Investigadores marplantenses se encuentran trabajando en la extracción de los cada vez mas demandados concentrados de cannabis, para uso medicinal.
Sin embargo, para su elaboración es fundamental el proceso de extracción de las sustancias activas llamadas “cannabinoides” a partir de la planta. El extracto de cannabis es la base para obtener un producto con características de medicamento, pero, hasta hace poco tiempo ese proceso se llevó a cabo con solventes tóxicos y que generen contaminación ambiental.
Tecnologías limpias
Una de las tecnologías “limpias” más avanzadas para obtener extractos de cannabis extremadamente puros se basa en el empleo del gas dióxido de carbono (CO2). Este es el mismo gas que se utiliza para fabricar las bebidas gaseosas, espumar la cerveza, y rellenar los extinguidores de fuego.
El CO2 purificado, y en determinadas condiciones de presión y temperatura, se comporta como un líquido dando lugar a su denominación de “fluido supercrítico”. En esas condiciones, el dióxido de carbono tiene propiedades únicas y selectivas, que resultan excelentes para efectuar la extracción de cannabinoides a partir de la planta de Cannabis.
Durante la extracción, el fluido atraviesa el material vegetal y disuelve los aceites; el proceso es parecido a la preparación de café en una cafetera de cápsulas. Sin duda, esta metodología constituye un ejemplo de proceso limpio, no contaminante para el medio ambiente, ya que el dióxido de carbono se recicla, y a la vez es muy eficiente y selectivo dado que permite obtener extractos de alta pureza.
Mar del Plata investiga
En el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (INTEMA, CONICET-UNMDP), el grupo liderado por Alejandra Fanovich, investigadora independiente del CONICET Mar del Plata, trabaja desde hace varios años con esta tecnología, llamada “Tecnología de Fluidos Supercríticos”, para el desarrollo de biomateriales con fármacos.
En distintos proyectos, esta tecnología se usa para obtener extractos naturales con propiedades farmacológicas a partir de diversas especies naturales.
“Desde el 2009 venimos trabajando con esta tecnología “limpia” con la que logramos obtener sustancias antibacterianas muy específicas”, expresa Fanovich.
En el 2017, con la implementación de la Ley Nacional 27350 sobre Cannabis Medicinal, el equipo científico marplatense sumó su experiencia para vincular la aplicación de esta tecnología con saberes de otras disciplinas y aportar al desarrollo de un producto controlado para uso terapéutico.
Uso medicinal
El uso del cannabis medicinal fue en crecimiento por la alta demanda de pacientes con enfermedades neurodegenerativas como son las demencias, pero también epilepsias o autismo. Una de las mas conocidasde esas enfermedades es el Alzheimer.
En este marco, se constituyó el Grupo de Investigación Interinstitucional en Cannabis Medicinal (GIICAM) junto con las investigadoras de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNMDP y del CONICET, Cristina Ramírez y Sandra Churio, todas miembros de la Red Argentina de Cannabis Medicinal (RACMe) organizada por la Secretaría de Articulación Científico-Tecnológica de la Nación.
Además, el GIICAM coordina acciones con la ONG Cannabis Medicinal Argentina (CAMEDA) para promover el desarrollo de un producto medicinal de cannabis estandarizado y con las características de un medicamento bioequivalente al aprobado por la Administración de Alimentos y Drogas de EEUU (FDA).
Fanovich manifiesta que “Somos concientes de la angustia de las familias que luchan por el derecho a la salud de sus hijos, transitando laberintos sin salida para acceder a tratamientos terapéuticos basados en cannabis, y de la labor incansable de aquellas familias que, con todo su amor, tienen una planta de cannabis en sus casas para extraer aceite y dárselo a sus hijos o familiares con diagnósticos de epilepsia o autismo”.
El investigador asegura que “nuestro compromiso es trabajar para que puedan acceder a un medicamento público y gratuito sin tener que hacer preparados que no tienen control o adquirir productos “falsos” que ni siquiera contienen los principios activos fundamentales del cannabis”.
Y finaliza afirmando que “el desafío actual del grupo es ir avanzando a medida que se va implementando la ley nacional, dado que hay que cumplir una secuencia de etapas para acceder al material vegetal que involucra la participación de diversas instituciones. El progreso en este camino es lento, aunque se están logrando avances significativos”.
Fuente: CONICET