Periferia

6 de Noviembre de 2020

Las científicas tienen hasta 16% menos de chances de acceso a fondos para investigar que los hombres

Es la conclusión de un trabajo de investigadoras e investigadores de la Universidad Nacional de General Sarmiento y el CIECTI que estudiaron el "Efecto Matilda" en Ciencia y Tecnología, entre 2003 y 2015.

Un equipo de científicas y científicos de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y el Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIECTI) del Ministerio de Ciencia, reveló que las investigadoras, entre 2003 y 2015, recibieron progresivamente hasta un 16% menos de fondos para investigar que sus colegas del género masculino. 

El estudio, centrado en las brechas de género en la ciencia argentina, reveló datos desconocidos sobre el otorgamiento de fondos para proyectos científicos y la desigual distribución de acuerdo a la pertenencia de género.  

Se trata del trabajo “Efecto Matilda en el acceso a fondos públicos para investigación: estudio sobre brechas de género en el PICT”, de las investigadoras Diana Suárez, Florencia Fiorentín, y los investigadores Mariano Pereira y Alexis Tcach. 

“A pesar de los avances en materia de género que se visibilizaron en las últimas décadas, aún existen obstáculos que frenan la igualdad y amplían las brechas de género”, explican sus autores. 

La base de datos tomada para el análisis comprende la población de investigadores e investigadoras que aplicaron a uno de los programas más importantes del sistema científico argentino: El Programa de Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT), entre los años 2003 y 2015, junto al historial de sus producciones indexadas en la plataforma SCOPUS. 

Efecto Matilda 

Los investigadores se concentraron en estudiar las distintas manifestaciones de lo que se conoce como “Efecto Matilda” en el acceso a fondos públicos para la investigación.  

El Efecto Matilda hace alusión a los obstáculos mayores, en comparación con sus colegas hombres, que deben sortear las mujeres por su condición de género, para acceder a fondos para la investigación, manifestado en menor probabilidad de acceso al financiamiento. 

Este fenómeno de orden cultural, ligado estrechamente a la configuración patriarcal de las relaciones sociales, genera impactos concretos en la productividad científica de las investigadoras y en su reputación. Esta situación genera un efecto “dominó” que, a lo largo del tiempo entorpece progresivamente más el acceso al financiamiento de las investigaciones de las científicas. 

Los datos 

El estudio afirma que “las manifestaciones del Efecto Matilda se intensifican a medida que las investigadoras avanzan en sus carreras científicas”, y concluyen que existen entre ese grupo de investigadores e investigadoras tres “momentos” del Efecto Matilda.  

El primero tiene que ver con el primer subsidio. “Sólo por ser mujeres las investigadoras tenemos menos probabilidad de acceso a nuestro primer subsidio. Allí destacaron que la cifra asciende a -2,6 puntos porcentuales en comparación con sus colegas hombres.  

Sin embargo, cuando se avanza en el pedido de financiamiento de manera recurrente, crece la probabilidad de no seguir recibiendo fondos para las mujeres: “para el resto de las veces que aplican existen menos posibilidades de ser beneficiarias”, explican en el estudio, al consignar que, en un segundo momento de la solicitud de fondos la cifra asciende a -6 puntos porcentuales, en comparación con los hombres. 

Por último, concluye que “mientras los investigadores varones que accedieron en el pasado obtienen un adicional de probabilidad de recurrencia, no se verifica esa relación entre las mujeres”. 

“De dos puntos porcentuales al inicio la diferencia entre hombres y mujeres se incrementa a 16 puntos porcentuales cuando la búsqueda de financiamiento es recurrente”, concluye el trabajo. 

“A igual esfuerzo los hombres son más premiados y reconocidos que sus compañeras mujeres”, explican en el estudio, y destacan que esa situación complica las chances de productividad de las investigadoras, por lo que apuntan a generar conocimiento, “no sólo a mejorar la política pública, sino además, cambiar de forma radical la política de ciencia y tecnología con mayor equidad e inclusión social”.

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