Periferia

24 de Febrero de 2021

Científicos del INTA Bariloche también avanzan en una vacuna contra el coronavirus

Un equipo de investigadores de Nanomedicina Veterinaria de la Estación Experimental Agropecuaria del organismo recondujeron su trabajo a partir de vacunas de Veterinaria.

Un equipo de Nanomedicina Veterinaria de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA de Bariloche adelantó que avanzan en el trabajo de investigación sobre una vacuna contra el coronavirus, a través de una plataforma veterinaria. 

Sebastián Pappalardo lidera el equipo del Grupo de Nanomedicina Veterinaria de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA de Bariloche que trabaja para desarrollar una vacuna contra el coronavirus.  

Según explicaron, cuentan con una plataforma de vacunas de veterinaria y con el correr de la pandemia decidieron sumar el esfuerzo en la lucha contra el coronavirus.  

Los investigadores trabajan hace años con una plataforma de vacunas, siempre pensada originalmente para el ganado, “las vacunas tanto para humanos como animales tienen una tecnología muy parecida pero las veterinarias es muy importante que sean accesibles”, aclaró Pappalardo. 

En base a esto se empezó a trabajar y una vez que tenían la tecnología en la mano se empezó a utilizar para el uso de distintas vacunas y eso permite evaluarla para una vacuna contra el coronavirus. Respecto a las dificultades de financiamiento dijo que en general la ciencia argentina tiene respaldo en actividades públicas como privadas y reconoció que “aunque no fuimos financiados directamente la financiación que hubo para otros grupos nos permite comprar kits que abaratan costos”. Finalmente el financiamiento llegó de la mano de laboratorios Bago. 

El científico explicó que hay un montón de estrategias para hacer vacunas y haciendo un esfuerzo didáctico para que todos, hasta los niños, podamos comprender cómo es el complejo trabajo que desarrollan explicó que “la forma más tradicional es con un pedazo del virus o la bacteria con el que se formula una vacuna y se inyecta, el ser humano responde contra ese pedazo”. Otra es con el virus inactivo, proteínas recombinantes, que consiste en producir en escala en laboratorio una proteína como la del virus o la bacteria. 

En este caso se usa un nanovehículo a través del cual se envía un pedazo de ADN, que codifica para una proteína. “No trabajamos con el virus vivo, ponemos un pedazo de la receta para fabricar un pedazo del virus; al inocularlo, llega a las células del sistema inmune, entra al ADN, se produce la proteína y se reacciona contra él, generando los anticuerpos”, sostiene. 

Pappalardo resaltó que si bien inicialmente no obtuvieron financiamiento resolvieron empezar a trabajar porque tenían esta plataforma y “sabemos que funciona bien, estamos formados para esto, no sé hacer otra cosa que vacunas”. 

Con una fuerte motivación “fuimos avanzando, a mitad de año Bagó se interesó en el trabajo y se avanzó en un convenio cerca de fin de año”. 

La investigación consta de 4 etapas: demostración que se generan los anticuerpos, comprobación de la memoria inmunológica; repetición de las fases 1 y 2 y confirmación de la seguridad y la inocuidad del procedimiento. 

Ahora empieza la etapa II, que es la memoria inmunológica, “quedan dos etapas más, queremos terminarlo antes de fin de año pero depende mucho de la financiación”. Agregó que son reactivos muy caros, hay muchas cosas que hay que importar, “por más que tengamos fondos siempre se necesitan más”. 

Respecto a cómo se desarrollaron en tan poco tiempo diferentes vacunas señaló que hay mucha información pero también es una pandemia y una emergencia y “eso generó varias cosas, por un lado que se hagan más rápido algunas etapas, y más solapadas, por lo general un ensayo lleva 10 años y lleva muchos años desarrollar una vacuna y la diferencia ahora es que la ciencia supo responder bien y hubo muchos fondos inyectados, eso es clave, la ciencia es cara”. 

A fines del año 2019 en pocos meses se tuvo información del virus secuenciado y comenzaron ensayo en ratones y a mitad del año pasado empezaron el ensayo en fase clínica en humanos, “muy rápido, porque hubo muchos fondos”. 

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