Periferia

2 de Diciembre de 2023

Vender ARSAT, un plan de Milei que podría canibalizar el acceso a la información

Su infraestructura de telecomunicaciones es la mayor obra de integración territorial. Venderla tendría implicancias hasta para la seguridad nacional. Clarín y los privados que se relamen. El espejo en Papel Prensa.

Luego del triunfo electoral de Javier Milei, la privatización de activos considerados “estratégicos” por buena parte del arco político, desde el radicalismo hasta el peronismo y la propia izquierda, entraron en duda.

A los casos de Aerolíneas Argentinas e YPF (junto con su empresa de tecnología Y-TEC, surge ARSAT, que conjuga el desarrollo satelital y de comunicación clave en todo el territorio nacional, con implicancias en la propia seguridad nacional.

Esteban Carranza, titular de la la empresa Ascentio Technologies, una empresa argentina de base tecnológica dedicada al diseño, desarrollo y operación de sistemas complejos de alta disponibilidad para el sector aeroespacial, asegura que Arsat “debería al menos tener una valoración particular que exceda lo estrictamente económico”, porque incluye temas y áreas sensibles para la seguridad y la soberanía nacional.

“Lo primero es que creo firmemente que la ciencia aplicada o ciencia y tecnología, quitando el tema de la ciencia básica que es absolutamente necesaria, deben ser parte de la agenda del país. Y además hoy es un tema que entró fuertemente en la agenda de cualquier organización social. Creo que están dadas las condiciones para discutir si en este momento la ciencia y la tecnología no tienen que formar parte de una agenda. Mi posición es que sí, claramente”, destacó a modo de introducción el ingeniero riocuartense que con su empresa participó del lanzamiento de los últimos satélites nacionales.

Con agenda en Ciencia y Tecnología

Carranza sostiene que “en ese contexto yo miro a Arsat como el ejemplo genuino de que el Gobierno ponía en agenda temas de tecnología. Por supuesto que se pueden discutir muchas cosas que se pueden considerar mal hechas o innecesarias en este tiempo, pero pienso en superar ese debate. Arsat comienza con el desafío de ocupar una posición en la órbita geoestacionaria que es un recurso finito, y es la órbita necesaria para hacer comunicación. Todos los emprendimientos de comunicaciones serios hablan de una etapa geoestacional. Por ejemplo, la antena de DirecTV, que vemos en las casas, están fijas apuntando a un satélite geoestacionario. Si el satélite se coloca en otro lugar, todas las antenas deberían moverse para poder tener conexión. Es una de las pocas legislaciones a nivel espacial que existe; es decir, para colocar un satélite hay que negociar con Naciones Unidas y con el Ente que regula las telecomunicaciones. No todos los países tienen licencia y Argentina ya la tenía y la habíamos usado en su momento con el Nahuel Sat que era un satélite fabricado completamente en Francia. Sirvió muchísimo esa compra para adquirir conocimiento y capacitar gente. Buena parte del recurso humano de Arsat hoy está constituido por personas que se formaron alrededor de ese satélite”.

Arsat es una empresa que el sector privado mira con mucho interés, justamente por la cantidad de activos que le darían posiciones oligopólicas en relación con las prestaciones estratégicas que posee.

Son principalmente tres las verticales de ARSAT que interesan por su infraestructura tecnológica, ya desplegada, que la financió el Estado y de la que se pueden sacar ventajas con diferencias abismales en relación con competidores: su Red Federal de Fibra Óptica, su flota satelital y su centro de datos.

La Red Federal de Fibra Óptica

La Red Federal de Fibra Optica (Refefo) es un tendido que el Estado construye desde 2010. Actualmente tiene una extensión de 34.500 kilómetros y pasa por 1.050 localidades de todo el país en las que la empresa ofrece servicios mayoristas a proveedores locales que explotan el negocio de la última milla.

La REFEFO es una red en pleno funcionamiento con capacidad de crecimiento a 30 años cuyo valor puede promediar los u$s35 dólares por metro más el valor del equipamiento electrónico adicional.

También apuntó que tiene equilibrio operativo y que es un activo importante porque involucra zonas no cubiertas por los operadores en el país. Por ejemplo, acompaña gran parte de la ruta nacional 40, la de mayor extensión de la Argentina.

Todas estas ventajas hacen que la red sea de interés no solo Claro sino también para Telecom, del Grupo Clarín, y Telefónica. Es en sentido de lo dicho con anterioridad que el valor de ARSAT no es posible de calcular. Cualquier cifra es una estafa al estado porque tiene demasiados activos demasiado estratégicos.

