Luego de prometer que la TV Pública, Télam y Radio Nacional serían entregadas a manos del sector privado, y que incluso una de las joyas, ARSAT, también, el presidente, Javier Milei, finalmente desistió.
La decisión se asienta en el saldo positivo de la compañía de Telecomunicaciones, que incluso puede servir para sostener a otros medios públicos que estaban en la mira libertaria.
Es más, en el Gobierno no se prevé una privatización temprana o de mediano plazo de estas compañías de comunicación.
Si bien catalogan como un factor “negativo” que las tres compañías tengan “fuertes pérdidas”, explican que ese pasivo planea ser compensado con las recaudaciones que logran áreas como el ENACOM o empresas como ARSAT. También destacan el rol de la Televisión Digital Abierta (TDA), vital para un segmento del rating para los canales televisivos de aire.
El ENACOM estará presidido por el abogado especializado en telecomunicaciones Tomás Sutton y estará dentro de la cartera de Cingolani. Cabe la aclaración de que ambos nombramientos no serán oficiales hasta que sean refrendados mediante decreto en el Boletín Oficial. Pero estarían al caer en los próximos días.
La política de medios y comunicación continúa difusa. Aún no se conocen detalles precisos sobre cuál será la matriz que rija durante la gestión libertaria. Por lo pronto, consideran que la privatización de los medios públicos configura un conflicto contraproducente en el marco del ajuste significativo del gasto público que se está realizando.
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