Periferia

8 de Enero de 2025

Científicos del CONICET detectaron propiedades inhibidoras contra el virus del dengue

Lo hallaron en experimentos in vitro en el extracto que genera la piel del maní. Podría ser clave para evitar la replicación viral. Avance hacia la búsqueda de desarrollos terapéuticos más sostenibles.

Un equipo de científicos del CONICET mostró que un extracto obtenido de la piel roja -o tegumento- del maní, tiene la capacidad de inhibir el virus del dengue en distintas etapas de su ciclo de replicación.

Este hallazgo, resultado de un trabajo conjunto entre el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Salud (INICSA, CONICET-UNC) y el Instituto de Biotecnología Ambiental y Salud (INBIAS, CONICET-UNRC), abre nuevas posibilidades para el desarrollo de tratamientos naturales, económicos y sostenibles contra la enfermedad viral, transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Los resultados del estudio se publicaron en la revista Plants.

Los investigadores destacaron las propiedades únicas del tegumento de maní, que contiene altos niveles de polifenoles y proantocianidinas. Estas moléculas son conocidas por su actividad antioxidante y antiviral.

In vitro

En ensayos in vitro realizados en cultivos celulares, el extracto de tegumento mostró una inhibición total del virus dengue serotipo 2 (DENV-2), incluso a bajas concentraciones. Según explicó Carola Sabini, investigadora del CONICET en el INICSA y líder de la investigación: “Creemos que estos efectos se deben a diferencias en la composición de cada producto. La semilla tiene más componentes lipídicos; en tanto que la piel de maní presenta polifenoles y proantocianidinas”.

El estudio también determinó que el extracto actúa en varias etapas del ciclo del virus, incluyendo la adsorción, la penetración en la célula y la replicación intracelular. Además, demostró una acción virucida directa, lo que significa que puede inactivar el virus antes de que entre en contacto con las células.

Potencial terapéutico

Para maximizar el potencial terapéutico del extracto, el equipo del CONICET colabora con especialistas en nanotecnología para desarrollar partículas o vesículas capaces de estabilizar y vehiculizar los compuestos activos. Estos desarrollos buscan optimizar la absorción, biodisponibilidad y bioaccesibilidad del producto, requisitos esenciales para su eventual aplicación en humanos.

Los investigadores también están explorando la posibilidad de incorporar el extracto en alimentos funcionales o suplementos dietarios. Esto permitiría una distribución más amplia y accesible del producto, ampliando su potencial preventivo en comunidades vulnerables.

Un estudio clave para potenciales terapias contra la enfermedad.

Dengue

El dengue es una enfermedad viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti, y la cantidad de infecciones no para de crecer en las últimas décadas, especialmente en regiones tropicales y subtropicales.

De hecho, en 2024, América atravesó la epidemia de dengue más severa registrada desde el inicio de los monitoreos en 1980, con más de 12,6 millones de personas afectadas, el triple que en 2023. Además, más de 21.000 casos fueron clasificados como graves, y el brote dejó un saldo superior a 7.700 muertes.

El virus del dengue tiene cuatro serotipos principales (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4), lo que complica el control de la enfermedad. La reinfección por un serotipo diferente al que causó la infección inicial puede aumentar el riesgo de desarrollar cuadros graves. Aunque existen vacunas disponibles, los tratamientos antivirales efectivos y accesibles siguen siendo una cuenta pendiente.

En este contexto, el hallazgo del CONICET representa un avance significativo. La posibilidad de utilizar un subproducto como el tegumento de maní no solo apunta a una solución terapéutica innovadora, sino que también se alinea con la urgencia de encontrar tratamientos económicos que puedan implementarse en países de bajos y medianos ingresos, donde el dengue es endémico.

La sostenibilidad es un pilar central de este proyecto. El extracto se obtiene mediante métodos “verdes” que utilizan etanol, un solvente menos agresivo y más respetuoso con el medio ambiente. Además, se aprovecha un subproducto industrial, revalorizando residuos de la producción de maní, particularmente en provincias como Córdoba, donde esta leguminosa es un importante recurso económico.

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