Periferia

3 de Junio de 2020

70 años de epopeya nuclear argentina

El 31 de mayo se cumplieron 70 años del decreto que creó la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). La inversión y el desfinanciamiento de un sector estratégico, entre la autonomía tecnológica y la banalidad política. Por Ignacio Jawtuschenko.

Por Ignacio Jawtuschenko*.  

Los orígenes de la energía atómica en la Argentina tienen rasgos de leyenda. Pocos años después del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima. Era todavía algo misterio y desconocido.  

El 31 de mayo de 1950 un decreto de Juan Domingo Perón creó la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea), para sostener un proyecto de “dominio de la energía atómica” encabezado por Ronald Richter “un sabio” austríaco que montó su laboratorio secreto en una isla del Lago Nahuel Huapí. El Proyecto Huemul -así se llamó-, prometió “encender soles artificiales en la tierra” y una fuente de “energía barata e infinita”. Tras un anuncio sensacional, al poco tiempo, demostró ser un fraude. 

Luego del episodio Huemul el rumbo se corrigió, y la actividad nuclear argentina, signada por una visión estratégica del Estado, alcanzó tempranamente éxitos y destacados frutos tecnológicos. La CNEA fue una institución pionera, de las primeras en su tipo a nivel mundial. Desde sus comienzos fue ejemplo de desarrollo tecnológico con fines pacíficos. Protagonista de la ciencia argentina moderna, dueña una cultura propia, con ideas de independencia económica y soberanía tecnológica, que ha sido y es semillero de notables equipos de investigación. 

El desmantelamiento de la industria nuclear | El pr... | Página12
Sede de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

A lo largo de 70 años la Cnea logró sobrevivir a los vaivenes de la pendular historia del país. Y demuestra que los argentinos somos capaces. Construyó y participó de la exportación de reactores de investigación, el RA-1 fue el primero en Latinoamérica y una empresa quijotesca para la época, y Atucha I, en 1974, fue la primera central nuclear de la región. 

Relanzamiento 

Néstor Kirchner relanzó en 2006 el Plan Nuclear Argentino, una prioridad entre sus políticas de Estado. Cristina Fernández lo potenció aún más. Atucha II era un monumento al abandono y ella la puso en marcha. Se empezó a construir el primer reactor 100% argentino CAREM, el reactor multipropósito RA-10, los centros de medicina nuclear en varias provincias, la planta de agua pesada. 

La banalidad de Macri chocó contra el principio de “autonomía tecnológica” de Jorge Sábato y puso en jaque a empresas como Na-Sa y Ensi. Se dedicó a desarticular capacidades, desfinanciar y provocar una crisis presupuestaria e institucional. ¿Sector nuclear, para qué? Sobrevolaba la amenaza de la privatización. En un segundo mandato de Mauricio, íbamos camino a los años de Domingo Cavallo – reflexionan sus trabajadores, los años 90, la Cnea en estado de coma, retiros voluntarios y científicos a lavar los platos. 

Energía para el Desarrollo Nacional 

Como en otras instituciones, la emergencia sanitaria por el Covid19 reorientó sus capacidades. Está fabricando dispositivos médicos, desarrollando un pan supernutritivo, un respirador artificial, un monitor de parámetros respiratorios, una cabina para hisopados seguros, y produce alcohol en gel y lavandina. 

El país tiene pendiente consolidar su infraestructura de capacidades tecnológicas propias. Areas sensibles como la nuclear, la aeroespacial y la seguridad informática (Cnea, Conae y Arsat) debieran vertebrarse en un misma área de tecnologías estratégicas dado que son instrumentos clave en la proyección geopolítica de la Argentina en el mundo. 

La Cnea de los próximos 70 años deberá ser un organismo dispuesto a articular con el territorio y pensar con una lógica “problema-solución”. Alejada de todo cientificismo crear diez nuevas Invap, trabajar en la sustitución de importaciones y en exportaciones con alto valor agregado. 

*Docente universitario y periodista científico.  

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