La Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICyT), perteneciente a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) presentó el informe “El Estado de la Ciencia 2020”, en el que concluye que la inversión del América Latina y el Caribe en el sector continúa en caída, al menos desde 2016.
El estudio, compuesto por 240 hojas con datos regionales, fue presentado en un encuentro que sirvió para celebrar los 25 años de la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), el 9 de diciembre de 2020. La publicación recopila los principales indicadores de la región, junto con diversos trabajos de análisis sobre la información estadística disponible.
En tal sentido, el secretario general de la OEI, Mariano Jabonero, aseguró que “la crisis internacional causada por la Covid-19 no viene sino a confirmar que la ciencia es clave para responder adecuadamente tanto a la crisis sanitaria provocada por la pandemia, como para paliar también sus efectos sociales y económicos”.
El funcionario instó a los países de la región a incrementar los recursos destinados a ciencia y técnica como forma de revertir la tendencia que ya entra en su quinto año de caída.
Es que el estudio, en el que también participa la UNESCO a través de su oficina regional y que provee de información estadística a las instituciones gubernamentales, expone que en 2016 los recursos destinados a investigación y desarrollo en América Latina y el Caribe (ALC) cayeron de manera simultánea en casi todos los países por primera vez desde 2000.
El dato revela que aún frente a un año en que la ciencia y la tecnología reafirmaron su utilidad, ello contrastó con los presupuestos e inversión que realizó la región para hacer frente a futuras emergencias.
Inversión y desequilibrios internos
En el estudio sostienen que los países iberoamericanos se invierte apenas el 0.74% de su Producto Interno Bruto (PIB) en Investigación y Desarrollo (I+D); mientras que en América Latina y el Caribe ese registro es más bajo, apenas de un 0.63%.
Así, la inversión regional representa tan sólo el 2.8% del total mundial, mientras el bloque de países asiáticos representa el 45.4%, esto impulsado principalmente por el crecimiento de la inversión en China, Japón, Israel y Corea.
La región además tiene grandes desequilibrios en la inversión, hacia adentro, ya que el mayor volumen de los recursos para la ciencia y la tecnología regional la realiza Brasil con 64% del esfuerzo regional, México con 13% y Argentina con 8%, y entre los tres representan el 85% de su inversión total.
Publicaciones, pertenencia e investigadores de la región
El informe muestra otros rasgos importantes que detienen el desarrollo de la ciencia en la región, por ejemplo, la investigación pertenece al ámbito académico; el 59% de los investigadores trabajan en centros públicos, universidades e institutos y menos de 30% en empresas privadas.
Sobre los artículos publicados en revistas científicas registradas en Scopus por autores de ALC, estos crecieron 81%, sin embargo, respecto al mundo se generan apenas el 4.7% de las publicaciones.
Otra cifra sorprendente es que los investigadores de la región representan el 4.1% del total mundial en 2018. En contraste, el bloque de países asiáticos es el que más ha crecido, representando el 45.7% de los investigadores a nivel mundial y ampliando la brecha con respecto a la Unión Europea y Estados Unidos junto con Canadá.
También está presente el tema de género, mientras que en muchos países hay un virtual balance, en Chile, México y Perú las investigadoras son menos de 35 por ciento.
Por último, hablando de patentes solicitadas en países de la región, en el año 2018 el 80% corresponde a no residentes, principalmente a empresas extranjeras protegiendo productos en los mercados de la región. En este sentido México es el país con un fenómeno marcado, el 91% del total de sus solicitudes está en manos de no residentes. En Argentina y Chile ese valor fue del 88% y 87% respectivamente.
En sus conclusiones, este estudio señala que los países de la región están entrando en una grave recesión económica. Ante tal escenario, llama la atención la necesidad de adoptar medidas que eviten un retroceso en el fortalecimiento de los sistemas científicos que se han ido construyendo en Iberoamérica en los últimos tiempos.
Por ello Mariano Jabonero, invitó a los distintos países “a unir esfuerzos para sostener los sistemas científicos y tecnológicos y lograr objetivos compartidos a nivel regional: promover una ciencia socialmente contextualizada, así como una adecuada apropiación social de la ciencia que contribuyan a la transformación de una ciudadanía crítica y una región más justa y sostenible”.
Anualmente, la RICYT realiza este informe que recopila los principales indicadores de la región, junto con diversos trabajos de análisis de la información estadística.
Los resultados, se encuentran disponibles en el sitio web de la red (www.ricyt.org) y ofrecen una visión de la situación actual de la ciencia en Iberoamérica, su evolución a lo largo de los años y una comparativa con otras regiones.