Más de 280 entidades industriales de todo el país expresaron su respaldo al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) en un contexto de creciente preocupación por la inminente reestructuración que impulsa el Ministerio de Desregulación, a cargo de Federico Sturzenegger. El Gobierno planea recentralizar funciones y avanzar sobre la estructura federal y autónoma del organismo, lo que despertó alarma entre empresarios, cámaras sectoriales y trabajadores del instituto.
La muestra de apoyo se concretó mediante una carta pública que sigue sumando adhesiones y que fue acompañada por una presentación directa al secretario de Industria y Comercio, Esteban Marzorati. Allí, una treintena de referentes del sector productivo remarcaron el valor estratégico del INTI como herramienta de desarrollo tecnológico, innovación y competitividad para las PyMEs y empresas de todo el arco fabril nacional.
El rol del INTI en jaque
Creado en 1957, el INTI es uno de los organismos técnicos más prestigiosos del país. Brinda servicios de certificación, asistencia técnica y transferencia tecnológica con impacto federal. Aporta a la mejora de procesos, el diseño de productos, el cumplimiento de normas de calidad y la articulación con sectores científicos y productivos. Su carácter autónomo le permite operar como tercera parte independiente en auditorías y certificaciones, así como también gestionar patentes y acceder a financiamiento internacional.

Sin embargo, el plan de reestructuración del Gobierno —que podría oficializarse en las próximas horas mediante su publicación en el Boletín Oficial— pondría en riesgo esa capacidad. Según alertaron las entidades firmantes, perder autonomía institucional limitaría su rol como socio técnico confiable del entramado industrial.
Apoyo multisectorial
La lista de adhesiones a la carta incluye a numerosas cámaras y federaciones empresarias de diversos sectores y regiones del país. Entre ellas figuran la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), la Asociación de Empresarios Nacionales para el Desarrollo Argentino (ENAC), la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (APYMEL), y las cámaras industriales metalúrgicas de Mendoza, Córdoba y Tucumán, entre muchas otras.
También adhirieron entidades representativas de las industrias electrónica, plástica, forestal, naval, alimentaria y tecnológica, como CADIEEL, CAIP, CAFITUC, CINA, CIMSE y el Centro Tecnológico CIDETER. En conjunto, abarcan tanto grandes conglomerados productivos como sectores estratégicos y economías regionales.
El documento destaca que el INTI “es una institución de prestigio nacional e internacional, con capacidad única para asistir de forma integral y federal a las industrias de todas las ramas de la producción”, y alerta que limitar su accionar significaría afectar directamente “la innovación, la competitividad, la capacidad exportadora y el acceso al financiamiento internacional del sector productivo argentino”.
Movilización y resistencia
Al cierre de esta nota, trabajadores del INTI realizaban un corte parcial en la Avenida General Paz, a la altura de la sede central ubicada en el partido bonaerense de San Martín. La medida se sumó a la ola de pronunciamientos públicos que buscan frenar el ajuste sobre el organismo.
En paralelo, empresarios de sectores sensibles como la industria farmacéutica, petrolera, textil, alimenticia y metalúrgica también habrían firmado la carta en respaldo al INTI, aunque de forma reservada, en un contexto de tensión creciente con la administración libertaria.
El avance sobre el INTI se enmarca en la estrategia general del Gobierno de recorte de estructuras estatales, bajo la lógica de la “motosierra”, aunque en este caso el costo podría ser alto para la trama productiva nacional. La resistencia articulada entre sindicatos, cámaras empresarias y referentes técnicos anticipa una nueva pulseada entre el aparato productivo y el Ejecutivo.