Periferia

24 de Marzo de 2021

Mariana Herrera Piñero: “Las Abuelas pusieron a la ciencia a resolver una necesidad social de suma importancia”

La directora del Banco Nacional de Datos Genéticos destacó el rol de las Abuelas de Plaza de Mayo para que el organismo científico restituya la identidad de 130 nietos apropiados en la dictadura.

La directora del Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG), Mariana Herrera Piñero, repasó la actualidad del organismo creado en 1987 para restituir de la identidad de los nietos y nietas de desaparecidos, cuando se cumple el aniversario 45° del golpe cívico-militar de 1976. 

La titular del BNDG dialogó con Periferia, a través de Radio Caput, y destacó la permeabilidad social de uno de los organismos científicos insignia de nuestro país, que marcó un rumbo para el cumplimiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia en Argentina y el resto del mundo. 

Creado en 1987 por la ley 23.511, impulsada por la lucha de Abuelas de Plaza de Mayo, el Banco Nacional de Datos Genéticos desarrolló una base de información en muestras y realizó miles de análisis a personas sospechadas de ser hijos de desaparecidos o con sus identidades alteradas como resultado de apropiaciones.  

Hasta antes de la pandemia de coronavirus, al BNDG se acercaban unas 1200 personas al mes, sospechando sobre su identidad y buscando confirmarlo a través del organismo científico y tecnológico, en el que trabajan de manera interdisciplinaria, profesionales e investigadores de áreas tan diversas como la biología, la bioinformática, la genética, la estadística, la antropología y las ciencias sociales. 

1200 personas que dudan de su identidad, al mes, antes de la pandemia 

Herrera Piñero confirmó que “antes de la pandemia se acercaban al Banco unas mil o mil doscientas personas derivadas por la Comisión Nacional del Derecho a la Identidad o por la Justicia, en el marco de alguna investigación judicial de apropiación”. 

Como parte de ese proceso de indagación que desarrolla la entidad, se logró identificar a 130 nietos, en una metodología que es auditada por diversas dependencias del Estado.  

Nunca durante los últimos 30 años de búsqueda de nietos y nietas apropiadas durante la dictadura militar 76-83 ocurrió una “crisis” como la actual. Este 24 de marzo, nada menos que en el Día de la Memoria, se cumplen 650 días del anuncio que hizo Abuelas de Plaza de Mayo tras la restitución del “nieto 130”.  

“El Banco retomó sus actividades después de estar varios meses en cuarentena, estamos volviendo a tomar muestras desde septiembre de las personas que dudan de su identidad”, contó la doctora en Ciencias Biológicas a cargo del organismo, y agregó que la pandemia “fue una etapa muy dura, fue terrible tener que cerrar el Banco, y detener la búsqueda de las Abuelas, en un momento en que las abuelas están muy grandes, y ahora estamos trabajando a mitad de ritmo, en cuanto a la toma de muestras”. 

El Banco, en pandemia 

El 13 de junio de 2019, cuando el coronavirus no había colapsado el planeta, fue revelada la identificación de Javier Matías Darroux Mijalchuk, secuestrado en diciembre de 1977 junto a sus padres Juan Manuel y Elena, desaparecidos. Y después de Javier, ya no hubo otro. Fue el último. La pandemia frenó los trabajos habituales de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y del Banco Nacional de Datos Genéticos.  

El contacto con las personas que dudan de su identidad y que se acercaban al Banco, y vehiculizar su solicitud de tomar las muestras, lo sostiene con su trabajo la CONADI. “Ahora estamos en un promedio de entre 50 y 60 personas por mes, porque el único lugar donde tienen para tomar las muestras dentro del Banco mismo, todo debido a la pandemia”, contó la titular del BNDG. 

Sin embargo, por la pandemia, el BNDG, comenzó a implementar la toma de muestras en el interior del país, en laboratorios dependientes del Poder Judicial, algo inédito para la institución, que permitió avanzar sobre provincias en las que hay mucho flujo de personas que se presentan dudando de su identidad. 

Por otro lado, el BNDG firmará un convenio con la Policía de Seguridad Aeroportuaria, que posee médicos extraccionistas, y ofrecieron ayuda para tomar las muestras y controlar la cadena de custodia hasta que llegan a la sede central del Banco.  

