Periferia

4 de Julio de 2025

Santiago Liaudat: “Si Argentina pierde su sistema científico va camino a la marginalidad”

El docente e investigador analizó las crisis cíclicas de desfinanciamiento que atraviesa históricamente nuestro país y sus consecuencias sobre las capacidades científico-tecnológicas.

Santiago Liaudat es profesor de Introducción a la Filosofía en la Facultad de Trabajo Social (UNLP), Magister en Ciencia, Tecnología y Sociedad, y se especializó en Estudios Latinoamericanos en la Universidad Federal de Juiz de Fora de Brasil. Además trabaja en extensión y vinculación en la Universidad Tecnológica Nacional – Regional La Plata.

Si bien nunca abandonó la disciplina filosófica y mantiene esa línea de trabajo, también se especializó en el ámbito de la ciencia y la tecnología, área desde donde lleva adelante distintas investigaciones. Además, forma parte de la Red de Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Sociedad, la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología, y la Revista Ciencia, Tecnología y Política.

Junto al investigador emérito de la CIC Gabriel Bilmes, a fines del año pasado, publicó un artículo en el que indaga sobre el concepto de Cientificidio, llegando a la conclusión de que el proceso que vive Argentina es “inédito y novedoso” a nivel mundial por la posibilidad de autodestruir su propio sistema de ciencia y tecnología.

En diálogo con Soberanía Científica, Liaudat analiza las motivaciones ideológicas, económicas y geopolíticas que explican el ataque sistemático a las capacidades científico-tecnológicas del país. Desde la precarización laboral hasta la pérdida de soberanía en sectores estratégicos como el nuclear y el satelital, el investigador traza un mapa del presente y un llamado urgente: “tenemos que tomar conciencia que es hoy cuando hay que enfrentar esto. Quizás mañana sea demasiado tarde”.

¿De qué hablamos cuando hablamos de “cientificidio”? ¿Qué dimensión tiene ese concepto?

Es un concepto emergente. A fines del año pasado en la revista Ciencia, Tecnología y Política junto a Gabriel Bilmes publicamos un artículo donde indagamos en la historia del concepto. Y el papel que tomó en Argentina es novedoso. Es decir, se ha vuelto un concepto que permite describir una situación, en cierto modo inédita, que es un gobierno democráticamente electo, como fue en primer lugar el de Cambiemos en 2016- 2019 y actualmente el de Javier Milei, que atenta contra su propio sistema de ciencia y tecnología.

Uno puede rastrear en la historia el uso de este concepto asociado a procesos de guerra o de invasión y en algunos casos particulares después de algunas revoluciones. Pero una situación como la que estamos viviendo en Argentina es inédita a escala global, en particular en esta última etapa de gobierno neoliberal que ha radicalizado los preceptos del neoliberalismo. Si uno lo compara con el gobierno de Cambiemos, realmente hay una diferencia notable en la radicalidad de las medidas. Básicamente el concepto tal cual se desarrolló en Argentina remite estrictamente a un plan sistemático de destrucción de capacidades científico-tecnológicas. Y las motivaciones pueden ser varias: de carácter ideológicas, económicas, geopolíticas o culturales. Pero la idea básicamente es esa, por eso se toma la terminación “cidio” que remite al asesinato de algo. “Científicido” es un neologismo para dar cuenta del asesinato de la ciencia, es una metáfora.

¿Y en Argentina cuáles son esas motivaciones?

Creemos que hay una confluencia de distintas motivaciones. Hay un aspecto claramente ideológico expresado vox-populi por el gobierno, una concepción en la cual el Estado no tiene que hacer nada con la ciencia y la tecnología, no debe tener ningún papel. Es un asunto en todo caso del mercado. La concepción estratégica es la destrucción del Estado, el cual tiene que tener una función mínima de seguridad, de mantenimiento de la ley y el orden y nada más.

