La maratónica faena de socorristas y voluntarios, que desafían la toxicidad del humo, el intenso calor y el peligro inminente de las llamas para retirar del peligro a especies animales cansadas de huir, vuelve a preocupar a los ambientalistas y habitantes del estado de Mato Grosso, una agrícola pero también selvática región del centro-occidente brasileño, fronterizo con Bolivia y Paraguay.
La Carretera Parque Transpantaneira, que, a pesar de rústica y dificultosa en varios de sus trechos, es una de las rutas turísticas más visitadas por nacionales y extranjeros ansiosos de registrar imágenes de aves exóticas, yacarés y hasta jaguares, volvió a quedar desolada en el comienzo del mes.
Los datos del estatal Instituto Nacional de Pesquisas Espaciales (INPE) indican que entre enero y agosto se registraron en el Pantanal 2.384 focos de incendio, un 76,5 % menos que en el mismo período de 2020. También en el octavo mes, con 1.505 focos, se presentó una disminución del 74,6 % frente a agosto de 2020.
A pesar de la considerable reducción en la comparación con 2020, las autoridades no vislumbran un panorama favorable al comienzo del noveno mes, cuando la sequía es más intensa. Septiembre de 2020, con 8.106 focos de incendio, fue el peor mes en general y récord en la medición estadística del INPE iniciada en 1998.
Las nubes de humo se esparcen por los 147 kilómetros de la carretera-parque que une la cabecera municipal de Poconé con el distrito de Porto Jofre, donde está localizado el Parque Estadual Encontro das Aguas, el mayor santuario de jaguares de Brasil.
Un portavoz del Cuerpo de Bomberos indicó a Efe que el fuego en el refugio de los jaguares comenzó con una tormenta eléctrica y un rayo que destruyó una torre de telefonía móvil, provocando las llamas.
La Fuerza Nacional de Seguridad, un grupo especializado de las Policías de elite de todo el país, fue desplazado por el Ministerio de Justicia hasta Mato Grosso para ayudar en el combate de los incendios y sumar así 4.000 efectivos de diferentes organismos de seguridad y socorro, que cuentan con el apoyo de aeronaves cisterna.
En 2020, el Pantanal brasileño tuvo los incendios más graves de su historia, con una devastación del 26 % del bioma, equivalente a 4 millones de hectáreas -un tamaño mayor que el de Bélgica- y 4.600 millones de animales afectados, entre ellos millones de insectos necesarios para el equilibrio de la biodiversidad.
Se calcula que unos 10.000 millones de animales perdieron la vida en los incendios de 2020, en un panorama desolador y agravado por los 3 años de sequía en la región, que literalmente “evaporó” lagunas, manantiales, riachuelos y bajó el nivel de los ríos de la región.
Pero pese a la reducción de los incendios este año, el fuego sigue amenazando la fauna y flora.
La Secretaría de Medio Ambiente regional indicó que las labores de rescate, al lado de voluntarios y profesionales veterinarios de la organización no gubernamental (ONG) Grad Brasil, se intensificaron en últimos días, consiguiendo salvar marsupiales, serpientes, aves y monos heridos por las quemaduras.
Además de la fauna silvestre, animales domésticos, como ganado bovino y criaderos de búfalos, también están siendo afectados por los incendios.
En el Parque Estadual Encontro das Aguas, el grupo de voluntarios y veterinarios de Grad Brasil rescató del fuego el último domingo a dos ejemplares de boa constrictor, una de las mayores especies de serpientes de Suramérica. EFE