Por Juan Manuel González Ferrer.
La teoría de la innovación busca explicar la relación de los procesos económicos de progreso técnico endógeno y crecimiento de largo plazo en los que la economía neoclásica fracasa.
Ahora bien, ¿Qué puede aportar este pensamiento a la planificación y ejecución de políticas públicas o, al menos, acompañar el esclarecimiento de ciertas contradicciones que pueden aparecer entre teoría y práctica?
Esta observación está vinculada con las ideas que Hugo Nochteff ya escribía allá por 1995, sobre el cambio tecnológico y el crecimiento y la importancia de las políticas científicas, tecnológicas e industriales relacionadas entre sí para el promover el dinamismo económico.
De la diferencia entre las fábricas de tecnología y Empresas de Base Tecnológica surgen debates en los que se abre un conflicto de conceptos, interpretaciones y políticas que rodean la promoción y proliferación de Parques Industriales, Polos Tecnológicos o Productivos, Clústeres o conglomerados y más recientemente las Redes.
Estas palabras se usan indistintamente pero no todas necesariamente son sinónimos aunque así se afirme según el uso diario.
Políticas Científicas
Normalmente, cuando se exploran las políticas científicas la mirada se dirige al Ministerio de Ciencia y Tecnología (MinCyT) y al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Pero, por ejemplo, cuando se busca el sentido de los sistemas de innovación, se pone el foco en el aprendizaje y la interacción entre agentes. Sin embargo, cuando se plantea el robustecimiento del sector a lo que se apunta es a engrosar las capacidades científico-tecnológicas vinculadas a los recursos humanos, técnicos y financieros para llevar adelante proyectos de I+D.
En los últimos años, el CONICET ha implementado distintas medidas. Entre ellas se destacan la creación de los Centros Científicos Tecnológicos que entre otros objetivos buscan constituir parques tecnológicos o incubadoras de empresas que posibiliten la interacción con el sector productivo de bienes y servicios.
También se han creado Centros de Investigaciones y Transferencia para crear o consolidar grupos de investigación orientados a la generación y transferencia de conocimientos, entre otras actividades.
Por último, más recientemente se busca crear Centros interinstitucionales (CITEs) persiguiendo el fortalecimiento y distribución equitativa de las capacidades del sistema en el territorio nacional.
Todas estas estructuras deben ser gestionadas por científicos que dejan su rol para ocupar posiciones de gestión. En su defecto, estas posiciones podrán ser ocupadas por los “Gestores Tecnológicos” formados principalmente en el programa GTEC, concebido para fomentar la “construcción de puentes” entre el sector privado y el sistema científico-tecnológico nacional.
No obstante, en el fondo de todas estas iniciativas se está implicando que el científico es también un tecnólogo, tesis que contiene un sinnúmero de incompatibilidades. Basta con mencionar la evaluación dentro de la carrera científica y las actividades asociadas a este nuevo rol.
Políticas Tecnológicas
En general, hoy hay un direccionamiento muy fuerte de las políticas a la proliferación de emprendedores tecnológicos y el fortalecimiento de la innovación en PyMEs. En el primer apartado podemos destacar la creación de Polos Tecnológicos e incubadoras de empresas dentro del ámbito académico-científico.
La segunda propuesta está más vinculada con financiar proyectos y buscar que se genere una vinculación y transferencia de conocimientos del sistema científico a las empresas, ya sea a través de licenciamientos de desarrollos como la asistencia técnica.
En cuanto a proliferación de Empresas de Base Tecnológica, existen diferentes tipos por lo que no sería correcto generalizar. Tales especies imposibilitan agregar y simplificar cuestiones relevantes como por ejemplo su principio de subsistencia. Una institución reconocida por el éxito que tiene en su incubación es el CITES, un emprendimiento del Grupo Sancor Seguros.
El CITES “proyecta como misión generar un conglomerado de empresas de base tecnológica” y se especializa en las disciplinas TIC´s, Biotecnología y Nanotecnología. De su sede original en Sunchales, actualmente también está trabajando en el clúster de Bariloche y recientemente se asoció con una firma privada para llevar adelante un Polo Científico Tecnológico e Innovativo para pymes en el entorno Vaca Muerta con sede en Neuquén.
Estos últimos dos proyectos pondrán a prueba las capacidades de gestión del CITES como también podrán ser un ámbito excelente de aprendizaje, por ejemplo, sobre las implicancias de sistemas científico-tecnológicos dispares como así también sectores industriales muy disímiles.
