Periferia

19 de Febrero de 2022

Obtienen moléculas con propiedades anticoagulantes a partir de un subproducto industrial

Es un avance del CONICET y dos universidades nacionales. Su uso matrices alimentarias podría prevenir enfermedades cardiovasculares.

Investigadores del Conicet y de las universidades nacionales de La Plata (UNLP) y Luján (UNLu) anunciaron que obtuvieron moléculas con propiedades anticoagulantes a partir del expeller de chía, un subproducto de la extracción del aceite de esta semilla, y proponen incorporarlas en matrices alimentarias para producir alimentos funcionales que podrían contribuir a prevenir enfermedades cardiovasculares.

En ese sentido, Walter David Obregón, bioquímico y doctor en Ciencias Biológicas e investigador independiente del Conicet, destacó que “la trombosis es una de las causas principales de infartos, por lo que el diseño de alimentos funcionales que incluyan péptidos (moléculas) bioactivos con propiedades antioxidantes, antihipertensivas y antitrombóticas podrían ser una estrategia natural interesante para prevenir la incidencia de estas patologías”.

El estudio

Los investigadores también observaron que los péptidos de chía producen un 45% de inhibición de la enzima convertidora de la angiotensina (ECA), responsable del aumento de la presión arterial por lo que el especialista e investigador independiente del Conicet en el Centro de Investigación de Proteínas Vegetales (CIProVe) con sede en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) destacó que “resulta alentador este resultado si consideramos que los inhibidores o bloqueadores sintéticos de ECA como el captopril, enalapril y lisinopril producen efectos secundarios”.

El estudio, publicado en la revista “Food Chemistry”, forma parte de un proyecto que surge en función de una necesidad de Industrias Greenborg SRL, una empresa radicada en la localidad bonaerense de Lincoln, dedicada a la extracción de aceite de porotos de soja y de semillas de chía, sésamo y canola, informó la agencia de difusión de noticias científicas de la fundación Instituto Leloir CyTA.

Ciencia y Tecnología contra el Hambre

Además, es uno de los 147 proyectos seleccionados para financiación en la convocatoria “Ciencia y Tecnología contra el Hambre”, del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, en el marco del Plan Nacional de Argentina contra el Hambre.

Por su parte, la doctora en Ciencias Aplicadas, Mónica Parisi, profesora de la Universidad Nacional de Luján (UNLu), indicó que “la vinculación con Industrias Greenborg SRL, surgió con el objetivo de agregar valor a los residuos agroindustriales, mediante el uso o reciclaje de los subproductos que genera, contribuyendo así a una bioeconomía circular sostenible y a la protección del medio ambiente”.

Expeller de Chía

De este modo, mediante el acondicionamiento de uno de los residuos, el “expeller” de chía (subproducto del proceso de extrusado-prensado de la semilla), los científicos obtuvieron moléculas empleando tecnologías enzimáticas, y en un segundo paso demostraron que esas moléculas tenían alta capacidad antitrombótica, así como también antioxidante, antihipertensiva y antimicrobiana.

“Observamos que los péptidos aislados alargaban de manera significativa los tiempos de coagulación”, señaló Juliana Cotabarren, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora asistente del Conicet en el CIProVe.

Y agregó que “los efectos anticoagulantes desencadenados por ese compuesto natural en estudios in vitro fueron similares a los generados por la heparina, un compuesto de origen sintético”.

En tanto, el siguiente paso del proyecto consistirá en realizar preparar las condiciones para realizar el escalado del proceso y desarrollar productos alimenticios fortificados.

“Los productos que podríamos desarrollar tendrían un mayor contenido proteico y de fibras y podrían ser destinados a grupos vulnerables como la población infantil y la población de adultos mayores con necesidades nutricionales especiales, contribuyendo también al desarrollo de alimentos que aporten beneficios en la microbiota intestinal”, enfatizó Parisi.

También participaron en el estudio la licenciada en Biotecnología y Biología Molecular, Brenda Ozón, estudiante de doctorado en el CIProVe, y Tania Valicenti, quien realiza su tesis de grado en la carrera de Ciencias Biológicas con orientación en Biología Celular y Molecular de la UNLu. (Télam)

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