Un informe de la semana pasada publicado por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y por el Centro de Conservación del Suelo (PROSA) reveló que por la agricultura intensiva el 36% de los suelos argentinos ya sufren procesos de degradación.
Según el INTA y el Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua (PROSA) el avance de la agricultura y los monocultuivos aceleraron la erosión de suelos y recursos naturales. La tendencia al monocultivo de soja está deteriorando los suelos, según el INTA y el PROSA.
Un estudio conjunto del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y del Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua (PROSA) revelaron que el 35% de los suelos argentinos sufren procesos de erosión hídrica y eólica.
Se trata de un avance que ocupa hasta un 36 % del territorio nacional, lo que representan 100 millones de hectáreas, distribuidas en áreas agrícolas de la región húmeda y subhúmeda y, también, en la zona semiárida y árida con bosques nativos y pastizales.
El dato surge del Manual de buenas prácticas de manejo y conservación del suelo y del agua en áreas de secano, presentado recientemente por el INTA y el Centro para la Promoción de la Conservación del Suelo y del Agua (PROSA) de la Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura (FECIC).
En relación con esto, Roberto Casas, Ingeniero Agrónomo y Director de PROSA consideró que “los suelos constituyen el pilar de nuestra economía, esto es muy preocupante” porque “hay cien millones de hectáreas con problemas de erosión”.
En una entrevista ofrecida al programa Mal Aconsejados, por Radio Caput, Costa aseguró que “el suelo erosionado no se recupera, una vez que se pierde la capa de material orgánica no se recupera”.
Soja, uno de los problemas
El investigador y referente de PROSA se refirió al cultivo de la soja como uno de los factores que potenció la degradación de los suelos de la pampa húmeda.
“La soja tenía un valor altísimo, con lo cual el factor económico determinaba que el monocultivo predominase, pero hay un factor cultural, para la sociedad no es un tema prioritario la degradación del suelo”.
“Ya hay provincias que están trabajando muy bien en recursos naturales y en suelos”, dijo Costa, quien manifestó que, además, “falta una política nacional para conservar los suelos”.
“Esto es un tema ambiental y un tema de salud pública”, entendió Costa, que además se refirió a las resistencias que los planteos de conservación de suelos genera aún en los sectores económicos del campo ligados a la agricultura intensiva: “Hay posiciones encotradas que algunos dicen que contaminan y otros que no”, dijo en referencia al uso de agrotóxicos.
Entre Ríos, apenas un botón
Casas se refirió también a la disputa generada en algunas provincias como Entre Ríos por los espacios destinados a la fumigación con fertilizantes, en cercanías a zonas urbanas y escuelas.
“Hay que tomar las medidas donde hay cercanías a poblados”, dijo Casas, quien subrayó que “hay una puja muy grande por intereses en el tema de los suelos”.
Sin embargo, Casas aseguró que “hay manera de sostener la producción de alimentos a nivel internacional sosteniendo la productividad del suelo” porque “existe la tecnología necesaria y aplicable para prevenir los procesos degradatorios”.
En ese sentido dijo que hoy existen “21 buenas prácticas para la conservación de suelos, es cuestión de ordenarnos y organizarnos, generar políticas, aunque el costo puede obrar”, porque, además, “la mayoría de las prácticas son de bajo costo”.
Desertificación y fertilidad
Sin embargo, Casas reveló que “hay una tendencia al deterioro generalizado en los países que no tienen prácticas conservacionistas” porque “hay procesos como pérdida de fertilidad y desertificación de la tierra”.”
Por último, aseguró que “en nuestro país la erosión es afortunadamente la ligera, es decir de pocos centímetros de suelo, por lo que es leve y estamos a tiempo de corregirlo”.
Para ello, dijo, “tiene que haber un impulso del gobierno nacional que promocione estas prácticas”.