La REFEFO es una estructura anillada de enorme ancho de banda que cubre todo el país continental. Es la mayor obra de integración territorial de la Argentina en el siglo XXI. A diferencia de los ferrocarriles, transporta información en lugar de bienes y personas, no tiene estructura lineal sino es una malla de enormes anillos regionales, se hizo con plata e ingeniería propias, cubre todo el país continental con inclusión de la Patagonia, se hizo sin ingleses, no tiene acreedores y no hay modo de que el país funcione sin ella. Ésa es la causa por la que no se puede pagar. ¿Cuánto vale que el país funcione?

Antes de la construcción de la REFEFO, que empezó alrededor de 2010, internet y la telefonía celular eran pésimas incluso en el AMBA. Y del interior, ni hablar. Entre 2004 y 2015, la velocidad promedio de internet en Argentina se multiplicó casi 400 veces, y eso nos alineó un poco con la región. Antes dábamos vergüenza.

Sin la REFEFO, Watsapp y Telegram, por citar 2 servicios IP gratis y muy populares, hoy serían imposibles. Salir sin billetes y pagar con el celular, también. Operar cuentas bancarias, ver películas por streaming, ser Tik-Tokker o Youtubber, lo mismo. El que se quede con la REFEFO, será además el dueño de las comunicaciones hiperveloces 5G.

El espejo de Papel Prensa

Además de cobrarnos el uso de una autopista construida con plata federal, el posible dueño privado de la REFEFO tendrá el mismo control de la información que adquirió el grupo Clarín, durante el Proceso, cuando se hizo con las acciones de Papel Prensa. Su capacidad de abastecer o desabastecer de papel, de financiar, endeudar o ejecutar al resto de la prensa gráfica del país con su insumo básico se hizo inmensa.

Eso le permitió comprar otros medios de papel y de aire, y le posibilitó incluso un control fino de la línea editorial de sus competidores, lo que habilitó un negocio fabuloso: vender no información sino silencio. Los mayores estafadores nacionales e internacionales del país, agradecidos. Esta película la venimos viendo «non stop» desde 1977. Pero la secuela, adueñarse de la REFEFO, da acceso a poderes de exacción y control ilimitados sobre otras empresas y la ciudadanía, y una capacidad de silenciamiento mucho mayores que el monopolio del soporte papel.

Canibalizar un bien estratégico

Privatizar ARSAT pasa necesariamente por canibalizarla. Hay activos estratégicos para enriquecer a muchos empresarios amigos.

Están los satélites geoestacionarios de telecomunicaciones ARSAT-1 y 2, cuyo diseño y construcción le dieron fama a la empresa. Funcionan impecablemente, ganan unos U$ 40 millones/año, dan internet a escuelas rurales, comisarías, municipios, hospitales de ciudades chicas y destacamentos militares en zonas despobladas, incluidas las bases antárticas argentinas. Lanzados en 2014 y 2015 y con una construcción excepcionalmente robusta, los ARSAT-1 y 2 tienen vida útil planificada hasta pasando 2030.

Está el satélite SG-1 en diseño en INVAP. Tiene la tecnología que se había esbozado para el ARSAT-5, a la que se habría llegado paso a paso si el gobierno de Mauricio Macri no hubiera cancelado los ARSAT desde el 3 al 6 al toque de desembarcar en la empresa. El ancho de banda de este satélite nuevo satélite será fenomenal, si Milei no impide su desarrollo.

Sus satélites 1 y 2 son lo que volvió bruscamente conocida a ARSAT. Y sin embargo, necesitaríamos centenares de SG-1 para acercarnos siquiera al ancho de banda de la REFEFO. Eso no lo tiene ningún país desde el Río Grande hacia el sur.

E incluso con una flota de SG-1 el servicio sería inferior, porque a 36.586 km. de altura sobre el cinturón ecuatorial, la distancia de los catetos del triángulo formado entre hablante y oyente en tierra y el satélite en su sitio orbital raramente anda debajo de los 100.000 km, y eso sin siquiera salir del país. Es un trayecto muy largo, incluso para las señales de radiofrecuencia, que tienen la velocidad de la luz.

De modo que una conversación telefónica por satélite se hace difícil, por ese segundo y medio de demora de la señal en recorrer el ascenso y descenso de la señal. Pero participar en un videojuego, hacer cirugía robótica a distancia o controlar un dron civil o militar, cosas que requeren reacción rápida y tiempo real, eso por satélite es imposible.

