El Coordinador de la Red Iberoamericana de Indicadores en Ciencia y Tecnología (RICyT) dependiente de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Rodolfo Barrere, se refirió a las cifras publicadas por el organismo sobre la caída de la inversión de la región en I+D entre 2008 y 2018.
Las cifras del informe del ?Observatorio Iberoamericano de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad (dependiente de la OEI) destaca que en esos diez años, la inversión en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) ha bajado del 3,3% al 2,8%.
Si se compara con lo que aporta la región a la economía mundial (casi el 8%), se subraya que América Latina invierte cada vez menos, incluso por debajo de sus propias posibilidades.
“Estas cifras eran esperables porque la región ha mantenido esos niveles de inversión en los últimos 25 años”, aseguró Barrere, y destacó que “si se quita de la ecuación a Brasil, México y Argentina, la media de inversión caería en picada”.
Estas tres naciones cargan con prácticamente el 90% del presupuesto regional destinado a I+D+i. Pero no es todo. Brasil es el único país que invierte más del 1% de su PIB en esa área. Es una suma paupérrima si se mira a Estados industrializados como Corea del Sur e Israel que destinan casi el 5%.
Según se puede desplegar de los datos de la RICYT, cuando las economías del continente se contraen, la inversión en ciencia y tecnología se derrumba a una velocidad mucho mayor que la del PIB. Es decir, si la economía cae al suelo, el desarrollo científico cava más profundo.
Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, lo ve como una oportunidad para rectificar. El pasado diciembre, al presentar el documento El Estado de la Ciencia 2020 de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología señaló: “La crisis internacional causada por la covid-19 no viene sino a confirmar que la ciencia es clave para responder adecuadamente tanto a la crisis sanitaria como para paliar sus efectos sociales y económicos”.