Periferia

22 de Abril de 2025

El Gobierno prepara un decreto para avanzar con la fusión del INTI y el INTA

Con el viento a favor de haberse aprobado el cambio que habilita a que el Poder Ejecutivo intervenga el INTA, ahora buscan avanzar con la unificación de los organismos científicos. Resistencia del agro.

Luego que el Consejo Directivo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria aprobara a mediados de abril el cambio interno que habilita la intervención directa del Gobierno con la creación de una “Secretaría de Coordinación” que reemplaza al Director Nacional, ahora desde el Poder Ejecutivo Nacional buscan fusionar al organismo científico con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial.

Es parte de un plan más general que incluye la fusión del Instituto Nacional de la Semilla de parte del SENASA, por ejemplo.

Según publicó el Diario La Nación, el avance se daría a través de “decretos que el Gobierno tiene previsto publicar en los próximos días en medio de un paquete de medidas que buscarán disolver, transformar, centralizar y hasta absorber algunos organismos descentralizados”.

El foco del gobierno es la eliminación de normativas y la reducción de oficinas gubernamentales, así como la implementación de despidos y retiros voluntarios.

Uno de los cambios en estudio es la posible absorción, además, del Instituto Nacional de Semillas (Inase) por parte del Senasa o, en su defecto, por la Secretaría de Agricultura. El Inase es un ente descentralizado de esta última.

Fusión del INTI y el INTA

Sobre la absorción del INTI al INTA, habría un proyecto para fusionarlos, pero también hay dos visiones. Por caso, hay una línea que no quiere saber nada del tema con el INTA, porque sabe que esto implicaría generar un clima de enojo en el sector agropecuario, en un contexto en el que el Gobierno necesita del campo para vender y por ende liquidar los granos de la cosecha gruesa.

Por otra parte, en el Gobierno saben que el principal obstáculo para avanzar con cambios en el INTA es su estructura: el organismo cuenta con un Consejo Directivo interno en el que el 50% de los representantes pertenecen a las entidades de la Mesa de Enlace, además de CREA y facultades de Veterinaria y Agronomía.

Incluso, la semana pasada, ese Consejo Directivo aprobó la creación de una Secretaría de Coordinación Técnica que absorberá funciones clave como las de la Dirección General de Administración (DGA), a pesar de que por ley esta debe responder a la Dirección Nacional. En ese contexto, se puso a disposición una nueva propuesta de retiro voluntario y quedaron pendientes de resolución iniciativas como la reestructuración de centros, la reformulación del Centro de Investigación para la Agricultura Familiar (Ciapaf) y se decidió bajar un 70% las direcciones y un 20% las gerencias. Es decir, en el INTA ya se han venido realizando cambios importantes en la estructura.

Rechazo del sector agropecuario

En paralelo, fuentes consultadas señalaron que en el medio hubo un dirigente agropecuario muy involucrado en estos cambios intentando hacer ver los efectos que generarían las fusiones de los organismos en el sector agropecuario.

Vale recordar que las funcionalidades del INTA y el INTI son distintas: el primero está enfocado en la investigación, el desarrollo y la extensión tecnológica aplicada al sector agropecuario, con presencia territorial en todo el país y una red activa de vinculación con productores. En tanto, el segundo, se enfoca en la asistencia técnica, control de calidad, certificaciones y desarrollo tecnológico para el sector industrial. Es decir, el INTA es estratégico para mejorar la productividad y sostenibilidad del campo. El INTI cumple un rol clave en la innovación y la competitividad de las industrias, aunque con menor articulación territorial y mayor dependencia del Estado.

Estas competencias son conocidas en el Gobierno y reconocen que mientras el INTA tiene cuadros técnicos de alto nivel, con agentes que acceden por concurso, el INTI es visto como una estructura más desordenada y de alto riesgo de conflicto interno. No obstante, pese a esto, la discusión genera una fuerte tensión dentro del Gobierno, entre quienes apuestan por una reestructuración total del aparato estatal y quienes entienden que avanzar sobre áreas sensibles para el agro podría tener costos económicos y políticos difíciles de sostener. La gran pregunta hasta ahora es quién liderará esta fusión.

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