El Mega DNU del presidente, Javier Milei, deroga la producción pública de medicamentos, y le abre el juego a los laboratorios privados para que intercedan en áreas estratégicas de la salud que son cubiertas por el Estado.
La producción pública de medicamentos tiene una larga historia en el país. Se remonta a 1916 cuando se creó el Instituto Bacteriológico. El Primer Plan Quinquenal de Perón incluyó un punto destinado a la “promoción de la industria farmacéutica y la fabricación de medicamentos por parte del Ministerio para modificar precios de mercado” y creó la EMESTA, primera fábrica nacional de medicamentos impulsada por el ministro de salud peronista, Ramón Carrillo.
La historia sigue en 1947 con la creación del Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) en la provincia de Santa Fe y en los años ’60 el Instituto Antirrábico de la provincia de Buenos Aires se convirtió en el Instituto Tomás Perón.
Salud, Bien social
El interés por una política que privilegiara al medicamento como un bien social siguió su impulso con el decreto 3681 de Arturo Illia en 1964, mediante el cual construyeron una Planta de Proteínas Plasmáticas bajo la órbita de la Universidad Nacional de Córdoba. Así nace el Instituto de Hemoderivados.
Con la crisis del 2000 se registró un fuerte incremento en la producción pública de medicamentos. El primer intento a nivel nacional para ordenar y fortalecer esta política sanitaria llegó en el 2008 con la creación del Programa Nacional para la Producción Pública de Medicamentos, Vacunas y Productos Médicos Continuó en 2011 con la sanción de la ley 26.688 que declaró interés nacional a la investigación y producción de medicamentos, vacunas y productos médicos como bienes sociales, con el objetivo de promover la accesibilidad y propiciar el desarrollo científico y tecnológico. Y en diciembre de 2014 se crea la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos -ANLAP- para garantizar el cumplimiento de esa ley. Hasta ayer a la noche.
El DNU en su página 5 dice que “A los fines de una mayor eficiencia en el funcionamiento del sector público es necesario efectuar una profunda reorganización de las empresas públicas mencionadas precedentemente, así como derogar la Ley N° 27.113 y suprimir la AGENCIA NACIONAL DE LABORATORIOS PÚBLICOS creada por el artículo 4° de ese texto legal».
Producción Pública
Por lo general los Estados son quienes financian mayoritariamente las investigaciones que dan lugar a las pocas innovaciones radicales en materia de medicamentos.
Dejar en manos de la industria farmacéutica privada las últimas etapas de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos y su producción, ha permitido que las empresas involucradas prioricen sus beneficios económicos y la rentabilidad de sus accionistas, relegando la investigación y desarrollo en nuevos tratamientos que puedan resolver problemas de Salud Pública.
La Producción Pública de Medicamentos y otras políticas podrían contribuir a un acceso universal y a resolver las necesidades sanitarias argentinas.
¿Qué hace la ANLAP?
La Agencia Nacional de Laboratorios Públicos justamente produce aquellos medicamentos (e incluso vacunas) que el sector privado no considera rentable o no le interesa. Hoy esas patologías pueden llegar a quedar vacantes.
La ANLAP lleva adelante 19 iniciativas como la vacuna antirrábica de uso humano, plataforma de antígenos recombinantes para producción de antivenenos y antivirales, desarrollo de molécula sintética como agente antiviral contra el Chikungunya; I+D en vacunas terapéuticas basadas en ADN y ARN para el tratamiento del Chagas; desarrollo de formulaciones farmacéuticas para uso pediátrico en enfermedades poco frecuentes; alternativa terapéutica nacional frente al envenenamiento por orugas; investigación, desarrollo y producción de antirretrovirales pediátricos; plataforma de innovación en medicamentos inhalables para fibrosis quística; formulaciones de fenilbutirato de sodio; vinculación estratégica para la realización de estudios orientados al tratamiento de la tuberculosis; modernización tecnológica de planta de betalactámicos y adecuación del proceso productivo de amoxicilina y ácido clavulánico; modernización tecnológica y adecuación normativa para la producción de una solución conservadora de órganos; plataforma pública para el desarrollo de procesos y productos farmacéuticos para la producción de medicamentos estratégicos; adecuación, calificación y validación de Planta piloto para la producción de medicamentos; proceso de modernización tecnológica del LEM para la elaboración de soluciones parenterales de gran volúmen; ejecución de estructura edilicia, adquisición de equipamiento y sistema informático; modernización y adecuación normativa de planta farmacéutica; habilitación del primer laboratorio público bajo normas ANMAT en el noroeste argentino; y producción de BCG intravesical para el tratamiento del cáncer superficial de vejiga y vacuna BCG.
Enfermedades desatendidas
Un caso exitoso de articulación por parte de la ANLAP se dio cuando desde el Hospital Garrahan se acercaron en 2018 con una problemática que venían teniendo con un medicamento que desde el hospital se generaba a través de la elaboración en forma magistral (artesanal). Pero este tipo de elaboración solo permitía el tratamiento durante la internación. El inconveniente surgía cuando los pacientes retornaban a sus casas y no podían continuar con la medicación. “Ante esa situación la agencia intervino y generamos un encuentro en la provincia de La Rioja en donde invitamos a la Asociación Argentina de Pediatría, a los referentes de las farmacias hospitalarias y a los productores públicos. Luego de trabajar durante varios días, la Planta Piloto de Producción de Medicamento, que depende de la a Facultad de Bioquímica de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), comenzó a trabajar en la producción del medicamento faltante”, relató en su momento a este diario Nazareno Luján Pernía Osuna, secretario de ANLAP.
En los últimos años desde ANLAP lanzaron nuevos productos al mercado, como fierritas, carbatest, misoprostol, mifepristona, y test covid.
Sin medicamentos a menor costo
Con este DNU además, no solo se pierde de conseguir medicamentos a menor costo, al ser de producción pública, sino también claudican los proyectos de investigación, muchos de ellos en cooperación internacional, e incluso también se pierden divisas porque varias líneas de desarrollo se exportan a otros países.
Los medicamentos dejarán de dispensarse en forma personal, pudiendo ofrecerse en góndolas, «lo que fomenta la automedicación».
Se habilita a las droguerías a entregar medicamentos al público. En la práctica, se fomentaría así la venta desde los laboratorios elaboradores a través de determinadas droguerías, «lo que causaría distorsiones en la distribución, a la vez que no permitiría la libre elección por parte de los pacientes para acceder a sus medicamentos».
Y anticiparon posibles acciones judiciales: «Desde nuestra entidad haremos las presentaciones legales necesarias para respaldar la orientación sanitaria de las normativas que se refieran a nuestra área profesional, resguardándola de intereses mercantiles».
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