Periferia

23 de Abril de 2025

Mientras avala el desfinanciamiento de la ciencia argentina, Darío Genua elogió “el espíritu innovador” de Israel

El Secretario de Ciencia, que rechaza asistir al Congreso a debatir la situación presupuestaria de la comunidad científica argentina, presenció el lanzamiento de los "Israel Innovation Awards".

Mientras rechaza invitaciones del Congreso para debatir sobre la situación presupuestaria de la ciencia argentina, el Secretario de Ciencia y Tecnología de la Nación, Darío Genua, presenció el lanzamiento de los “Israel Innovation Awards”, en la que se presentó la convocatoria anual para premiar proyectos conjuntos de innovación tecnológica.

Allí, Genua, que avala el desfinanciamiento del sistema científico, el desmantelamiento de organismos científicos como el INTA y el INTI, el desfinanciamiento de las universidades nacionales y la pérdida salarial de docentes, investigadores y becarios del sistema científico, elogió “el espíritu innovador de Israel“.

10 proyectos para innovación

El evento, fue organizado por la Cámara de Comercio Argentino-Israelí y la Embajada de Israel en el Hotel Emperador, que alojó la presentación de la 10° edición de los Israel Innovation Awards, la distinción argentino-israelí en innovación y que tiene por objetivo promover la cooperación tecnológica entre empresas y emprendedores de ambos países.

Como acostumbra año a año, la búsqueda estará centrada en preseleccionar 10 proyectos de innovación tecnológica de todas las áreas, con especial énfasis en biotecnología; manejo sustentable del agua; salud y equipamiento médico; tecnología aeroespacial y satelital e inteligencia artificial. Los emprendedores y empresas interesadas en participar tendrán tiempo hasta el 19 de junio de 2025 para realizar su postulación.

La presentación de la convocatoria estuvo encabezada por el presidente de la la Cámara de Comercio Argentino-Israelí (CCAI), Mario Montoto, el embajador de Israel en Argentina, Eyal Sela, y el secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Dario Genua, quienes iniciaron el encuentro con sus condolencias a la comunidad católica y al mundo por el fallecimiento del Papa Francisco.

Mario Montoto destacó que la edición 2024 fue el año con más inscripciones de PyMEs y emprendedores, con más de 100 proyectos que cumplieron con los requisitos para competir por el premio. Además, instó a los presentes a tomar a Israel como ejemplo de innovación, resiliencia, y elogió su mirada enfocada en “hacer algo nuevo para la humanidad con la cual todos nosotros convivimos”.

Allí, el secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología Darío Genua destacó que “Israel es un país que tiene grandes desarrollos y muchísima innovación sobre la cual nosotros podemos nutrirnos y podemos tomar” y que la relación argentino-israelí “es el punto de partida de todo lo que podemos seguir haciendo y todo lo que podemos hacer”.

Silencio oficial, daño estructural

El elogio de Genua pasaría desapercibido si no fuera que no se lo escuchó pronunciarse en contra del desfinanciamiento de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Agencia I+D+i), responsable de financiar buena parte de los proyectos de investigación e innovación de nuestro país, y que literalmente dejó de operar. Todos los contratos plurianuales con instituciones públicas y privadas fueron congelados. Cientos de proyectos suspendidos, laboratorios paralizados, investigadores sin horizonte. Genua, amante de la innovación, no se pronunció al respecto.

A esto se suma la asfixia presupuestaria a las universidades nacionales, que ya arrastraban condiciones precarias con pérdidas de 70 puntos contra la inflación desde que asumió Milei. Hoy, muchas apenas pueden sostener la docencia. La investigación, directamente, está siendo sacrificada.

En el CONICET, la situación salarial es crítica. Los ingresos de ingreso rondan la línea de pobreza. Incluso quienes tienen décadas de trayectoria han visto deteriorarse su poder adquisitivo hasta niveles incompatibles con una vida digna. La fuga de talentos —esa sangría silenciosa— se ha acelerado.

Ante cualquier consulta, el gobierno simplemente las ignora, no ofrece interlocutores válidos y sigue con su plan de desmantelamiento.

Equipamiento inutilizado, infraestructura abandonada

El ataque no es solo al personal. También es a la infraestructura. Equipos de alta complejidad, adquiridos con años de inversión pública —espectrómetros, resonadores magnéticos, microscopios— están quedando fuera de servicio por falta de mantenimiento, repuestos o personal técnico. Lo mismo ocurre con los sistemas básicos: aires acondicionados, extractores, compresores.

Cada laboratorio que se apaga, cada instrumento que se deteriora, es una pérdida de capacidades que costará años —o décadas— recuperar. Si es que se recuperan.

Un retroceso institucional deliberado

La estructura institucional de la política científica también fue demolida. El manejo de la política científica nacional fue reducido a una subsecretaría sin presupuesto ni poder de decisión, encajada dentro de una secretaría menor orientada a digitalizar trámites. Un gesto de desprecio más que de reforma.

Mientras tanto, desde el discurso oficial, se deslegitima la ciencia y se ridiculiza a los científicos. En lugar de hablar de formación, conocimiento, trabajo o tecnología, se promociona la especulación con criptomonedas como salida individual. Se reemplaza el futuro por una fantasía.

El modelo de subdesarrollo sustentable

Nada de esto ocurre por accidente. Mientras elogia a Israel parece ser que el plan es convertir a la Argentina en una economía primarizada, sin industria, sin innovación, sin pensamiento crítico. Una sociedad disciplinada por el hambre, destinada a exportar commodities y a importar todo lo demás.

Lo dijo explícitamente el Ministro de Economía Caputo: el espejo que se ofrece es el de Perú, estabilidad macroeconómica, caos político, una sociedad sometida en malestar y necesidades sin capacidad de reacción, informalidad estructural. Un 80-90% de la población en la pobreza o la precariedad.

La ciencia argentina, en peligro de extinción

La investigación científica es el eslabón inicial para comprender las tecnologías actuales y poder encarar la innovación. Es una condición necesaria para cualquier país que quiera ser algo más que un proveedor periférico del sistema global. No hay nación desarrollada que haya crecido sin invertir en conocimiento, en formación, en innovación propia.

Estados Unidos, China, Alemania, Corea del Sur: todos entendieron eso. Argentina, en cambio, está renunciando a su derecho a imaginar un futuro.

Los Israel Innovation Awards

La distinción argentino-israelí en innovación, Israel Innovation Awards, se lanzó por primera vez en 2014 y tiene por objetivo promover la cooperación tecnológica entre empresas y emprendedores argentinos e israelíes por medio de la incorporación de conocimiento en el proceso productivo para mejorar la calidad de vida de la sociedad y la competitividad de las empresas, y fomentar la colaboración del sector privado con los centros de investigación.

Este año, la convocatoria está destinada a emprendedores y empresas radicadas en Argentina que cuenten con proyectos de innovación tecnológica en todas las áreas de la industria, aunque se valorarán aquellos en temáticas vinculadas a la biotecnología aplicada a la agricultura y a la salud, y al manejo sustentable del agua. Esta edición comprende solamente a proyectos que cuenten con un grado de madurez de la tecnología entre TRL 3 y TRL 7.

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