En ese marco ideológico van a atacar la ciencia y la tecnología estatal, que en un país periférico es básicamente toda la ciencia y tecnología que se hace. Hay un mito de que el sector privado debe emprender la ciencia y la tecnología, que es correcto, que está bien y que como horizonte es necesario. Ahora, en ningún país periférico del mundo -y cuando digo periférico digo en relación con los países centrales- el sector privado es el que tracciona la ciencia y la tecnología. Destruir las capacidades estatales de ciencia y tecnología implica en concreto un cientificidio, que es lo que estamos viviendo en Argentina.

Y también hay otras motivaciones: está la geopolítica. Especialmente en algunas áreas muy sensibles, en nichos de alto valor agregado tecnológico o que tiene una importancia por el carácter de la tecnología involucrada, como el sector nuclear o el sector satelital. En ambos Argentina tiene capacidades instaladas importantes y hay un interés específico de los Estados Unidos, de corporaciones norteamericanas, en desplazarla del lugar que está ocupando. En particular, por ejemplo, en relación con el desarrollo de reactores de mediana potencia como el CAREM, donde somos un competidor directo. Actualmente ese desarrollo está paralizado.

Y en el caso del sector satelital Argentina ocupaba bandas y órbitas satelitales, y si hoy no las ocupa, las pierde. Hay un interés muy concreto en desplazar a nuestro país de sectores como este. Ahí tenemos, de mínima, dos causales del cientificidio.

La geopolítica se ha expresado explícitamente en presiones de los Estados Unidos. Pensemos también, por ejemplo, la proyección norteamericana hacia la Antártida y el Atlántico Sur como algo que se ha venido manifestando durante todo el gobierno y donde Argentina pierde capacidades científico-técnicas en esa área. Es terreno que ganan Gran Bretaña y los Estados Unidos en el control sobre toda esa región estratégica. Entonces, la variable geopolítica ameritaría toda una charla específica.

Después está la variable económico-presupuestaria, asociada, por supuesto, a una ideología. Ahí básicamente esto es una variable de ajuste. Es decir “hay que reducir el gasto público”. El Estado nacional post ‘90s quedó siendo un Estado muy reducido y dentro de ese Estado reducido la ciencia y la tecnología ocupa un lugar importante, porque se mantuvo en el ámbito del Estado Nacional mayormente. Entonces, a la hora de ajustar, bueno, puedo ajustar en relación a este sector como variable.

¿Qué consecuencias nos va a generar a mediano y largo plazo que este proceso continúe?

Las consecuencias son catastróficas para un país como el nuestro porque la Argentina detenta una posición internacional de país semiperiférico. ¿Qué significa esto? Vos tenés una distribución, simplificando, entre países centrales que básicamente son productores de tecnología, de bienes manufacturados de medio y alto valor agregado y también tenés países semiperiféricos que son aquellos que tienen cierta capacidad manufacturera, que pueden aportar en algunas áreas tecnológicas y tienen ciertas capacidades científicas, que es el caso de la Argentina.

Nuestro país no es un primario exportador neto. Tiene una matriz exportadora, predominantemente primario exportadora y por eso somos periféricos. Pero el carácter “semi” nos lo da cierto desarrollo industrial, científico, tecnológico y educativo. Y luego están los países estrictamente periféricos, que son países netamente primarios portadores con una baja complejidad de sus sistemas científicos tecnológicos.

Argentina está en una posición semiperiférica. Por eso, a pesar del deterioro que ha sufrido a lo largo de las últimas décadas sigue siendo un país que detenta cierta posición internacional: tiene presencia en el G20, es parte de algunas discusiones que no lo ubican en el contexto de los países marginalizados. Si Argentina pierde su sistema científico tecnológico va camino a la marginalidad a todo nivel. Esa marginalidad, en términos geopolíticos y en términos internacionales, tiene su reflejo hacia adentro del país: aumento de la pobreza, de la desigualdad. El carácter semiperiférico implica, por ejemplo, el mantenimiento de una clase media más o menos extendida en el país asociada a estas actividades de mayor valor. Si vos te precarizás, si vos te empobrecés, si vos te marginalizás, es todo retroceso.

La entrevista completa en:

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