Para resumirlo: los ARSAT-1 y 2 nos pusieron en el mapa de los 10 países espaciales «top». La REFEFO nos permite algo más básico: integrar nuestro propio mapa. Somos el 8vo país del planeta, por superficie, y con poca población y mal distribuida. ¿Qué precio tiene sujetar entre sí 24 provincias?

Data Center

El data center, el nodo central de la REFEFO. Hace 10 años era el de mayor seguridad informática, capacidad y disponibilidad del país y de la región. Cuando la empresa la colonizó la gavilla cordobesa de JxC, se fue apartando cada vez más de su perfil original (50% de usuarios estatales, 50% de privados) y se fue brotando de quintitas y kioskitos particulares de los nuevos funcionarios.

Un premio grosso, pero no en términos económicos sino políticos, es la empresa CEATSA, un «joint venture» de ARSAT y de INVAP, con un 90 y un 10% de capital accionario respectivos. ARSAT e INVAP son firmas estatales emblemáticas, cuya cabeza el macrismo ambicionó poner en una pica, porque logran el milagro de exportar reactores nucleares, radares y servicios satelitales con poquísimo personal, aunque muy experto, y una administración muy austera. Eso va a contracorriente de la visión macrista de la economía, y como las exportaciones son innegables, tan innegables como que ambas empresas viven de sus ganancias, le arruina el relato.

INVAP

Si se le saca CEATSA a INVAP a través del cierre o expropiación de ARSAT, INVAP se queda sin sala de testeo de prevuelo para satélites de gran tamaño y potencia. Entonces también se jode por extensión la Comisión Nacional de Actividades Espaciales, CONAE, otro pedazo de estado argentino libre de ñoquis y con demasiados satélites de observación de la Tierra exitosos. Tres pájaros de un tiro.

ARSAT sin la REFEFO es como YPF sin Vaca Muerta. ¿Los lectores notaron cómo se aceleró internet en Argentina entre 2010 y 2012? Bueno, es que ARSAT en aquellos 2 años había metido más fibra óptica que Telefónica en 20 años, y del doble de ancho de banda. Nuestra red informática federal no la tienen ni Brasil ni México. ¿Y se la va a llevar el oligarca mexicano Carlos Slim? ¿Por 900 y pico de palos verdes?

En 2014, comparados en ancho de banda con la región, no éramos la potencia comunicacional que es Uruguay, y tampoco Brasil. Pero ya no dábamos lástima. Hoy ya subió a 16 mega. Eso es lo que da la REFEFO.

La REFEFO (yo no le puse ese nombre disfónico) es la mayor obra de infraestructura federal en los que va del siglo, costó un Perú, se hizo con gente y plata argentinos, funciona bárbaro, es imprescindible, casi todos los argentinos la usan, y casi ninguno tiene siquiera idea de que existe.

Clarín, siempre atrás

Por ahora, el grupo empresario que más ganaría de esta expropiación al fisco sería Clarín. Ante todo, evitaría la posibilidad, que siempre fue remota, de pagar tarifas reales por su uso. Por ahora, paga tarifas de chiste -es decir subsidiadas- a través de fachadas como Red Intercable, formada por por 230 PyMES de 580 ciudades en 21 provincias argentinas. Ergo, el 2do mayor multimedio de Sudamérica hoy paga como si fuera una flaca cooperativa pueblerina. Si te volvés el dueño de la REFEFO, no pagás nunca más y los demás usuarios te pagan a vos.

Sería una adquisición que daría acceso a poderes ilimitados sobre ese nuevo órgano del cuerpo humano: el celular, el soporte físico por el cual el argentino de a pie se informa o desinforma.

Hay dos problemas con esto de ser el nuevo amo de la REFEFO: si no se la mantiene, y eso cuesta plata, se cae, y sólo la puede mantener un grupo que se sabe a prueba de todo. Clarín califica, Slim no sé. Aquí al mexicano le va bien, pero no juega de local.

El otro problema es que ARSAT gana plata, no la pierde. Razones para robársela al estado, no hay, salvo que da un muy mal ejemplo. Pero hay un tercer problema: ARSAT es propietaria legal y efectiva de todos sus activos, no una gerenciadora. Para enajenarlos, se requiere una ley aprobada por ambas cámaras del Congreso, donde las cosas son resbaladizas porque no hay mayoría segura.

Fuente: Nota publicada por Daniel Arias, en AgendAr.

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