“De a poco se va reactivando la dinámica de flujo”, contó Herrera Piñero, quien destacó que, sin embargo, “el Banco tiene trabajo hacia adentro, con los grupos familiares, mejorar los marcadores genéticos que necesitamos para lograr la identificación de algunas familias que están muy incompletas, y durante la pandemia hicimos un trabajo para adentro, importante”. 

“El Banco es un lugar donde se hace investigación y desarrollo, es el único lugar experto, gracias a la lucha de las Abuelas, donde se realiza una especialidad tan compleja como buscar nietos en grupos familiares complejos en ausencia de los padres”, destacó la investigadora y subrayó que “esto nos hace desarrollar herramientas científicas permanentemente, bioinformáticas, matemático-estadísticas, que luego las volcamos a la comunidad científica para que se utilicen en otras búsquedas en otros países que también padecieron dictaduras, o que sufren los procesos de inmigración, de desplazamientos”. 

Un lugar donde se amplían los márgenes de la ciencia  

El BNDG tiene un desarrollo en nuestro país que le permitió trascender las fronteras de la genética, y comprende a nuevas disciplinas hacia el interior del campo científico y tecnológico, como resultado de la demanda de las Abuelas de Plaza de Mayo. 

“Cuanto más familiares tengamos mejor es el universo matemático de ese grupo para el Banco, para que si el nieto llega a nosotros lo podamos identificar, sino a veces hay grupos familiares con quienes tenemos poca información genética”, explicó Herrera Piñero sobre la importancia de la estadística para el trabajo que se realiza puertas adentro. 

“Cuando comienzo mi trabajo al frente del Banco, la pregunta que me hice fue como garantizarme que yo no estoy perdiendo una identificación porque las familias no tienen suficiente carga genética como para lograr la identificación, y ese trabajo es matemático-estadístico sobre como diagnosticar el universo de cada familia, sobre cómo estaban, si había que aumentar el número de herramientas genéticas para poder lograr una identificación”. 

“El problema es que viniera el nieto al Banco y estuviera ahí presente, y nosotros no pudiéramos identificarlo”, explicó la coordinadora del BNDG, y destacó que “fue un primer trabajo que hicimos con el Departamento de Matemática de la Universidad de Oslo, en Noruega, para saber si es suficiente la información que se tiene para diagnosticar”. 

Herrera Piñero destacó que “eso no sólo sirve para el Banco sino para cualquier país que tiene una base de datos para la búsqueda de personas desaparecidas”, y destacó dos trabajos más en los que estudiaron matemáticamente qué familiares hay que priorizar para exhumar familiares y completar el grupo familiar, y que fue publicado en 2020, en la revista “Forensic Science International Genetics”. El Banco se preguntó cuál es el ideal para una determinada familia, con una determinada carga genética. “Uno no exhuma a todos los familiares, sino al más indicado para mejorar la valoración estadística de una prueba”, dijo Mariana Herrera Piñero. 

Por otra parte, el Banco desarrolló una APP para ese trabajo matemático de diagnóstico, junto al investigador en bioinformática de la Universidad Nacional de José C. Paz, Franco Márcico.  

Un organismo científico atravesado por la demanda de la sociedad 

También, el Banco está en un proyecto junto a becarios del CONICET para generar tablas locales de radio isótopos: “Cuando uno encuentra un hueso de una persona, de acuerdo con el lugar dónde ha vivido esa persona, tiene determinadas concentraciones de isótopos, de hidrógeno, de oxígeno, de nitrógeno”, explicó Herrera Piñero, y destacó que “eso nos da información del origen de esa persona, donde ha vivido los últimos diez años, suponiendo que encontramos restos óseos de una persona y no podemos saber si la persona es local del lugar dónde se lo encontró o de otra zona del país”. 

“Analizar esos isótopos en los restos óseos puede permitir predecir si esa persona es de ese lugar, o si puede venir de otro lugar geográfico, y eso tiene que ver con la forma de alimentación, con el agua que toma, y cosas que hacen que esos átomos estén más concentrados respecto de otros” explicó Herrera Piñero. 

