En el país, uno de cada dos pacientes con infecciones graves (bacteriemias) fallecen en las unidades de terapia intensiva debido a estos gérmenes multirresistentes, de acuerdo con una primera actualización local de la carga que está teniendo la resistencia antimicrobiana (RAM) en la salud pública.
Según un informe de la Sociedad Argentina de Infectología y el Instituto Malbrán causan infecciones de la sangre, urinarias, gastrointestinales o respiratorias. En el último informe mundial de vigilancia de la RAM conocido hoy, también se alerta sobre la gonorrea, una infección de transmisión sexual.
Por primera vez, una estimación con datos de 100 países sobre 22 antibióticos utilizados para controlar ocho de esas bacterias –Acinetobacter, Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae, Neisseria gonorrhoeae, salmonella, shigella, neumococo o Streptococcus pneumoniae y Staphylococcus aureus causante de infecciones intrahospitalarias y en la comunidad– da cuenta de que la resistencia a los antibióticos crece desde 2018 entre un 5% y 15% cada año.
Vidas en riesgo
El uso de esos medicamentos sin indicación médica y la venta libre siguen entre los principales problemas. “Esto es preocupante. Nos estamos quedando sin opciones y poniendo vidas en riesgo”, expresó Yvan Hutin, director del Departamento of Resistencia Antimicrobiana de la OMS al presentar los datos en conferencia de prensa.
El país integra el Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos (Glass, por su sigla en inglés), de la OMS, desde 2019. Lo hace a través del Servicio de Antimicrobianos de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Dr. Carlos Malbrán (Anlis Malbrán). La RAM, como amenaza latente para la salud pública global, fue una de las cuatro prioridades que acordaron los ministros de Salud del G20 en la cumbre de hace seis años en Buenos Aires.
El aumento de la multirresistencia bacteriana duplica la probabilidad de complicaciones en los pacientes, triplica el riesgo de muerte y está directamente relacionada con la falla de los antibióticos que se indican hasta dar con la bacteria que causa la infección y, finalmente, el fracaso de la atención que depende de la efectividad de esas drogas. Basta ver, si no, el estrago que causaron en terapias intensivas las bacterias multirresistentes Klebsiella pneumoniae y Ralstonia mannitolilytica con las que estaban contaminadas ampollas de fentanilo comercializadas en el país entre enero y mayo pasado.
Sin freno, ya la OMS había equiparado a la resistencia a los antimicrobianos con el daño de la crisis financiera mundial de 2008-2009 “debido al aumento espectacular de los gastos en atención sanitaria, al efecto en la producción de alimentos, el comercio y los medios de vida”.
Tablero
Anlis Malbrán presentó la semana pasada un tablero que permite a autoridades sanitarias, directivos de centros de salud, equipos a cargo de los programas de control de infecciones intrahospitalarias, investigadores y profesionales acceder a información sobre cómo responden las bacterias bajo vigilancia a los antibióticos disponibles para controlarlas. Esa información surge de los resultados de que ingresan desde 2020 los 90 laboratorios de hospitales en todo el país de la red WHONET-Argentina.
Los datos del tablero son a año vencido, pero, a diferencia de los informes que venía publicando el Servicio de Antimicrobianos de los últimos cuatro años, la intervención de la Unidad Operativa de Inteligencia Artificial y Ciencia de Datos en Salud Pública del Malbrán permite por primera vez ingresar consultas y visualizarlos online por especie bacteriana, tipo de antibiótico o muestra (sangre, orina, materia fecal), año o intervalo temporal, edades, género y regiones. La tarea de esa red de 90 laboratorios es detectar nuevos mecanismos de resistencia y trazar mapas o tendencias de RAM en el país que comparte con el resto del sistema a través del software WHONET de la OMS.
La mitad de los pacientes
Con colaboración del Malbrán, un equipo de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) publicó en mayo de este año que el 50% de los pacientes internados en unidades de cuidados intensivos con infecciones graves causadas por un tipo de bacterias multirresistentes (enterobacterias con resistencia a los carbapenemes) fallecen. Es una proporción demasiado alta con respecto de otros países, donde esos datos de complicaciones y decesos son causa de alta preocupación en salud pública.
“Son pacientes con infecciones por bacterias (bacteriemias) gram negativas y la mortalidad está asociada con el mecanismo de resistencia de esos patógenos. Pero la más importante es por Klebsiella [pneumoniae]”, explicó Alejandra Corso, jefa del Servicio de Antimicrobianos de Anlis Malbrán, laboratorio regional de referencia de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Esto es una alarma frente a los patógenos críticos, según refirió Corso. Un alto nivel de resistencia complica los tratamientos y demandan el uso de dos o tres antibióticos por falta de opciones terapéuticas. “Hay patógenos para los que no tenemos con qué cubrirlos y eso hace que haya que recurrir a drogas tóxicas, antiguas (con alta nefrotoxicidad), combinadas y con efectos colaterales en los pacientes”, resumió.