Periferia

5 de Junio de 2022

Estela Moyano: “El problema de lectura y escritura es anterior a la pandemia y es más estructural de lo que se piensa”

La Coordinadora del Programa de Lectura y Escritura de la Universidad Nacional Guillermo Brown analizó la caída de las competencias de lectura, escritura y comprensión de textos en escuelas porteñas. El impacto en la deserción universitaria.

Una prueba de Tercer Año de Estudios Secundarios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (TESBA) registró una caída de las competencias de lectura, escritura y comprensión de textos, de estudiantes de primaria y secundaria, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los resultados corresponden a dos evaluaciones que se tomaron en séptimo grado y tercer año de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y advierten que las dificultades para leer y escribir vienen de arrastre. 

En la prueba de TESBA, los alumnos perdieron en promedio 18,1 puntos respecto a la última evaluación prepandemia, la de 2019. 

En el desglose de los resultados se ve que el 18,7% -un 64% más que en 2019- de los alumnos no pudo responder, es decir, no resolvió actividades sobre textos breves con lenguaje sencillo. 

El 32,9% de estudiantes de tercer año se encuentra en el nivel básico en lengua: les cuesta reconocer diferentes voces dentro de un relato, distinguir acciones principales y secundarias y reconocer relaciones causales. La pérdida más relevante respecto de 2019 se dio en el nivel avanzado: los resultados descendieron 5,5 puntos porcentuales.

Caída en los valores de aprendizaje de lectura y comprensión de textos, en CABA.

En la prueba de séptimo grado, FEPBA, también hubo un descenso significativo: bajó 9,1 puntos respecto de 2019. El 34,2% de los chicos está en el nivel básico, lo cual quiere decir que pueden responder preguntas sencillas sobre el texto, pero les cuesta relacionar, interpretar e inferir.

Periferia entrevistó a Estela Moyano, Coordinadora del Programa de Lectura y Escritura de la Universidad Nacional Guillermo Brown, quien se refirió a las cifras difundidas en medios de prensa que marcaron la tendencia descendente de los niveles de comprensión de texto, tras la pandemia. Moyano se refirió al tema, y planteó la falta de estrategias para la enseñanza de la lectura y la escritura..

Periferia ¿Qué consideración tenés sobre el informe que registró una caída en el rendimiento de estudiantes primarios y secundarios para leer y comprender textos escritos?

Estela Moyano: La pandemia afectó notablemente las competencias de lectura y escritura  por la falta de presencialidad pero también por la falta de conectividad. La falta de conectividad tiene que ver con la falta de competencias de los estudiantes para manejarse con dispositivos electrónicos aplicados a la enseñanza. Si bien ellos utilizan celulares y computadoras no los utilizan de la manera que se los utiliza en la Escuela. No hubo una alfabetización digital. Sin embargo, hay otras cuestiones que tienen que ver con la brecha económica, que tiene que ver con las dificultades de familias de menores recursos de contar con dispositivos y con conectividad para asistir a clases virtuales.

El problema no es la pandemia, sino el tiempo que transcurre sin que los estudiantes reciban formación“.

Estela Moyano, Coordinadora del Programa de Lectura y Escritura de la Universidad Nacional Guillermo Brown

P.: Eso hace que exista un bache en la vuelta a la presencialidad para los y las estudiantes

E.M.: El problema no es la pandemia, sino el tiempo que transcurre sin que los estudiantes reciban formación. Pero eso es, además, un problema que no es nuevo. En años “no pandémicos”, los niveles de competencia en lectura y escritura no son mucho más altos que 5 puntos sobre 10. Esto tiene que ver con algo anterior, con un problema muy serio, que es el acceso de los estudiantes de primaria y secundaria a la lectura y a la escritura. 

Las pruebas de aprendizaje registraron inconvenientes para comprensión de textos escritos.

P.: Es decir que hay un problema que excede a la pandemia, va más allá de la tecnología y es anterior…

E.M.: Claro. Esto ya se manifestaba con la presencialidad y va mucho más allá de la pandemia. En todo caso, la pandemia, por la preocupación acerca de la falta de escolaridad, en sentido de falta de escuelas abiertas, llamó la atención sobre este problema, y sobre el hecho de que el problema iba mucho más allá de lo que a algunos les parecía.

P.: Es decir que es un problema anterior y más vertebral del sistema…

E.M.: Así es. El problema de lectura y escritura es mucho más estructural de lo que se piensa, y tiene que ver con si se enseña lectura y escritura en la escuela o cómo se enseña. Se enseña alfabetización inicial cuando los niños están en los primeros grados, pero hay que ver cómo se les enseña, qué metodologías se utilizan y qué logros producen esas metodologías.

“El problema de lectura y escritura es mucho más estructural de lo que se piensa, y tiene que ver con si se enseña lectura y escritura en la escuela o cómo se enseña”

Estela Moyano.

