Periferia

20 de Junio de 2023

Federico Ariel: “Argentina tiene un potencial enorme en biotecnología”

Así lo consideró el investigador galardonado con el prestigioso Premio Internacional Unesco-Al Forzan por su trabajo orientado a desarrollar tecnologías que puedan reemplazar a los pesticidas sintéticos.

Argentina “es un país que tiene una extraordinaria biología molecular y un potencial enorme de biotecnología”, afirmó hoy Federico Ariel, científico e investigador del Conicet, al recibir el Premio Internacional Unesco-AI Fozan para la Promoción de Jóvenes Científicos en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) por su trabajo sobre el papel que desempeña el ARN (ácido ribonucleico) largo no codificante en las plantas, para desarrollar tecnologías que puedan reemplazar los pesticidas sintéticos.

Se trata de la primera edición del premio bienal, que fue establecido por la Unesco en 2021, en asociación con la Fundación Al-Fozan en Arabia Saudita, que premió al científico argentino y a Abdon Atangana (37 años), de Camerún; Qiaomei Fu (39), de China; Hesham Omran (38) de Egipto; y Jelena Vladic (37), de Serbia, en una ceremonia que se llevó a cabo en París (Francia).

Ariel, de 40 años y doctor en Ciencias Biológicas, fue distinguido por su investigación en la que profundizó sobre el papel que desempeña el ARN largo no codificante en las plantas.

“El premio llega en un momento para hacer un balance y poner en valor el camino recorrido, que empezó hace muchos años en Argentina, luego en Francia y luego nuevamente en Argentina, como científico repatriado, y es un trabajo colectivo de mis diferentes y sucesivos grupos de investigación que dieron fruto a un montón de resultados tanto científicos como tecnológicos”, manifestó a Télam Ariel desde París, donde recibió el galardón.

A su vez, el investigador del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, Conicet-Unl) ponderó los desarrollos científicos del Conicet, la Universidad Nacional del Litoral y el Programa “Ciencia y Tecnología contra el Hambre” del Ministerio de Ciencia, que le permitieron “transformar la ciencia en tecnología aplicada a la agricultura sustentable”.

Unesco Al-Forzan

Sobre el certamen internacional, en el que se presentaron más de 2.500 candidaturas, Ariel contó que “ante semejante número de postulaciones y con el nivel científico que hay en el mundo, creo que el premio pone en valor todo lo que hemos hecho como equipo de trabajo, de lo cual estoy muy orgulloso”.

De la misma manera que la aparición de vacunas basadas en ARN resultó ser un salvavidas durante la reciente pandemia, el desarrollo de tecnologías basadas en ARN que puedan reemplazar los pesticidas sintéticos dañinos garantizará un entorno más seguro para los humanos y la naturaleza, indicó la Unesco.

“Su trabajo sentó las bases para el uso de ARN para entregar información a las plantas utilizando un enfoque que evita el recurso a los organismos genéticamente modificados (OGM)”, detalló la Unesco a través de su sitio oficial y precisó que Ariel “diseña moléculas especiales de ARN que actúan como sustancias naturales exógenas para ayudar a las plantas a adaptarse al estrés ambiental y resistir a los patógenos dañinos, reduciendo así la necesidad de pesticidas sintéticos”.

“Uno de sus logros clave es el desarrollo de una plataforma para controlar la expresión génica tanto en plantas como en patógenos. Este avance nos permitirá proteger los cultivos de las plagas y ayudarlos a resistir las olas de calor utilizando un enfoque libre de transgénicos”, agregó el organismo que premió con 50 mil dólares y una medalla a cada uno de los ganadores.

Para avanzar en su trabajo, Ariel desarrolló su propia startup, APOLO Biotech, con el respaldo del Consejo Nacional de Investigaciones (Conicet) en Argentina, donde es líder de grupo.

Biotecnología contra los pesticidas

La iniciativa, basada en el desarrollo de biotecnología, utiliza el ARN como “molécula central, por su versatilidad, por su inocuidad y por su especificidad”, para realizar este tipo de desarrollos de manera “no transgénica”, ya que no se altera el genoma de los cultivos, aclaró Ariel.

“En general, los pesticidas como los fungicidas son de amplio espectro, lo que significa que mata a los hongos patógenos, pero también mata a los hongos buenos, como cuando se pone un insecticida para matar la mosca de la fruta. Esto mata la mosca de la fruta, pero también mata a las abejas que son polinizadores y que son muy necesarios para la estabilidad del ecosistema”, amplió el investigador.

En cambio, a través del mecanismo premiado por la Unesco, “lo que hacemos es mostrarle a los cultivos un segmento del genoma del patógeno en manera de ARN, para que la planta lo reconozca y pueda desarrollar defensas específicas, lo que bloquea las infecciones”.

Esto permite “reemplazar pesticidas químicos sintéticos por soluciones basadas en ARN, que son respetuosas del ambiente y la salud humana”, sintetizó de manera sencilla el especialista, quien destacó que el desarrollo representa “un cambio de paradigma en la producción de alimentos en la Argentina y en el mundo”.

“La verdad es que estamos en la vanguardia de la tecnología, Argentina es un país que tiene una extraordinaria biología molecular y un potencial enorme de biotecnología”, aseguró Ariel, y añadió que este tipo de tecnología de ARN “aún no existen en el mercado”.

Federico Ariel

Por su parte, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, felicitó al científico a través de su cuenta oficial de Twitter, en la que posteó: “¡Felicitaciones! Federico Ariel ganó el Unesco-Al Fozan Internacional Prize, el más importante en el mundo dedicado a jóvenes investigadores”.

“Es investigador del Conicet e integra el Directorio de la Fundación Fan. Nuevo orgullo de la Ciencia”, concluyó la publicación del ministro.

Según indicó la empresa en su sitio web, APOLO Biotech desarrolla “tecnologías basadas en ARN”, lo que “ofrece soluciones versátiles para aumentar la productividad mientras conservamos y aprovechamos la amplia variedad de variedades locales”.

En este sentido, destacaron que a lo largo de los años, “el control y manejo de las enfermedades de los cultivos se ha basado en gran medida en la aplicación de una amplia diversidad de pesticidas sintéticos, incluidos insecticidas, fungicidas y herbicidas”.

Este uso se debe a pesar de los “daños ambientales y de salud causados por el uso extensivo y la exposición a estas sustancias químicas”.

Por este motivo, el objetivo principal del proyecto es “reemplazar agroquímicos sintéticos en cultivos de frutas y hortalizas, que son de consumo directo humano y desarrollar productos también para cultivos extensivos”, concluyó Ariel, que se encuentra trabajando para “establecer los lazos necesarios con los organismos regulatorios para poder elaborar protocolos que sean sensatos y aceptables y que nuestro desarrollo llegue finalmente al mercado”.

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