Respecto del modelo de Vinculación y Transferencia existen diversas apreciaciones. Desde la creación de la primera oficina de Vinculación y Transferencia de CONICET en 1984 sólo se ha ido aumentando el número de Oficinas de Vinculación y Transferencia.
Lo que es difícil afirmar es que el modelo ha sido exitoso. Es decir, existen ejemplos célebres donde se articulan Empresas de Base Tecnológica, estructura científica y estructura tecnológica de la que podría aprenderse.
Tal es el caso en el que INVAP y VENG, quienes ejercen el rol como Lead Firms que ejercen INVAP y VENG, guiando una red de proveedores y los tecnólogos de CNEA o CONAE así como científicos del CONICET que participan de los proyectos aeroespaciales o nucleares avalando el tan mencionado Estado Emprendedor de Mariana Mazzucato.
Políticas Industriales
Desde el Ministerio de Desarrollo Productivo acaba de anunciarse un nuevo Programa Nacional para el Desarrollo de Parques Industriales. También se está consolidando la idea de promocionar la economía del conocimiento a pesar de la pobre ley heredada y contundentemente criticada por diversas notas periodísticas de especialistas en la materia.
De las diversas políticas públicas impulsadas por el ministerio cabría focalizar en la de parques industriales para completar el presente análisis. Un aspecto interesante a observar es que el concepto de parques industriales nos lleva a tiempos pasados. Es que resulta ser una política que en Argentina estuvo muy en boga en los 90´s, y que luego se retomó en el año 2003 post crisis 2001.
En este caso se plantea que esta política tendrá “el objetivo planificación productiva y generación de empleo local, con una fuerte mirada en el fomento y desarrollo sustentable e inclusivo”. Pero, ¿qué persigue la consolidación de parques industriales?
Sintetizando, algunas ventajas que podrían obtener las PyME´s se destacan economía de escala y competitividad. El problema es que no todos los Parques Industriales son iguales, existe una gran heterogeneidad y gran parte de esa heterogeneidad puede estar caracterizada por su ubicación, algo así como una especiación geográfica.
En esta “especiación” entran en juego una gran cantidad de variables. Por ejemplo, Briano, Fritzsche y Vio (2003) aseveran que los PI son “una política que necesariamente debe estar estrechamente vinculada con la planificación de la organización industrial, donde intervengan los actores interesados en el desarrollo industrial y territorial -tanto en la escala local como regional entre otros”.
Cierre
En Argentina, la trayectoria se destaca por la falta de continuidad en el tiempo. Retomando el ejemplo mencionado, un dato no menor es la edad que ha alcanzado la empresa INVAP. Lo interesante es que aparenta haber un “gen” que atraviesa los casos INVAP, VENG y ARSAT, ejemplos que penden del entramado institucional de los sectores nuclear y aeroespacial.
Sin embargo, la integración de las políticas científicas, tecnológicas e industriales se presenta a simple vista como muy débil. La necesidad de aprender de los casos exitosos para pasar de “amontonamiento” a sistemas dinámicos, de parques industriales a clústeres y redes es ineludible si lo que pretende es fomentar la economía del conocimiento.
Una vez que se comprenden aspectos como la consolidación de vínculos industriales locales e interregionales, las instituciones comerciales compartidas, los canales de transferencia de tecnología y conocimiento y otras dimensiones del concepto de clúster, deberá apuntarse a establecer mecanismos de gestión para acelerar los tiempos.
Por otro lado, así como la acumulación mencionada, el aspecto sistémico de la innovación es determinante para erradicar la idea de que uno innova a pesar del medio. Esto implica que durante el proceso de innovación hay idas y vueltas a lo largo de la cadena de la red que consolida el cambio técnico.
Este proceso es el que debe gestionarse y no la concreción de una licencia o una asistencia técnica. Además, es en estos intercambios donde resulta más importante el rol del tecnólogo que, por ejemplo, Michel Callon describe como concebir, desarrollar o transformar artefactos destinados a servir a propósitos específicos.
Estas actividades resultan inconciliables con la carrera de investigador científico y sus métricas por lo que podría pensarse si no sería relevante pensar la creación de la carrera de tecnólogo en caso de que el estado pretenda ocupar ese rol.
Finalmente, sería valiosísimo incorporar a instituciones científico-tecnológicas como el INTI y el INTA en una integración de estas tres perspectivas que desafíe la trayectoria actual y podamos consolidar un punto de inflexión hacia el desarrollo.
Juan Manuel González Ferrer, para Periferia.
Especialista en Gestión de la Innovación en Ciencia y Tecnología
Doctorando en Desarrollo Económico orientado a la Economía del Conocimiento y la Innovación
Miembro del Centro de Economía Política Argentina (CEPA)