Periferia entrevistó al diputado nacional del Frente de Todos y ex presidente de CONICET sobre los nombres posibles para la gestión de ciencia, si triunfan en elecciones.
¿Que nombres podrían estar en la gestión de un posible futuro Ministerio de Ciencia?
Contamos con gente que está formada que estuvieron durante la gestión de Cristina Fernández y otros que se fueron acercando y que también está formada y que podrían llevar adelante una gestión realmente potente.
Uno piensa en ex funcionarios del MiNCyT que se fueron en 2015 cuando me fui yo de CONICET, como Jorge Aliaga, Fernando Peirano, Diego Hurtado, Eduardo Dvorkin, en la gestión de Techint, gente como Dora Barrancos, indiscutible porque conoce el sistema de ciencia y tecnología argentino y tiene experiencia en el Directorio de CONICET, Andrés Kreiner en CONEA, Marisa Herrera, tenemos a Mirta Iriondo, decana del FAMAF y candidata a diputada nacional por la provincia de Córdoba, en el área de universidad a Morgade, Sandra Carli, aunque me olvido de otras personas, muchos colegas altamente capacitados, y que podrían tener altísima capacidad. En ese caso Mario Pecheny, Alberto Kornblihtt bien podrían estar al frente de CONICET. Hay compañeros que podrían estar frente al INTA, INTI u otros organismos.
¿Qué evaluación haces sobre el incremento de científicos volcados a la gestión política?
Nuestro espacio entiende que es bueno que los científicos se incorporen a la vida política en el sentido que tienen mucho para aportar desde el punto de vista del espíritu crítico y la formación. Es un sector muy importante para construir la Argentina del futuro. Axel Kicilof es investigador especialista en Keynes, o Daniel Filmus, sobre Educación.
Por otro lado estamos en una etapa de la sociedad del conocimiento en la que las sociedades crecen y se hacen mas fuertes. Yo creo que el conocimiento es un insumo para el desarrollo de la sociedad, y es bueno, en este sentido que los que hacen ciencia se incorporen a la política. Por otra parte los científicos se han visto interpelados por la realidad. Desde los 90 los científicos salen a protestar pero éstos últimos años han servido a los científicos para entender cuanto afecta la política al sector de ciencia y tecnología del país, pero también como afecta a su vida, los proyectos que no tienen fondo, lo que no se puede transferir. Esto a pesar que en 2015 se finalizó con un sistema que era competitivo a nivel internacional.