El Secretario de Políticas Universitarias, Alejandro “el galleguito” Álvarez quedó en el foco del conflicto entre el Gobierno de Javier Milei y las universidades nacionales. Álvarez es un mileista puro que encarna el deseo del presidente de “hacer mierda el sistema universitario”, tal como lo expresó el funcionario a días de iniciada su gestión.
Lo más visible de la gestión de Alejandro Álvarez es su presencia en twitter, atacando a rectores, universidades y docentes por cualquier acusación (sin fundamento la mayor parte de las veces) que llegue de la militancia mileista o de estudiantes enojados por desaprobar exámenes.
A los argentinos, su visibilidad en redes le cuesta más de tres millones de pesos al mes, que es lo que cobra un Secretario de Estado hoy, a pesar de que no lo quieren ni los rectores ni la propia ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello. Si todavía no se fue del cargo, es porque es resistido por Javier Milei, por Santiago Caputo y por Carlos Torrendell, el titular de Educación dentro del Ministerio.
Todos le apuntan a Álvarez
Sin embargo, los rectores no lo quieren y Pettovello prioriza resolver un conflicto que crece, en el mediano plazo. Es por eso que lo quiere afuera a Álvarez. Es más, en el ámbito académico algunos ya hablan de “un funcionario que no funciona”.
Pettovello ya le pidió a Torrendell que corra al subsecretario de Política Universitaria. La posición de Pettovello, además, es fogoneada desde el macrismo, que busca imponer nombres propios.
El ex presidente cuestionó públicamente al asesor estrella de Javier Milei y en simultáneo se empezó a mover en tándem con la ministra de Capital Humano para comerle lugares en el organigrama.
A fines de abril, con la marcha universitaria histórica que significó un quiebre en la relación de Pettovello con Santiago Caputo. El líder de los Peaky Blinders absorbió al Galleguito, que por eso sobrevivió en el gabinete. Incluso le puso como jefa de asesores a la mujer del Gordo Dan.
El punto es que sólo se mantiene por su ultra militancia libertaria en redes, aún cuando no puede mostrar ni un logro de gestión. Es más, siempre estuvo afuera de la negociación con las 57 casas de estudios superiores por su espíritu de confrontación constante. Hoy, se convirtió en un escollo no sólo para los rectores, sino también para el propio Ministerio de Capital Humano.
Un funcionario “que no funciona” y cobra más de 3 millones
El funcionario, cuya “gestión” más visible es enviar mensajes de twitter intentando sembrar sospecha sobre docentes universitarios y rectores, nunca entabló el diálogo con las universidades.
Por eso, su verborragia anti-universidades le dejó la puerta de salida abierta al funcionario mileista. Antes de ocupar la Subsecretaría de Políticas Universitarias, Álvarez fue profesor de la UBA en la el CBC, y ahora, (con apenas una licenciatura) es profesor “titular” de Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires y profesor adjunto de Historia Económica Contemporánea en la Universidad Nacional de La Matanza.
A pesar de que su trabajo se centra todo en universidades nacionales, cobró alto perfil por los ataques constantes y la búsqueda de generar sospecha de corrupción contra rectores y autoridades. En su entorno dicen que su militancia anti-universidades tiene que ver con su pasado de militancia en la FEDUN.
“El galleguito” Álvarez, el hijo del histórico dirigente peronista el “Gallego” Álvarez, es conocido por la frase “vengo a hacer mierda a las universidades“, cuando se dio su asunción en el cargo.
El punto es que, ahora, con un sueldo de más de $2.981.513 (iba a pasar a cobrar $4.418.575 en febrero, con el escándalo del decreto avalado por Milei que subía los sueldos del personal jerárquico un 48%), nadie sabe qué función cumple, y toda la visibilidad de su gestión se centra en su actividad tuitera.