En una entrevista con Radio Caput, Federico Montero, secretario general del Sindicato de Docentes de la Universidad de Buenos Aires, y Profesor Adjunto en Política Latinoamericana, analizó las movilizaciones populares en Ecuador y Chile, que culminaron con decenas muertos en las calles, a manos de las fuerzas militares.
A pesar de lo sorpresivo y viirulento de las revueltas, Montero explicó la coyuntura de dos de las sociedades con mayor desigualdad de América Latina, y enmarcó el rol de los medios de comunicación.
“La virulencia de la represión y el carácter de las manifestaciones, tienen una novedad, en que no se venían anunciando con anterioridad”, comenzó Montero.
“Todo esto surge o explota a partir de una decisión técnica de regulación del transporte para aumentar la tarifa del metro en Santiago”, explicó Montero, al referirse a la situación en Chile.
Los jóvenes estudiantes comenzaron a dejar pasar a la gente con los molinetes abiertos, lo que generó la reacción de las fuerzas de seguridad, y a partir de ahí la situación se radicalizó hasta la violencia abierta en las calles.
La represión en Chile dejó al menos once muertos hasta hoy y Montero apuntó que, si bien Piñera dio marcha atrás con las medidas, las protestas se generalizaron y ya tienen como eje las políticas neoliberales que tiene su gobierno.
Chile: modelo pinochetista
Para comprender la virulencia de la manifestación y la brutal respuesta de las fuerzas de carabineros, sin embargo, hay que entender que Chile es “una sociedad muy desigual, jerarquizada, que tuvo un período de reformas estructurales de carácter neoliberal llevadas a cabo autoritariamente por la dictadura de Pinochet”, dijo Montero.
Montero analizó que ese proceso tuvo “éxito” en su plan “porque logró transformar brutalmente a la sociedad de Chile, y logró además negociar las condiciones de la transición a la democracia, con senadores vitalicios pinochetistas, e instrumentos institucionales que aseguraron un modelo de fuertes desigualdades sociales basado en exportación de materias primas y pocos derechos laborales que tuviera continuidad en el tiempo más allá de quién gobernara Chile”.
Pero, además, desde nuestro país, hubo también un rol de los medios de comunicación, ya que “esa continuidad se elogió mucho en Argentina por la continuidad que tuvo, pero además es un modelo a elogiar por las derechas del continente”, dijo Montero.
En ese sentido, la continuidad del modelo en Chile fue apenas puesto en cuestión por el gobierno de Michelle Bachelet, quien “intentó algunas reformas de fondo y fue muy cuestionado por la derecha”, aseguró Montero.
“La matriz de ese modelo de desigualdad con pocos derechos sociales y grandes niveles de exclusión se mantuvo inalterable más allá de si gobernaba Piñera o la concertación”, explicó Montero.
Sin embargo, a principios de los años 2000 comenzó el quiebre, porque nació una generación manifestó el malestar contra este modelo, encabezados por el movimiento estudiantil, que luego accedieron a la representación política.
“Bachelet abrió un poco el juego a ese descontento social e intentó algunas reformas, y por eso fue fuertemente combatido por la derecha” explicò Montero quien concluyó que “ese carácter irresuelto de la cuestión en Chile es lo que se manifiesta en las protestas”.
“Hay que distinguir los escenarios políticos porque en Chile no hay giro a la derecha porque nunca entró en crisis el modelo pinochetista, a diferencia de lo que sucedió en Argentina o Ecuador”, analizó el secretario general de FEDUBA.
Por último, Montero evaluó que “la derecha en Chile sigue siendo muy fuerte y el progresismo está buscando la forma de encontrar reformas de fondo”.
Ecuador, volver atrás la redistribución
“En Ecuador hubo avance de improntas redistributivas, a diferencia de Chile”, consideró Federico Montero, quien diferenció a ambos países porque “las políticas de Lenin Moreno intentan retraer derechos?.
Es decir, que se trata de un país, que a diferencia de Chile, vivió políticas de redistribución del ingreso con ampliación de derechos, durante la gestión de Rafael Correa, tal como lo vivió Argentina durante el peronismo.
“Lo que está claro es que con Bachelet se puso en cuestión la reforma impositiva y el arancelamiento a la educación”, dijo Montero, aunque “en Chile al bajo nivel de ingresos hay que sumarle un fuerte componente de endeudamiento privado de la población, es decir que para estudiar en la universidad, por ejemplo, vos tenés que sacar una hipoteca que después tenés que pagar toda tu vida, o lo mismo para acceder a servicios de salud, que tienen cifras enormes que las personas pagan durante toda su vida”.
En ese sentido, Montero concluyó que “a lo que nosotros entendemos como derechos como es la Salud y la Educación, que allá están fuertemente mercantilizados”.