitis E en alimentos.
El proyecto fue uno de los cinco seleccionados para acceder a financiamiento del Fondo para la Innovación Tecnológica y Social de la UNC (FITS), que gestiona la Secretaría de Innovación y Vinculación Tecnológica de la UNC.
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