“En la Argentina no hay tablas regionales de radio isótopos”, contó la directora del BNDG, y explicó que “es un trabajo que están realizando las antropólogas forenses del Banco con el departamento de Radio Isótopos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN-UBA), en colaboración con el CONICET”. 

Mariana Herrera Piñero destacó que “son todos proyectos de investigación científica aplicada a resolver temáticas sensibles para la sociedad, como es el caso de personas desaparecidas, o el caso de las Abuelas, o pérdida de niños en la frontera, tráfico de bebés, robo de niños”. 

“El Banco es un legado de las Abuelas, que pusieron a la ciencia a resolver una necesidad social de suma importancia como es la identificación de personas desaparecidas y la restitución de nietos y nietas”, concluyó la investigadora y directora del BNDG. 

Herrera Piñero destacó que “hay derechos humanos que en el mundo se empezaron a discutir con la búsqueda de las Abuelas, como es el derecho a la identidad”. 

“Aplicar ciencia y tecnología para resolver problemáticas territoriales no existía en la región antes de las Abuelas”, dijo Mariana Herrera Piñero y destacó, que “toda esta lucha por los derechos de las personas hace que otros países miren y se apoyen en la Argentina en cuanto a lo que tiene que ver con Derechos Humanos en general, nuestro país fue señero en esto, luego de esta dictadura desgraciada que tuvimos”. 

Hoy el BNDG trabaja en un proyecto con Colombia, para que el país conforme sus propias bases de identificación de personas desaparecidas. El proyecto fue considerado de interés por la Unión Europea y ahora desarrollan un proyecto triangular con el organismo. 

Pero, además, trabajan en el asesoramiento con Perú para la identificación de personas desaparecidas y en un proyecto para reunificar la información de los niños que se pierden en las fronteras como resultado de los procesos inmigratorios. Herrera Piñero fue convocada para el asesoramiento a Estados Nacionales, sobre herramientas y protocolos en esa dirección. 

Los nuevos investigadores que llegan al Banco 

Herrera Piñero se refirió por último a los nuevos investigadores que llegan al BNDG. “Yo lo que veo hoy en día es que las nuevas generaciones de investigadores tienen una visión más comprometida con el tema social, se preguntan más para qué hacen ciencia en el país y valoran mucho la formación de alta calidad que les dió la educación pública”, dijo Herrera Piñero.  

“Esto me pasa mucho con estudiantes de la facultad y con becarios del CONICET que están en este cuestionamiento de para qué hacen ciencia”, dijo Herrera Piñero, y agregó que “en la temática forense hay una deuda pendiente para los investigadores, en un área en la que el país avanzó mucho pero también le falta mucho, porque no tenemos una ley de identificación de personas desaparecidas durante y fuera del período de la dictadura”.  

“Los investigadores nuevos tienen un interés genuino sobre estos temas, sobre qué pasa con las migraciones, desaparición de personas, me gusta la mirada que están teniendo los jóvenes que terminan la facultad, con ganas de devolverle algo a la sociedad”, reflexionó la investigadora y destacó que “antes había una mirada más teórica, liberal, de querer investigar con libertad, con una noción más liberal de lo que es la ciencia”. 

Mariana Herrera Piñero, de perfil 

Mariana es Licenciada en Ciencias Biológicas de la facultad de Ciencias Exactas y Naturales (U.B.A) y Doctora en Ciencias Biológicas de la misma facultad. 
Su tema de tesis fue “Polimorfismo a nivel genómico de los antígenos de histocompatibilidad de clase II en individuos normales y enfermos celíacos”. 

Es Especialista en Genética Molecular del área de Genética Humana de la Sociedad Argentina de Genética y Especialista en Genética Forense por la Sociedad Argentina de Genética Forense (SAGF). 

Fue Becaria Doctoral del CONICET, trabajó en el Servicio de Inmunogenética del Hospital de Clínicas José de San Martin; estuvo a cargo de la dirección técnica del laboratorio de diagnóstico Biología Molecular Diagnóstica 

Desde el 2015 dirige el Banco Nacional de Datos Genéticos. 

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