Tras el anuncio de la importación del primer lote de vacunas contra la fiebre Aftosa desde Brasil, el laboratorio Tecnovax fue expulsado de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB).
El suceso tiene origen en una disputa que viene de largo entre Biogénesis Bagó, el laboratorio que, junto al Laboratorio CDV, tienen el monopolio de la producción y la comercialización de la vacuna, y el laboratorio Tecnovax, que viene peleando por importarla (a un valor cinco veces menor del que le cuesta a los productores ganaderos en nuestro país).
Luego de que en el territorio argentino surgieron diferentes proyectos de empresas de salud animal que intentaron producir vacuna antiaftosa en el país, debido a la complejidad de los requerimientos de calidad y bioseguridad, los dos laboratorios que afrontaron las necesidades de inversiones y adecuación tecnológica, y que permanecen habilitados y abastecen de vacuna antiaftosa al país y al mundo hasta hoy son el Centro de Diagnóstico Veterinario (CDV), de capitales argentinos y chilenos, y que también le produce a la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA); y Biogénesis Bagó, propiedad al 50% entre las familias Sigman y Bagó, que lideran con su terapéutica innovadora de cuatro cepas el mercado local y global.
Un negocio de miles de millones
Para entender el contexto, es preciso mencionar que en la Argentina la vacuna antiaftosa tetravalente de Biogénesis Bagó se vende a dos dólares colocada en el animal vivo -entre 1.800 y 2.000 pesos- versus USD 0,70 de la vacuna de 2 cepas, que se aplica en el resto de la región, en países como Uruguay y Brasil.
El estatus sanitario de Argentina es el que le permite hoy proyectar las exportaciones de carnes a los mercados de alto valor y tanto el Servicio de Sanidad Animal (SENASA), como la industria pharma y de salud animal y los entes sanitarios desarrollan un rol clave para mantener ese estatus.
Hoy los productores agroganaderos tienen que aplicar anualmente la vacuna a todo su ganado, por lo que es nítida la magnitud del negocio que existe detrás de la disputa entre los laboratorios CDV y Biogénesis, por un lado, y Tecnovax, por el otro.
El fundador y CEO de la empresa, Diego La Torre, vivió esto como una victoria ante su oponente, el poderoso Biogénesis Bagó, que tiene la mayor parte del negocio de la aplicación de esta vacuna desde hace años. El otro participante del mercado, el Centro de Diagnóstico Veterinario (CDV), tiene una porción muy menor en las ventas totales.
El negocio no es menor. Por cerca de una década las vacas argentinas recibieron dos vacunas al año, pero en el camino se decidió cambiar el esquema y que sólo recibieran dos dosis las categorías menores como terneros, vaquillonas y novillitos. En definitiva, al año se aplican cerca de 75 millones de dosis.
Expulsión
La llegada del primer lote desde Brasil esta semana ocasionó que el comité de disciplina de la Cámara de Biotecnología decida expulsar a la compañía Tecnovax, tras decidir que su conducta no respetó el estatuto.
Esto fue consecuencia del pedido de investigación hecho por el laboratorio Biogénesis Bagó ante la Cámara de Biotecnología, presidida por Sebastián Bagó.
Biogénesis es un laboratorio de reconocida trayectoria en el negocio ganadero y tras el cual está el empresario Hugo Sigman, director general del grupo Insud, que tiene inversiones en diferentes actividades agropecuarias y en otros rubros.
Esta semana le llegó al empresario la respuesta contundente del comité de disciplina de la CABIOTEC, que decidió su expulsión basada en declaraciones periodísticas de La Torre y en una carta que el empresario envío al SENASA cuestionando el sistema de comercialización de esta vacuna.
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