Investigadoras e investigadores de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP), buscan demostrar que es posible generar energía renovable a partir de desechos agrícolas que previamente sean utilizados para el tratamiento de residuos hidrocarburíferos.
El proyecto obtuvo el financiamiento de la convocatoria “Red de Investigación y Desarrollo en Ejes Estratégicos de la Provincia de Buenos Aires” (RIDEE), impulsada por la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) y lo llevará a cabo el Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Ambiente (INCITAA), perteneciente a la UNMDP y asociado a la CIC, que ya viene trabajando en el tratamiento de hidrocarburos provenientes de la actividad portuaria.
“Se nos ocurrió utilizar otra alternativa dentro de la línea de investigación que tenemos sobre el tratamiento de hidrocarburos de barcos: acoplar las semillas de girasol para inmovilizar células y de esa manera obtener mayor cantidad de bacterias dentro del reactor activamente degradando hidrocarburos. Y a su vez que esas mismas cáscaras sirvan para absorber esos hidrocarburos y removerlos en esa fase líquida, a modo de tratamiento de efluentes”, explicó la doctora Silvia Murialdo, directora del proyecto.
El equipo de investigación del INCITAA
Pero el proceso no termina ahí, incorpora una etapa más: “Después uno se queda con todas esas cáscaras con residuos de hidrocarburos que las bacterias no degradaron, o que semi degradaron. Entonces pensamos que, dentro de la economía circular, podemos hacer biocarbón, que es una tecnología amigable con el medioambiente”.
El objetivo es abordar dos problemas y generar una solución superadora: recuperar residuos de la actividad agrícola y de la portuaria para generar energía renovable a través del biocarbón, un producto que además puede ser ingresado en el mercado para recuperar los costos del tratamiento de deshechos. Nada se pierde ni se tira, todo se transforma.
Del residuo a la energía renovable
En Argentina, el girasol ocupa el cuarto lugar en términos de superficie sembrada y la provincia de Buenos Aires es responsable del 50% de la producción nacional, según datos oficiales del 2022. El proceso productivo del aceite genera una gran cantidad de residuos, teniendo en cuenta que el “contenido aceitoso” en una semilla no suele superar el 42% de su peso total.
Los subproductos de la producción de aceite de girasol -como la torta oleosa resultante del prensado de las semillas con cáscaras o las cáscaras del prensado de semillas descascaradas- al ser generados en cantidad, necesitan ser revalorizados. “Son productos que pueden ser enmendadores de suelos o a veces se utilizan para alimento de animales. Pero se produce mucho más de lo que puede reciclarse al sistema”, explicó Murialdo.
En ese sentido, un uso posible es el tratamiento de los desechos que provienen de las actividades marítimas, como las aguas de sentina de los barcos, que contienen restos de hidrocarburos. Si se tiene en cuenta que la Provincia tiene la mayor actividad naviera del país y el puerto de Mar del Plata concentra aproximadamente el 50% de la actividad pesquera total, la iniciativa se vuelve de mucha utilidad para esa zona.
Biocarbón
Este proyecto busca emplear, por primera vez en la región, residuos del prensado de semillas oleaginosas como sorbentes de hidrocarburos y soporte microbiano en un proceso de tratamiento biológico de efluentes contaminados con hidrocarburos. Y el resultado de este proceso será usado posteriormente para generar energía renovable produciendo biocarbón.
“Todo ese residuo se introduce en un horno, y se hace una pirólisis a muy alta temperatura, entre 500 a 1.100 grados centígrados, dependiendo el biocarbón que se quiera tener. Entonces se convierte la materia orgánica en un carbón, que puede tener múltiples usos”, señaló la investigadora.
El biocarbón puede actuar como fertilizante o también convertirse en pastillas de carbón, o en el carbón activado que se utiliza en filtros de aire, o también en máscaras faciales. Pero a su vez es una fuente energética: “Se captura energía en forma de carbono, se almacena como biocarbón y después se puede usar en una caldera por ejemplo o hacer un biocombustible”, afirmó Murialdo.
“El proceso implica capturar el carbono del medio ambiente, se atrapa en un biocarbón, de esa manera se evita que haya tanto dióxido de carbono y metano en el ambiente, que es lo que está provocando el calentamiento global”, detalló.
La convocatoria RIDEE impulsada por la CIC tiene como objetivo financiar proyectos de investigación, desarrollo y transferencia que estén comprendidos en alguno de los ejes estratégicos de la Red I+D Bonaerense. Las iniciativas propuestas deben tener como resultado la creación de un producto o servicio mejorado, vinculado a problemáticas de la provincia de Buenos Aires con posibilidad de ser transferido al sector público y/o privado.
Por David Barresi para CIC-PBA.
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