Tras la asunción del nuevo gobierno, Brasil se posicionó a favor de la reelección del argentino Rafael Grossi, al frente del Organismo Internacional de Energía Atómica. Se trata de una de las gestiones que impulsó la diversificación de los usos de la energía nuclear, asociada con la medicina, principalmente.
El OIEA fue creado en 1957 como un “centro mundial de cooperación en el ámbito nuclear” con el objetivo de “promover la utilización de las tecnologías nucleares con fines pacíficos y en condiciones de seguridad tecnológica y física”. Forma parte del sistema de Naciones Unidas y se destaca por ser el principal mecanismo intergubernamental en el campo nuclear, contando con 171 Estados miembros.
El año pasado, Grossi visitó la Argentina y se mostró proclive a darle impulso a los proyectos de pequeños reactores de energía, y destacó la tradición no belicista del país, en cuanto al desarrollo nuclear. Es que, además de la energía Argentina se orientó a la aplicación, desarrollo y transferencia en medicina nuclear, entre otros rubros.
OIEA
Brasil emitió su posición a través de un comunicado divulgado por el Ministerio de Relaciones Exteriores, en donde afirma que Grossi “fortaleció el papel del organismo” en la promoción de los usos pacíficos de la energía nuclear y “desempeñó un papel crucial para enfrentar las crisis relacionadas con la no proliferación y la seguridad nuclear”.
Además, Brasil afirmó que el apoyo a Grossi y un nuevo mandato “forma parte de la asociación estratégica bilateral entre Brasil y Argentina en el área nuclear, cuya la expresión más elocuente es la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC)”. Asimismo, uno de los pilares fundamentales de la administración de Lula será el fortalecimiento de los vínculos con la región, por lo que el patrocinio de Grossi puede incluirse dentro de estos planes.
