El Doctor en Ciencias Biológicas y especialista en imágenes satelitales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), Marcos Landi, se refirió a los incendios que hoy azotan a 14 de las 24 provincias de la Argentina, con énfasis en tres de las regiones mas afectadas: el Delta del río Paraná, Córdoba y Chaco.
Es que los incendios ya avanzaron sobre unas 450 mil hectáreas y la situación pone en foco a los productores agropecuarios que los provocan para avanzar sobre tierras “improductivas” que ya generaron 49 focos de incendio en nueve meses.
Varios especialistas le apuntan al “lobby del fuego” y piden sanciones penales contra los responsables.
En este caso, Landi se refirió a los factores que agravan la situación y explicó por qué los productores agropecuarios buscan esa alternativa.
Entrevistado por Radio Colonia, Landi explicó que “están dadas las condiciones climáticas, de temperatura, humedad y viento, es un año con déficit hídrico en Córdoba ya que hace cinco meses que no llueve”.
Respecto al Delta del río Paraná, que afecta a seis provincias (Misiones, Chaco, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes y Buenos Aires) Landi asoció la propagación de los incendios a “una bajada histórica del río y eso hace que los combustibles se sequen y se den las condiciones para que se propaguen los incendios”.
“Hoy están dadas las condiciones para que se propaguen los incendios en todo el país”, dijo Landi.
La frontera agrícola y el medioambiente
El especialista del CONICET aseguró que “para aumentar la productividad de las regiones, para aumentar las cabezas de ganado, y que quede una mayor superficie de producción maderera, se producen indicamientos, generando terraplenes o pequeños diques para desviar el agua y generar superficies secas de humedad que permitan la producción de pastos y de bosques”.
“Esto genera superficies productivas en el corto plazo, pero incrementa el riesgo de incendio porque un sistema que estaba húmedo pasa a estar seco y estos sistemas de humedales tienen una gran cantidad de combustibles finos, o pajonales, y eso inevitablemente se va a prender fuego”, aseguró Landi.
Pero, además, “esas pasturas que hacen crecer les ayuda para alimentar, además al ganado, del delta del Paraná”, dijo el investigador, y sostuvo que “las pasturas naturales que crecen en la zona del Delta sirven para reservorio de carbono, de biodiversidad y para filtrar las aguas, pero como a los dueños de la tierra no les genera un beneficio económico en si mismo, prefieren desviar el agua para tener una superficie productiva”.
“Hay un conflicto de intereses que hay que resolver en el corto plazo para que la sociedad pueda seguir obteniendo un beneficio de un humedal tan importante como el del Delta del Paraná, y que el productor pueda obtener un beneficio para mantener a su familia”, dijo el especialista.
Mirada unilateral, problemas colectivos
Landi se refirió a la actitud de los productores y aseguró que “el productor tiene a ver solamente su premio, y no es consciente del impacto que está causando, eso genera una pérdida de biodiversidad, pero también de la capacidad productiva misma de la cuenca, porque los incendios, pensados integralmente, pueden afectar a los propios productores y sus fuentes de ingreso”.
Por último, se refirió a la situación en el Chaco, donde las características cambian, asociadas a la producción maderera. “En el Chaco, en las últimas cuatro décadas, el bosque nativo sufrió cambios estructurales, para permitir la actividad de madera”, dijo Landi.
“Esta actividad permite compatibilizar la actividad económica y productiva con la conservación, en algún nivel simplificado, del bosque, ahora para poder hacer esta actividad se promueven el crecimiento de pastizales, y eso es combustible fino, pasto seco altamente inflamable”, sostuvo.
