Estefanía Cendón, para Periferia
Un equipo de biólogos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) descubrió que a través de la diapausa la población de mosquitos Aedes aegypti, en Buenos Aires, produce huevos más longevos y resistentes, lo que posibilita su expansión hacia zonas más frías.
El proyecto de investigación fue financiado por la Agencia I+D+i y tiene como investigadores responsables a los biólogos Sylvia Fischer y Raúl Campos, con la participación de un equipo de becarios pertenecientes a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y el Instituto de Limnología Dr. Rául A. Ringuelet.
Uno de los interrogantes que motivaron la investigación fue comprender cómo el Aedes aegypti, un mosquito cuya distribución en el planeta está casi restringida a regiones tropicales y subtropicales, sobrevive en una región templada como Buenos Aires. También se propusieron reconocer qué estrategias implementa para pasar la temporada fría.
Se trata del mosquito transmisor del virus del dengue, zika y chikunguña, que es investigado por científicos y científicas del Grupo de Mosquitos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Fischer explicó a Periferia Ciencia que los experimentos que venían realizando estaban asociados a la supervivencia de los huevos de Aedes aegypti y su eclosión en condiciones semejantes al invierno, la primavera o el otoño de nuestra región. “Hace un par de años descubrimos, en pruebas realizadas en el laboratorio, que los huevos no eclosionaban a temperaturas favorables, entre 20 y 22° C. Temperaturas en las generalmente se produce la eclosión”, afirmó la bióloga.
En 2009 observaron una situación similar, un comportamiento atípico respecto a experimentos previos. Fue así como detectaron que en dos ocasiones utilizaron huevos de hembras criadas en el laboratorio, por lo que el fotoperiodo en el que fueron criadas podría tener influencia.
“En otras especies de mosquitos conocemos un mecanismo por el cual las hembras, dependiendo del fotoperiodo en el que son criadas, detectan en qué momento del año están. Las horas de luz determinan el ciclo del año: si hay pocas horas de luz atraviesan un período cercano al invierno, con muchas horas de luz se asocia al verano”, mencionó la investigadora.
El reconocimiento del fotoperiodo es usual en muchos insectos y plantas que desarrollan su ciclo de vida en relación a este fenómeno. Inclusive, existen especies de mosquitos en donde las hembras, al reconocer pocas horas de luz, ponen huevos que “no quieren eclosionar”. Este proceso se conoce como diapausa: los huevos tienen una suerte de “sueño más profundo” que les permite pasar un período más prolongado sin “eclosionar”.
Para el caso de Aedes aegypti muchas publicaciones científicas afirmaban que no podía generar este letargo o dormancia en su ciclo vital. Asimismo, la ausencia de diapausa se convirtió en una de las justificaciones por las que no pudiese avanzar hacia regiones templadas.
Ante este contexto, el equipo de investigación dirigido por Fischer y Campos se planteó si era posible que los mosquitos Aedes aegypti de Buenos Aires hayan adquirido la capacidad de poner huevos en diapausa.
De esta manera iniciaron un experimento que consistió en criar a dos grupos de huevos a lo largo de todo su ciclo de vida: un grupo con fotoperiodo de verano y el otro con fotoperiodo de invierno, ambos a la misma temperatura. Por esta vía obtuvieron las hembras y los huevos puestos por estas hembras, criados cada uno en un fotoperíodo distinto.
El siguiente paso fue comprobar cuántos huevos estaban dispuestos a eclosionar a una temperatura favorable. Aquellos que provenían de hembras criadas con luz de invierno eclosionaban mucho menos y, además, sobrevivían más tiempo en el estadio de huevo que los provenientes de hembras criadas con luz de verano.
La bióloga responsable de la investigación explicó: “Estos resultados constituyen una evidencia muy fuerte y estamos realizando más estudios que los respaldan. Los mosquitos Aedes aegypti de Buenos Aires pueden hacer diapausa, una respuesta adaptativa que hace que los huevos eclosionen meses después cuando las temperaturas son más favorables por la llegada de la primavera”.
Sylvia Fischer también aclaró: “Si bien muchas publicaciones aseguran que Aedes aegypti no puede poner huevos en diapausa, no encontramos un trabajo donde esto se haya analizado efectivamente. Desconocemos si nunca se estudió o si sólo se estudió con poblaciones de mosquitos pertenecientes a zonas tropicales donde, probablemente, este mecanismo de diapausa no existe y por lo tanto nunca lo publicaron”.
¿Qué efectos genera la diapausa?
“Tener el mecanismo de diapausa asegura que más cantidad de huevos pasen exitosamente el invierno. También, las hembras que ponen huevos con diapausa tienen mayores posibilidades de dejar su descendencia que aquellas que no lo hagan”, enunció la investigadora a cargo del proyecto.
Ante la consulta de este medio, Fischer confirmó que esta respuesta adaptativa de Aedes aegypti podría provocar el incremento de la población de mosquitos en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, ya que mayor cantidad de huevos pueden sobrevivir al invierno. De igual forma la diapausa aumenta la posibilidad de que esta especie colonice zonas más frías permitiéndole desplazarse hacia el sur.
Otro de los efectos que se desprende de este fenómeno es que los huevos, por atravesar un período de diapausa en su ciclo vital y gastar menos recursos energéticos, duran más tiempo. Se reduce su mortalidad en relación a los huevos que no están en diapausa y pueden soportar fríos más prolongados.
¿Cómo comunicar?
“En los últimos años observamos que incrementó la población de mosquitos Aedes aegypti y que hay registros nuevos en lugares donde antes no estaba. Esto implica que se va adaptando a nuestro ambiente, nuestras condiciones climáticas y tipos de recipientes. Su trabajo es ver cómo sobrevive mejor, por lo tanto es importante interpretar estas nuevas estrategias para no perder la carrera. Si no hacemos nada incrementa no sólo su número, sino el riesgo epidemiológico que esto conlleva”, advirtió Fischer.
La forma de contrarrestar el efecto siempre es la misma: evitar que Aedes aegypti tenga lugares donde reproducirse. Dentro de las distintas etapas del ciclo de vida del mosquito, las más vulnerables son las larvas porque están en recipientes que tienden a ser pequeños y dependen de la cantidad de alimentos y nutrientes que haya en ese recipiente.
Para la doctora en biología resulta clave mejorar las campañas de comunicación y alertar sobre la importancia de descacharrar. Además destacó la necesidad de reconocimiento por parte de la población de las larvas en los recipientes y que se transmita adecuadamente por qué debe hacerse.