Los 400 trabajadores de la fábrica que provee el insumo básico para las centrales nucleares del país ocuparon el edificio en Neuquén. Los empleados reclaman salarios atrasados. El Gobierno de Macri no da respuestas pero le aumentó el sueldo a los directivos. La planta dejó de producir en 2017 y el conflicto crece.
El desdén mostrado por el gobierno de Mauricio Macri sobre el sector nuclear tiene una de sus señales emergentes en la Planta Industrial de Agua Pesada.
Se trata del proveedor del insumo básico mas importante de las centrales nucleares de Embalse y Atucha I y II, de nuestro país. De hecho ese material es el que pone en conflicto al Gobierno con gran parte de los actores del sector nuclear, a partir de la reformulación del acuerdo con China.
Nuestras centrales, que aportan un 6% al sistema energético total de Argentina, funcionan con ese insumo, pero desde la administración Cambiemos vienen dando señales de querer dar un giro en la matriz energética.
El desfinanciamiento, la caída presupuestaria, el derrumbe de los salarios de profesionales, científicos y técnicos y un acuerdo con China para construir una central sin “transferencia” al sector científico y tecnológico local es el panorama generalizado.
La planta dejó de producir en 2017 y sus trabajadores reclaman que se les garantice la continuidad laboral y se le paguen los sueldos atrasados. Ocuparon pacíficamente el edificio de la administración y anunciaron un corte en la Ruta 22.
Los trabajadores de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Arroyito anunciaron que tomaron pacíficamente el edificio de la administración y que cortarán la Ruta 22 desde las 7 de la mañana de hoy, a la altura del puente El Carancho, Neuquén.
Los operadores explicaron que el centro del reclamo es que se les garantice la continuidad laboral y que se le paguen los haberes atrasados, consignó el Diario Río Negro.
Periferia se comunicó con Javier Sánchez, delegado de UOM CONUAR, quien confirmó la noticia difundida por los medios rionegrinos.
A los Jerárquicos si
Pero la novedad de la situación fue que a parte del personal jerárquico se les actualizaron los salarios, según denunciaron, mientras que el resto de los trabajadores percibe el mismo monto desde hace dos años.
Resaltaron que volverán a la ruta “cansados de tanta mentira, nos toman el pelo aumentando el sueldo a los jefes”.
Ante la falta de compradores de agua pesada, la situación de la PIAP depende de que Nación consiga un inversor interesado en anexar una planta de fertilizantes porque, afirmaron, el gobierno no está en condiciones de destinar los fondos necesarios. Sin embargo, a los trabajadores también les preocupa esta opción porque la obra demandaría unos cuatro años.
Desde el 2017 la planta dejó de producir y se sostiene vendiendo el agua pesada en stock, lo que para los operarios sólo significa estirar la agonía.