El aumento de la tala ilegal y la deforestación en la Amazonía brasileña ha provocado que en apenas un año se hayan perdido más 13.000km2 de selva. Lo revelan los datos e imágenes de satélite del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) y supone el máximo histórico de los últimos quince años. Es el tercer año consecutivo desde la llegada al gobierno de Jair Bolsonaro que aumenta la deforestación. En esta ocasión ha sido un 22% más que el año anterior.
La Amazonía supone un territorio equivalente a la Europa Occidental en tamaño y es un importante depósito de dióxido de carbono. Pero los datos satelitales del INPE recogen que entre el 1 de agosto de 2020 y el 31 de julio de 2021 se perdieron 13.235 kilómetros cuadrados de selva en el Amazonas.
Este área arrasada supone un 22% más de la registrada el año anterior que fue de de 10.851 km2 para los nueve estados que conforman la Amazonía brasileña. Esta es además la máxima tasa de deforestación registrada anualmente desde 2006 y la superficie perdida es equivalente a 26 veces la de Andorra o 22 veces la de Madrid.
Es además el tercer años consecutivo desde la entrada del Gobierno de Jair Bolsonaro que crece la deforestación, aún cuando el Gobierno brasileño firmó en la COP26 de Glasgow el acuerdo, con otros 100 países, para poner fin a la deforestación ilegal para 2028.
Aunque desde ONGs como Greenpeace se acusa al ejecutivo de Bolsonaro de haber esperado a que terminará la Cumbre del Clima para publicar los datos de deforestación -fechados el 27 de octubre, días antes de que comenzara la COP26- para tratar de mejorar su imagen.
Pese a esto poco a poco aparecen cada vez más planes para frenar la deforestación en el Amazonas. Al acuerdo alcanzado en la COP26, se ha sumado un borrador de reglamento de la Comisión Europea para impedir la entrada a la Unión Europea a “determinadas materias primas y productos asociados a la deforestación y la degradación de los bosques”. Por su parte Bolsonaro ha reaccionado a los datos que hablan de récord de deforestación asegurando que son “bobadas” y el “fastidio de siempre”.
