A través de un informe, la Red Argentina de Investigadoras e Investigadores en Salud (RAIIS), dio sus fundamentos para explicar las ventajas y desventajas que las técnicas de tests rápidos tienen para descartar o confirmar casos sospechosos de coronavirus.
El informe, titulado “Informe en el marco de la pandemia COVID 19, uso de tests de diagnóstico rápido”, la RAIIS aconsejó no utilizar tests de diagnóstico rápidos para confirmar o descartar casos sospechosos de contagio por COVID 19, y explicaron que ello se debe a su “baja sensibilidad, especificidad y valor predictivo” al momento de medir las muestras.
Sucede que los tests rápidos, que han tenido gran repercusión mediática por el bajo costo de producción y valor de mercado, en comparación con los insumos requeridos en la técnica de referencia utilizada por el ANLIS-Malbrán (el llamado RT-PCR), pero también por la rapidez de los resultados que obtiene, no son fiables por varios motivos.
Para empezar se trata de técnicas que, en términos de medición y rastreo, registran datos diferentes. Mientras la técnica de RT-PCR (la técnica de referencia denominada internacionalmente “Gold Standard” de retrotranscripción y reacción en cadena de la polimerasa) detecta el ácido nucleico del virus, es decir, si el virus está al momento de la prueba en el cuerpo, los tests rápidos, en cambio, detectan los anticuerpos (IgM e IgG), es decir las reacciones que el virus ocasionó en nuestro cuerpo.
En concreto, una mide si el paciente tiene el virus al momento de la muestra y otra mide si el paciente está o estuvo enfermo en algún momento de su vida. Ello, claro, genera una primera consecuencia y es que, por ejemplo, si se le hicieran ambas pruebas a un mismo paciente en el mismo instante, los resultados podrían ser positivo y negativo, a la vez.
Para explicar esto los especialistas de la RAIIS detallaron que “se asume que en una infección aguda los anticuerpos de tipo IgM son los primeros en aparecer en circulación y que a lo largo de los días las IgG son las que aumentan sus niveles. Por lo tanto si un paciente tiene IgM específicas contra SARS CoV2 en circulación se podría asumir que está cursando una infección aguda. Sin embargo, si se detecta solamente IgG no podría determinarse si el paciente ya superó la infección aguda o la tuvo en algún otro momento de su vida”.
Positivo y negativo, a la vez
Esto implica que el test puede dar PCR positivo, y test rápido negativo, porque el paciente está recién enfermo pero todavía no tiene anticuerpos (lo que se denomina el falso negativo), o bien podría ser que el test rápido de positivo porque el paciente estuvo enfermo, pero el virus ya no está, y el PCR resulte negativo.
Este solo hecho, claro, genera datos contrarios de un mismo momento del estado de salud del paciente, y hace que las muestras tomadas sean ineficaces, y de bajo valor predictivo.
Esa situación se agrava en un momento como este, de expansión de la pandemia, porque un paciente “testeado” podría ser devuelto a rehacer su vida normal portando la infección porque no se detectaron los anticuerpos, pese a estar contagiado.
En respuesta al pedido de tests masivos
En este sentido, ante el debate público instalado desde diferentes sectores del poder político en relación a la necesidad de realizar “testeos masivos”, los y las investigadoras de la RAIIS, aclararon que la técnica de RT-PCR, cuenta, por tal con una ventaja por su “alta sensibilidad y especificidad”, para detectar la presencia del virus en el momento de la muestra.
Claro que este tipo de muestras requieren una mayor inversión en insumos, infraestructura y formación del personal para realizarla. Pero, además, la técnica de RT-PCR puede demorar entre 3 y 5 horas para confirmar el resultado, a diferencia de los tests rápidos.
Detección indirecta y reacción cruzada
Las ventajas de los tests rápidos son que se podrían realizar en el lugar de la toma de muestra con una simple gota de sangre y ofrecerían el resultado en menos de 30 minutos. Sin embargo, los tests rápidos “están destinados a detectar el virus indirectamente” en el suero de la persona a evaluar, concluyen los investigadores de la RAIIS.
Por eso, remarcaron que “otra posible desventaja es que generalmente los anticuerpos pueden dar lo que se conoce como reacción cruzada”.
Ello es que “anticuerpos que se secretaron para un virus podrían reconocer otro tipo de virus con estructuras parecidas, y con ello personas que tengan anticuerpos contra otros coronavirus también podrán dar positivo”, detallaron los especialistas.
Otro problema es que existen trabajos científicos que han encontrado anticuerpos específicos a los 7 o 10 días luego del inicio de los síntomas clínicos en casos de coronavirus.
Esto quiere decir que “si una de las características del virus SARS CoV2 es que tiene alta carga viral e infectividad dentro de la primera semana estaríamos perdiendo ese período de mayor contagio (infectividad), semana crítica, para aislar el paciente”.
¿Cual es la utilidad de los tests rápidos?
Sin embargo, el informe elaborado por la RAAIS remarca que los tests rápidos son efectivos para otros momentos de desarrollo de la pandemia, en específico para la elaboración de políticas sanitarias de “salida” del aislamiento social.
“Los datos que se obtengan de los testeos, considerando también que podrían estudiarse pacientes asintomáticos, nos podrían ayudar a entender la dinámica de la epidemia y de la circulación del virus”, detallaron los investigadores.
Por eso remarcaron que “si el objetivo de la detección con test rápidos es de índole científico epidemiológico, deberían delinearse previamente los criterios de selección de la población a la que se le realizará, teniendo en cuenta cómo interpretar esos resultados y que nos puede revelar”.
Ello implica que los tests rápidos servirían, por ejemplo, para hacerlo al personal de Salud, porque si las muestras dan positivo, se puede saber que esa persona ya tuvo la enfermedad y no se va a volver a contagiar. Lo cual hace que no haya inconvenientes de que pueda exponerse a la enfermedad.
El resultado permite el diseño de un muestreo experimental para ver cuantas personas tuvieron la enfermedad, y entonces trazar un “mapa de inmunidad” para conocer cuantos podrían enfermarse en el futuro.
Así, se pueden calcular desde la compra de vacunas hasta el diseño de políticas sanitarias tras la salida de la cuarentena.
El informe de la RAIIS se referencia en documentos de la Administración Americana de Alimentos y Medicamentos (FDA); la Organización Panamericana de la Salud (OPS); la Organización Mundial de la Salud (OMS); Oxford Biosystems; y la Eurosurvieillance, la revista europea de vigilancia de enfermedades infecciosas.
La RAIIS
La RAIIS está compuesta por investigadores e investigadoras de CONICET, e independientes, que abordan temas de ciencia, investigación y políticas sanitarias con carácter federal.
María Soledad Santini, Doctora en Ciencias Naturales del CONICET, y Enio García, sanitarista de la Fundación Soberanía Sanitaria, son dos de sus promotores.
Desde la red, se definen como “investigadores e investigadoras que pertenecemos al sistema nacional de ciencia con una lectura crítica sobre el contexto de la investigación”.
La RAIIS se lanzó en la Universidad de Lanús, en noviembre de 2018, en un contexto de fuerte ajuste presupuestario, durante la gestión de Mauricio Macri, y tras la degradación de los Ministerios de Salud y Ciencia, a manos de Cambiemos.
Informe completo: https://drive.google.com/file/d/1ArfJ-8Qze-QKX_2dsroqNO0ag-cof7cp/view