La ex presidenta de la Fundación Argentina de Nanotecnología, Vera Álvarez, denunció que el gobierno de Javier Milei indujo su renuncia mediante la falta de apoyo a programas claves con impacto en áreas como salud, agro y energía.
La denuncia ubica en el foco del conflicto al secretario de Ciencia y Tecnología de la Nación, Darío Genua, puesto que la reemplazante Mónica Fulchieri tiene nula trayectoria en el área de nanotecnología, pero, aseguran, tiene un fuerte lazo de amistad con el funcionario.
El perfil de Fulchieri no guarda ninguna relación con el objetivo de la creación de FAN ni con lo que pregona su estatuto (de manera extraoficial destacan su amistad con Genua) y lo mismo ocurre con las demás designaciones, casi todos funcionarios provenientes de la Secretaría, es decir, alejadísimos de la formación y capacidad –probada– de sus antecesores.
Fulchieri es Directora de la empresa “Más Prevención”, es Dra. en Ciencias Biológicas, Graduada 1992 (Univ Nac de Cordoba, ARG) y Licenciada en Microbiología, Graduada 1984 (Univ Nac de Rio Cuarto, ARG). Sin embargo sus becas posdoctorales en “Naciones Unidas” (ONU), Florencia, ITALIA y en la “Fundación Dr. Echevarne” son en Venta y Marketing – Univ Escuela Argentina de Negocios, ARG. Capacitación en Marketing Relacional – Univ CEMA, Arg. Capacitación en Estrategias para Gestión y Atención de Adicciones – Univ Isalud, ARG. Gerente Medicina Empresaria French , 1999-2000; Gerente Comercial Grupo Centralab. 2000 -2010; Asesora Técnica Comercia Laboratorios IACA 2010.
El perfil no tiene que ver con el área de nanotecnología, ni con el perfil de Vera Alvarez, quien es investigadora del CONICET especializada en el área.
Sin trayectoria, pero amiga del Secretario
Con fecha 15 de mayo, la Resolución 94/2025 publicada en el Boletín Oficial acepta las renuncias de los miembros del CA y designa como nueva presidenta a Mónica Fulchieri, licenciada en Microbiología por la Universidad de Córdoba, aunque en su currículo solo destaque el desempeño como gerente comercial de empresas de servicios de salud.
Así, el gobierno de Javier Milei indujo la salida de una especialista a nivel internacional del área, como Vera Álvarez, quien es doctoranda e investigadora del CONICET, por una licenciada que no tiene relación con el área, pero que es amiga del Secretario de Ciencia.
Claro, desde la asunción de Javier Milei, la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), dedicada a ese campo científico de los desarrollos a escala nanométrica –que pueden, por ejemplo, mejorar la eficiencia de un envase de alimentos, alargar la vida útil de un producto o, incluso, abrir caminos para nuevas terapias de salud– dejó de recibir financiamiento estatal, lo que afectó de manera directa la continuidad de los programas y actividades. Esta interrupción del respaldo económico oficial, que había sido constante desde su creación en 2005, obligó a adoptar medidas extraordinarias, como la modificación de las condiciones de contratación y dedicación del personal, con el único fin de sostener, mínimamente, el funcionamiento institucional.
No fue posible continuar
“A pesar de todo, estábamos dispuestos a continuar gestionando, habíamos hecho planes para este año y pensábamos seguir reclamando apoyo del Estado. Lamentablemente, no fue posible continuar. La gente cree que no dábamos más porque nos estaban asfixiando y decidimos irnos, cuando en realidad nos pidieron las renuncias para designar a otra gente de su confianza que puedan llevar adelante gestiones que estén alineadas con los intereses del gobierno de turno”, aclara Vera Álvarez, investigadora del CONICET y hasta hace muy pocos días la presidenta del Consejo de Administración (CA) de FAN. Junto a Álvarez, también debieron dar un paso al costado la vicepresidenta Paula Angelomé y el vocal Ricardo Sagarzazu, todos reconocidos profesionales y de amplia trayectoria.
“Los tres –continúa Álvarez– estuvimos trabajando hasta último momento para mantener a la FAN funcionando a pesar de la falta de apoyo. A esta falta de financiamiento se sumó la ausencia de lineamientos de trabajo por parte de las autoridades nacionales, lo cual generó un vacío en la conducción estratégica de la Fundación. Además, las reiteradas comunicaciones y solicitudes enviadas desde la FAN no obtuvieron respuesta, lo que profundizó la sensación de abandono. En este contexto, la decisión de renunciar responde a la imposibilidad de continuar desarrollando una gestión efectiva ante la falta de respaldo político, financiero y operativo necesario para cumplir con los objetivos de la institución”.
Álvarez dirigió su carta de renuncia al secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación, Darío Genua, recordándole que “fue el respaldo económico del Estado Nacional (en el pasado) lo que le permitió a la Fundación desplegar numerosas actividades orientadas a promover la inserción de la nanociencia y la nanotecnología en nuestro país”.
La misiva de Zagarzazu, en cambio, tuvo términos más duros. “Desde diciembre de 2023 hemos quedado a la deriva, sin presupuesto, y lo que es más llamativo, sin indicaciones, sin horizonte, sin contestar nuestros pedidos y sin asistir a nuestras reuniones, mostrando un estilo de desinterés y falta de educación difícil de entender”.
Un sector con proyección
Hoy existen en Argentina más de 100 empresas de base tecnológica –salud, energía, agro, diseño de materiales avanzados y medio ambiente– que incorporaron desarrollos nanotecnológicos en sus procesos, productos o servicios gracias, en gran parte, al acompañamiento de la FAN a lo largo de sus 20 años.
“De continuar esta senda, la ciencia nacional se dirige hacia un escenario de colapso de capacidades, masiva fuga de cerebros, pérdida de soberanía tecnológica y un freno al desarrollo económico y social. Es un camino que ya hemos transitado, y sabemos que sus consecuencias son muy difíciles y costosas de revertir”, advierte Álvarez, y concluye: “la vida cotidiana de la gente, desde los medicamentos que consume hasta la calidad de los alimentos o la eficiencia energética, se ve directamente impactada por la salud del sistema científico-tecnológico. Atacar a la ciencia es atacar la capacidad de la Argentina para innovar y ser soberana. No somos ‘casta’, somos trabajadores esenciales para el progreso de la Nación. Y esperamos que se nos reconozca por el valor que aportamos, no que se nos estigmatice”.
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