Durante su presentación en la exposición de la Sociedad Rural, el presidente, Javier Milei, aseguró que “ampliará la oferta de vacunas contra la fiebre aftosa para que 200 mil productores ganaderos ya no dependan de un solo laboratorio y puedan acceder a vacunas más baratas”.
La frase tiene como trasfondo la guerra entre el laboratorio veterinario Tecnovax y las empresas Biogénesis y CDV. La primera busca importar la vacuna desde Brasil, donde su valor comercial es cinco veces menor al que establecieron las últimas dos.
Se trata de un negocio de más de 100 millones de dólares al año, y tiene en vilo a los productores ganaderos del país por el alto costo de las vacunas, que son de aplicación obligatoria. Según explica en una nota el portal Bichos de Campo, la misma se aplica dos veces al año en todo el país, lo que suma unos 80 millones de animales, todo para prevenir la aparición de la enfermedad.
Esta situación viene desde 2001, con el regreso de la enfermedad. Desde entonces, y como todas las multinacionales discontinuaron la producción de la vacuna en Argentina, el mercado es abastecido por Biogénesis Bagó, que siguió produciendo y fue clave para contener le rebrote de la enfermedad. Años más tarde su sumó CDV.
Buscan la importación
El 4 de abril, en este contexto, el laboratorio Tecnovax solicitó formalmente al Senasa (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria) permiso para ingresar la vacuna contra la fiebre aftosa desde otros países, en un intento concreto por romper lo que califica como “un monopolio”. Incluso semanas después de eso presentó una denuncia por este asunto ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, que recién está ingresando en sus instancias preliminares.
En La Rural, los representantes de Tecnovax le planteaban sus quejas porque a ellos desde el Gobierno no les atienden el teléfono desde abril y porque sabían que el funcionario cercano a Luis Caputo se había reunido en cambio con los dueños de Biogénesis Bagó, e incluso este mismo jueves -en el restaurante central de la Rural- también había compartido un almuerzo con altos ejecutivos de esa empresa y hasta un embajador.
Guerra de laboratorios
En este guerra declarada entre laboratorios, lo que en concreto sospecha Tecnovax es que luego de que Milei ordenó desregular ese mercado, los sucesivos pasos dados por el Senasa, apuntaron a ralentizar el proceso de aprobación de nuevos jugadores, de tal forma que ellos -que ya tienen disponibles 15 millones de dosis de vacuna para importar desde Brasil a bajo precio- no podrían finalmente vender nada en Argentina hasta el año 2026.
El 9 de abril, luego de aquel pedido inicial de Tecnovax para importar vacunas, el vocero presidencial Manuel Adorni anunció en su conferencia matinal que el gobierno autorizaría la importación de la vacuna bivalente (contiene dos cepas) contra la fiebre aftosa a la Argentina, y no la tretavalente (cuatro cepas), que es la dosis exigida por Senasa hasta ahora.
Luego de ese anuncio, a principio de mayo el Senasa dictó la Resolución 460/2024, que establecía las nuevas reglas de juego. En efecto, se habilitaba el reemplazo de la vacuna treta por la bivalente (sacando la cepa C ydejando una cepa A y la cepa 01 Campos), que era la utilizada en todo el resto de los países ganaderos de la región, como la que Tecnovax quería importar desde Brasil.
Pero para dar tiempo a agotar los stocks de vacunas fabricados localmente y a la vez aprobar a los nuevos jugadores, el organismo definió ciertos plazos para la transición: recién a partir del 1° de marzo de 2025 iba a poder comenzar la sustitución de unas vacunas por las otras.
A mitad de precio
En este escenario, las 15 millones de dosis que ofreció ingresar Tecnovax a mitad de precio (y que son remanentes de Brasil, donde se ha dejado de vacunar desde este año), no podrán ser utilizadas de seguro en la primera segunda campaña de vacunación de este año y seguramente tampoco en la primera de 2025, porque recién a partir de marzo se estarían habilitando las nuevas producciones de vacunas bivalentes.
Pero adicionalmente el Senasa instrumentó un mecanismo por el cual debería analizar la calidad de las nuevas vacunas bivalentes que ingresarían en el mercado local a partir del año próximo. En principio, el organismo exigió la presentación de nuevos dossier a todos los laboratorios, para a partir de allí hacer un análisis riguroso para verificar la calidad de las nuevas vacunas que entren en escena. Contra esta exigencia cargan ahora las tintas los integrantes de Tecnovax, ya que consideran que las pruebas son tan rigurosas que apuntarían nuevamente a dejarlos fuera de competencia.
En Tecnovax, la sospecha es que el organismo sanitario ha impuesto análisis tan rigurosos con el ánimo de retrasar el ingreso de competencia de los nuevos competidores, ya que cada vacuna debe ser analizada individualmente, por orden de inscripción, y todo el ciclo demanda al menos dos o tres meses por cada laboratorio. Es por eso que Tecnovax sospecha que sus vacunas no podrían entrar al país al menos hasta 2026. “El monopolio juega a que nos cansemos”, especulan sus directivos.
Fuente: Bichos de Campo.
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