Hace dos semanas, se presentó en la Cámara de Diputados de la Nación, un proyecto para ampliar los derechos laborales de los becarios y becarias del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
La iniciativa, impulsada desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) fue ingresada a la cámara baja por el diputado nacional por Córdoba, Pablo Carro, uno de los legisladores que tiene la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) en el Parlamento, y reunió consenso entre 25 referentes la Cámara Baja.
El proyecto se expuso, inicialmente, ante una reunión de asesores del Congreso. “Estamos esperando que entre a la Comisión a ser discutido”, le dijo a Periferia Nuria Giniger, investigadora del CONICET y representante de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE-CONICET).
Los becarios y becarias, que hoy alcanzan unos 11.000 en Argentina, que aspiran cada año a ingresar a la Carrera de Investigador/a del máximo organismo científico, no están categorizados como trabajadores (el organismo no los reconoce, formalmente), aunque, en la práctica, realizan tareas claves en los más de 300 institutos que pertenecen al CONICET.
Por eso, el reclamo por la mejora salarial y el reconocimiento de derechos laborales es histórico. Esta decisión responde, en alguna medida a ese reclamo que lleva mucho tiempo.
Giniger explicó que el lunes próximo se convocará a una reunión de becarios y becarias del CONICET para dar a conocer el proyecto que tiene ejes claves en fijar el estipendio que reciben los becarios y becarias del organismo científico al salario del investigador asistente (el escalafón más básico del CONICET); incorporar a becarios y becarias al sistema de obras sociales del organismo que hoy tienen una cobertura médica contratada por el CONICET; sumar el aguinaldo a los y las aspirantes a ingresar al organismo; y que tengan aporten previsionales.
“Cuando hablamos de becarios y becarias hablamos de investigadores e investigadoras en formación con una altísima calificación que están haciendo doctorados y postdoctorados con la máxima calificación del sistema educativo del país, que tienen entre 27 y 35 años y muchos de ellos no tienen un sólo aporte previsional”.
Nuria Giniger (ATE CONICET).
Fundamentos del proyecto
Entre los fundamentos de la iniciativa está la promulgación de la Ley 27.614 de Financiamiento del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, aprobada por unanimidad en ambas cámaras en el año 2021.
“La planificación económica habilitada por dicha ley de financiamiento, debe estar acompañada por una política activa de cuidado y protección de las y los investigadores y trabajadores del sector de ciencia y tecnología, que son quienes desarrollan las tareas y funciones que permiten tener estándares de excelencia científicos y tecnológicos en nuestro país”, sostiene el proyecto, y marca que “uno de los mayores déficits es la gran masa de becarias y becarios doctorales y posdoctorales que aún en la actualidad están en situación de precariedad frente a derechos básicos“.
“Las becas doctorales y postdoctorales del CONICET constituyen un programa fundamental para la formación de doctores y jóvenes investigadores en nuestro país, que son quienes participan activamente de los equipos de producción de ciencia y tecnología, y quienes luego de culminar su formación asumen la tarea de desarrollar conocimiento”, sostiene la iniciativa.
Becas del CONICET
Hoy, el número de becas de CONICET asciende -según datos del año 2022- a 11.464 becas. De éstas, 6.878 corresponden a mujeres becarias, quienes en su gran mayoría, además de las labores vinculadas con las investigación y la formación, llevan adelante además tareas de cuidado y domésticas, muchas también son sostén familiar ya que comienzan sus posgrados con una edad cercana a los 25 años.
La eficiencia del programa es del 60% en los 5 años de duración de las becas doctorales pero se eleva al 80% cuando se contempla el período de 8 años de iniciada, que incluye la beca posdoctoral. “Una eficiencia comparable a la de cualquier país desarrollado”, destacan los impulsores del proyecto.
“Esto es importante tenerlo legislado para que no haya discrecionalidad, porque uno de los modos que tomó el macrismo para ajustar era no aumentar el estipendio de las becas y entonces la gente se iba”, dijo Giniger al fundamentar el proyecto, y se refirió además a la propuesta de incorporar a los becarios y becarias al sistema de obras sociales: “Hoy tienen una cobertura médica contratada por el CONICET, hay mucho dinero ahí por tercerización del pago de la cobertura médica que se reorientaría a incorporarlos al sistema formal”.
Son, pero no son
Entre sus fundamentos, el proyecto destaca que “los becarios y becarias hoy no tienen el beneficio anual complementario, por lo que cada año se reiteran los reclamos al respecto. Para el futuro, la situación previsional de los becarios y becarias es muy injusta, ya que son entre 5 y 9 los años de formación en los que no se pueden generar aportes ni computar los años para la futura jubilación, según lo establecen las normas tributarias y regímenes especiales para científicos y científicas, debido a que el programa de becas se trata de una formación en investigación de dedicación exclusiva”.
“Cuando hablamos de becarios y becarias hablamos de investigadores e investigadoras en formación con una altísima calificación que están haciendo doctorados y postdoctorados con la máxima calificación del sistema educativo del país, que tienen entre 27 y 35 años y muchos de ellos no tienen un sólo aporte previsional”, fundamentó Giniger, y sostuvo “proponemos que se incorporen desde ya al régimen especial de los trabajadores de ciencia y tecnología.
“La discusión acerca del estatus del becario en el sistema científico aún no está saldada. Las demandas en torno a ello encontrarán un espacio adecuado de planteamiento en el marco de la discusión del Convenio Colectivo Sectorial del CONICET. Pero, más allá de esto, se hace urgente tomar medidas que mejoren la situación en que se encuentran los y las becarios/as, frente a su presente y a su futuro”, fundamenta la iniciativa.
“En el presente, los becarios y las becarias dependen de la discrecionalidad política y presupuestaria respecto de la actualización de sus estipendios. Asimismo, hay serias dificultades con la cobertura de salud, que al no estar incorporados/as al sistema de obras sociales, esto funciona como una prestación específica que brinda el CONICET de forma tercerizada y que presenta serias dificultades para mantener su estabilidad”, concluye.
Desde ATE CONICET esperan que la iniciativa ingrese en las próximas semanas a la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara Baja, para ser debatida.
El proyecto completo:
Firmantes:
José Pablo Carro – Diputado de la Nación
Constanza María Alonso – Diputada de la Nación
Daniel Arroyo – Diputado de la Nación
Rosana Bertone – Diputada de la Nación
Graciela Camaño – Diputada de la Nación
Eduardo Gabriel Fernández – Diputado de la Nación
Daniel Gollán – Diputado de la Nación
Itai Hagman – Diputado de la Nación
Jorge Ricardo Herrera – Diputado de la Nación
Rogelio Iparraguirre – Diputado de la Nación
Dante López Rodríguez – Diputado de la Nación
Susana Graciela Landriscini – Diputada de la Nación
Mónica Macha – Diputada de la Nación
Gisela Marziotta – Diputada de la Nación
María Rosa Martínez – Diputada de la Nación
María Lucila Masín – Diputada de la Nación
Nilda Moyano – Diputada de la Nación
Claudia Ormachea – Diputada de la Nación
Sergio Omar Palazzo – Diputado de la Nación
Carlos Ybrhain Ponce – Diputado de la Nación
Vanesa Siley – Diputada de la Nación
Hugo Yasky – Diputado de la Nación
Natalia Zaracho – Diputada de la Nación
Leandro Santoro – Diputado de la Nación
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