Primero, porque existe una enseñanza mal llamada constructivista, la psicogénesis, que deja que los estudiantes, en la medida de sus posibilidades, vayan aprendiendo, o porque tengamos otra formación más tradicional, asociada a la conciencia fonológica, las letras y su grafía, la construcción de palabras desde las unidades menores a las mayores, pero no se llega a trabajar de manera profunda con textos. Los niños pequeños pueden trabajar con textos, siempre que haya una guía del docente. Ya en los años superiores, en primaria y secundario hay metodologías que permiten una enseñanza de la lectura y la escritura más rigurosa, que permita reflexionar sobre el lenguaje como productor y constructor de significados, partiendo de la imposibilidad de separar el lenguaje de la construcción de significados. A veces los docentes se detienen en la forma, pero no se fijan en la capacidad del lenguaje de generar significado, que es lo que hay que trabajar para la lectura comprensiva y para la escritura como producción de contenidos. 

P.: Más en la sintaxis que en la semántica, la construcción integral del sentido…

E.M.: Exactamente. Pero ambas cosas son indisociables. No se puede enseñar una cosa sin la otra. Es necesario enseñar el lenguaje, enseñar los recursos que el lenguaje tiene para producir significados y enseñar a construir significado a través de la lectura y la escritura, en textos que tienen que ver con la vida cotidiana, y en textos que tienen que ver con asignaturas de Ciencias Naturales, Sociales, Humanas, como Historia o Biología, por dar un ejemplo. 

P.: Ahora, en retrospectiva ¿Observás un trasfondo político o cultural asociado a la falta de esas herramientas que mencionás en la pedagogía escolar?

E.M.: Creo que no se ha encontrado un camino adecuado, metodológicamente, para la enseñanza de la lectura y la escritura. Hay una metodología que se llama “Leer para aprender” que ha dado excelentes resultados en Australia, en Europa, en Sudáfrica, Estados Unidos y en Argentina donde se ha aplicado, y tiene que ver con partir de los textos, aún con los niños pequeños. Con niños, con textos breves de contexto familiar, relatos, anécdotas, fábulas, para ir avanzando luego hacia textos que tienen que ver con la construcción de conocimiento como en Ciencias Sociales, Naturales, Ciencias Exactas incluso. Lo importante es que se parta de un texto y que el docente lo lea con los estudiantes, conversen juntos acerca de su significado, y luego, recién entonces, puedan ir avanzando hacia los recursos textuales, y unidades menores, para ver cómo el lenguaje ofrece recursos para construir esos significados que se estuvieron discutiendo. Una oración está en el co-texto de un texto que un niño ya sabe qué significado tiene y cómo se relaciona con las otras ideas en ese texto. Recién a partir de ahí se va hacia entender unidades menores para luego volver a la unidad del texto. Es una metodología que permite acortar la brecha entre estudiantes mejor preparados y los que vienen con mayores dificultades. 

P.: Ahora, ¿Esta problemática puede impactar en las tasas de deserción que se dan cuando los estudiantes de secundario ingresan en las universidades? 

E.M.: Si el estudiante viene mejor preparado en lectura y escritura porque tuvo una trayectoria escolar que favoreció su desarrollo en esas competencias tiene muchas más posibilidades de continuar que otros. Sin embargo, la Universidad plantea desafíos novedosos tanto para los que están mejor preparados como para los que tienen más dificultades porque propone lectura y escritura de tipos de textos diferentes de los de la vida cotidiana y los trabajados en el secundario.

P.: Más opacos, tal vez… 

E.M.: Claro! Mucho más elaborados, más complejos, con un uso del lenguaje más complejo, que se ha usado para construir conocimiento científico, y entonces es necesario que en la universidad haya enseñanza específica de esos tipos de texto, más allá del tipo de escolaridad de los y las estudiantes. La enseñanza explícita de la lectura y la escritura, a partir del trabajo con textos, de la reflexión sobre el lenguaje como constructor de significados, es lo que permite acortar la brecha entre los que tienen mayor o menor formación. 

P.: ¿Esto explica las cifras de deserción que hay en las universidades?

E.M.: Yo diría que sí, si bien no se puede generalizar, porque hay muchas razones de deserción. Pero, lo seguro es que una de esas razones es la falta de competencias en lectura y escritura. Si el estudiante se enfrenta con textos que no puede decodificar, que no puede entender, ¿Cómo hace para aprender?. El problema es la universidad y cómo enseñamos. Hay estrategias pedagógicas que hoy usamos en la Universidad Nacional Guillermo Brown, para el Programa de Competencias en Discurso Profesional y Académico, que ya fueron probadas, con unos resultados muy importantes. Y esa formación tiene que hacerse desde el primer año hasta el último.

Estela Moyano es Doctora en Linguística por la Universidad de Buenos Aires, investigadora, y Coordinadora del Programa de Lectura y Escritura de la Universidad Nacional Guillermo Brown.

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